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Quizás
para mucha gente su nombre le suene a nada, nueva injusticia de la vida,
ya que según mi opinión, él y su compañera fueron los gestores del
más importante medio escrito de Literatura Chilena durante la época de
la dictadura de pinochet (así, con minúscula). La Revista
Literatura Chilena en el Exilio, que después pasó a llamarse Creación y
Crítica, contuvo en sus páginas a importantes pensadores, artistas,
literatos de distintas partes del orbe. Apoyaban esta publicación
personas de la talla de Gabriel García Márquez, Ernesto Cardenal, Julio
Cortázar y Manuel Puig entre muchos otros y a quienes no nombrarlos
parece ser un irrespeto insoportable. Dueño de una editorial,
publicó varios libros de poesía, teatro y narrativa, Los Momentos sin
Números (1948), Trece Poemas (1966), Poemas de la Resistencia (1985),
Elegía al Aniversario del Universo (1985) sólo son algunos.
Pero
más que sus méritos artísticos o su fuerte labor difusora de la
cultura, recuerdo de él esa amable hospitalidad, una colección de
pequeños cacharros de greda de distintos países, una tarde conversando a
la hora del té junto al ventanal que da a la plaza Ñuñoa, anécdotas del
periplo por Europa junto a su esposa y, como no, mi despierto interés por
oírlo hablar de Charles Bukowski (icono literario) de quien era amigo.
Buscando
por internet algo acerca del fallecimiento del poeta sólo encontré estas
palabras en un blog de alguien llamado Vicente Valjalo (el apellido, como
verán, es sólo una coincidencia): "Ha muerto David Valjalo. Nunca
lo conocí...quizá ahora se abra al mundo. Salud David!!!".
No
sabe Vicente que es el mundo el que se abrió a él y que es el mundo el
que debe agradecer por los pasos que dio David sobre la tierra. Porque son
hombres como él los que ayudan a darle vueltas a esta inmensa rueda de la
cultura. |
