David Valjalo,  Creación y Crítica.

Por Sandra Maldonado y Miguel Moreno.

 

David Valjalo (Iquique, 1924 - Santiago, 2005). Poeta, ensayista, narrador, antologador.  Residió fuera del país por treinta años (1960 - 1990). Editor de la revista Literatura Chilena en el exilio, posteriormente llamada Literatura Chilena, Creación y Crítica, publicación que cumplió catorce años de edición ininterrumpida, en Los Ángeles, California, y en Madrid, España.

 

Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, alemán, rumano y portugués.  Director del Teatro de Cámara de California donde presentó teatro clásico y Exposiciones de Poesía en el Escenario, espectáculos que merecieron elogios de Los Angeles Times.

 

Fue agregado Cultural Ad Honorem en California entre 1970-1973.  Ha sido Director de la Sociedad de Escritores de Chile y Vicepresidente del Ateneo de Santiago.

 

 

Me llama la atención lo siguiente: Usted. es bastante reseñado por su labor como antólogo y como director  de Literatura Chilena en el Exilio, sin embargo hay poca información acerca suyo y de su obra en particular. ¿A qué cree Ud. que se deba esto?.

 

A mí se me ocurre que debe ser porque estuve 30 años fuera del país. Salí en Diciembre del 59 y volví en Abril del 90, o sea 31 años fuera.  Viajé a Estados Unidos para conocer el monstruo por dentro y a los 2 años pensaba volverme, entonces conocí a mi mujer, me casé y me quedé allá.

 

Estos 31 años son la razón de por qué hay poca difusión sobre mi obra. Además, piensa que mis amigos están todos muertos, el último fue Mario Ferrero que cuando llegué aquí lo encontré enfermo, trate de ayudarlo, pero estaba decidido a morirse.

 

Ud. nació en Iquique, nos gustaría conocer los recuerdos tiene de su infancia.

 

Mi padre era administrador de una oficina salitrera, vino la crisis del salitre y viajamos a La Serena,  tenía 7 años. En ese lugar me quedé hasta los 20, o sea prácticamente me considero serenense. Ahí tuve como profesor al poeta Fernando Binbignat, incluso tuvo figuración nacional, estaba en las antologías pero se quedó en la provincia y ahí se perdió para la actualidad chilena.  Gran poeta que aún ahora se le está reseñando. Él tuvo en mí mucha influencia.

 

Estudié en la Universidad  Técnica.  En medio de máquinas, mecánicas, construcción, química analítica, química orgánica, estaba la clase de literatura una vez a la semana que era mi oasis. La poesía es como un chinche: te pincha y quedaste matriculado para el resto de tu vida, es como una enfermedad.

 

¿Qué ocurrió cuando salió de Chile?.

 

Pasé por Colombia y ahí conocí a Antonio Undurraga secretario de la Embajada, me presentó un escritor español republicano Clemente Eirot y aquí publiqué un segundo libro "El otro Fuego" en Bogota en el año 60.  Eirot era uno de los buenos españoles que llegaron  con la guerra civil a Sudamérica.  A Chile llegaron otros, como Leopoldo Castedo,  Roser Bru, José Ricardo morales, Dramaturgo y amigo de teatro, Eleazar Huerta que era un tipo muy raro. Él era abogado, contador general de la República,  y aquí terminó como crítico literario escribiendo en la crónica literaria  de los días sábado en Las Ultimas Noticias, que en ese tiempo era un buen diario, ahora es una porquería.  Criticaba de preferencia a los poetas jóvenes y allí apareció una crónica con el libro mío. En ese mismo diario Luis Merino reyes sacaba una sección con la foto y los datos del poeta más dos o tres poemas, también escribía allí Luis Durán, era un diario fabuloso que era obligación comprarlo el día sábado.  La gente se juntaba en el café Haití a leerlo, el café Haití era como el living de Santiago allí llegaban políticos, periodistas, poetas, escritores, músicos, era una verdadera reunión a medio día y después a la 6 de la tarde hasta que cerraba a las 10. Un magnífico ambiente.

 

Esto mismo nos comentaba Stella Díaz Varin.

 

Claro, la Stella Díaz es una sobreviviente de ese grupo, yo la conocí en La Serena vivía a una cuadra de distancia a si es que la conozco de memoria.  En ese tiempo la Stella Díaz era una mujer con un cuerpo fabuloso y se vestía con ropa completamente ajustada y tenía un modo de caminar espectacular,  mi prima vivía a la vuelta y ella le enseñaba a caminar.

 

A usted lo sorprende el golpe militar fuera del país...

 

Así es.  Escribí un soneto en contra de Pinochet, del cual imprimí varias copias, entonces alguien tomó una y la  metió en un sobre y se la envío,  a los 15 días estaba fichado, allí me colocaron la famosa L en el pasaporte que representaba la lista de las personas que eran un peligro para la seguridad nacional y me hicieron un decreto expulsándome del país cuando yo había salido en el año 59 y me echan en el 73 fue un decreto con efecto retroactivo. 

En esa época mi esposa trabajaba, yo tenía una imprenta cerca de mi casa cuando me llama por teléfono para decirme que hay humo en el patio de los naranjos, hay golpe de estado en Chile. En la noche me entrevistó la televisión y me puse a echar garabatos, yo no consideraba para mí la poesía política, pero ese día en 24 horas transformé mi poesía en forma natural.

 

Su mayor experiencia en el Exilio fue la elaboración de la revista Literatura Chilena...

 

Antes del golpe estábamos dedicados a las actividades de la Comunidad Chilena. Invitábamos a los Perlas, al dúo Rey Silva, a Monicaco, que tenía un humor muy fino, a Margot Loyola. Celebrábamos  los 18 de Septiembre en el Hotel Embassador, el mismo Hotel donde asesinaron a Robert Kennedy, se llenaba la sala, mil personas allí dentro, manteníamos cierta tradición folklórica, proyectábamos películas chilenas en fin.  Cuando vino el golpe esto se acabó. 

 

 

En Estados Unidos Ud. conoció a Bukowski, háblenos un poco de eso.

 

Bukowski vivía a dos cuadras de mi imprenta.  En California siempre hay muchos movimientos interesantes, de ahí partió  hasta la moda, alguien sacó una revista semanal que se llamaba Freepress, de izquierda, donde Bukowski tenía una página, la gente  compraba esta revista sólo para leer a Bukowski.  La típica casa  Norteamericana  es una pequeña reja, luego hay un jardincito y después está la casa .  El jardín de Bukowski era una selva,  habían botellas vacías, tarros vacíos, pedazos de diarios, en ese momento él era tal como su literatura.  Cambiaba de mujeres a cada rato.

 

Una vez lo invité a un recital de poesía en la Universidad, ¿qué es eso? -me dijo-. Anda -le respondí- y esa vez  ¡fue con corbata!, ¡Bukowski con corbata!. Fue tanto que cuando hablé con su editor, un poeta negro, y se lo dije exclamó  ¡No, has pasado a la historia por haberle puesto corbata a Bukowski.   También ayudé a Poli Délano a hacerle una entrevista.  En esa época Bukowski estaba con una muchacha muy joven, la cual lo había normalizado: una casa muy bien tenida, tomaba su moto e iba a jugar todos los días al hipódromo, ya estaba civilizado, por lo menos se bañaba. 

 

Poli Délano lo entrevistó con varias botellas de cerveza.  Bebieron hasta las 4 de la mañana y tuve que llevarme a Poli a su hotel en mi auto, estaba tan borracho que no sabía ni donde estaba alojado. Pero Poli quedó encantado con este Bukowski.

 

Recuerdo un texto de Bukowski en donde un periodista llamado Chinasky, que era su alterego, conoce a un poeta magnífico pero desconocido y pobre.  Al principio este poeta convivía con una mujer mayor que él, pero en la medida que obtuvo fama y dinero cambio totalmente, terminó viviendo con una chiquilla en un departamento de lujo donde no quiso  recibir  a su amigo periodista.  ¿No cree Ud. que esta fama de Bukowski  y el que lo civilizaran   lo  mató un poco en su forma de escribir ?

 

No creo.  Lo que pasó con Bukowski es que él llegó con 2 años a Estados Unidos, tuvo un padre alemán que lo golpeaba a cada rato y eso lo obligó a criarse en la calle, lo que él escribe de Los Ángeles lo conoció completamente.  Trabajó durante un tiempo en el correo, de hecho su primera obra se llamó Post Office.  El éxito que tuvo fue tan grande que incluso le preguntaron por qué no cambiaba de editor y él respondió: -porque no soy ningún maricón-, claro si cuando él no era nadie su editor confió en él ¿Por qué habría de dejarlo? él era muy consecuente.  

 

¿Les hablé del Freepress?

 

No.

 

El Freepress era una revista donde él escribía, que tenía un gran tiraje, un gran éxito gracias a la columna de Bukowski.  Recuerden que esa era la época del hipismo en los años '60.  Fue este medio el que lo hizo famoso en Los Ángeles. Los poetas jóvenes lo iban a ver para mostrarle sus trabajos, pero él los leía y les gritaba ¡ándate a la mierda, huevón! ¡¿Quién te dijo que esto es poesía?!, ¡ándate al carajo!.

 

Una vez Hugo Fox , que era profesor de literatura en la Universidad de Loyola llegó indignado a mi casa y me dijo "Fui a la casa de Bukowski y este huevón me dijo que yo no era poeta, ¡el muy hijo de puta!".

 

A mí nunca me dijo nada porque yo no era competencia para él.

 

En esa  época del hipismo, que fue un movimiento popular,  ¿Los poetas de la Beat Generation también tuvieron influencia?.

 

Eso es ya a otro nivel estrictamente intelectual.  En eso el Papa es  Lawrence Ferlinghetti que tiene una librería fabulosa -se mantiene con eso-  y habla español con un poquito de dificultad, pero se entiende.  Con quién tengo una historia también es con Allen Ginsberg.  Una poetisa  Argentina una vez me dijo "¿qué te parece lo de Allen Ginsberg? está botado en San Francisco y nadie le da bola".  Por entonces había una señora yugoslava que había vivido un tiempo en Chile, ella realizaba unos recitales de poesía una vez al mes en Laguna Beach y le hablamos de Ginsberg.  Arrendó un teatro 

para traerlo y el recinto se llenó completamente.  Ginsberg, Ferlinghetti,. ese es el equipo que revolucionó a la poesía Norteamericana.

 

En este momento, ¿habrá algo parecido en la poesía en Norteamérica?.

 

No sé,  yo deje Estados Unidos en el año '85 y me fui a España, estuve en Madrid 5 años esperando que cayera Pinochet.  Recorrimos España en mi auto, ¡que país!, cada zona diferente, cada persona distinta, el carácter y el lenguaje del español, tienen el idioma vivo, en cambio acá en Chile lo tenemos congelado.  Recuerdo una vez que mientras viajaba me encontré con un campesino y le pregunté si este era el camino para Sevilla, me quedó mirando y me dijo "¿sabe leé?", sí -le dije- y respondió "Tira pa'elante que hay un letrero", claro, él no sabía leer, pero como yo sí, para qué iba a perder el tiempo dándome explicaciones.  Seguramente él ya me olvidó pero yo no lo he hecho.

 

¿Cómo se siente acá en Chile de vuelta?.

 

Desenchufado.  La mayoría de mis amigos están muertos.  En ese tiempo nosotros comprábamos los libros de los poetas viejos y los leíamos.  Aquí la gente joven no se interesa por los poetas de edad.  Recuerdo que,  llegando al país,  asistí a unos recitales de poesía que se hicieron en el Centro Cultural de las Condes; fui a las tres sesiones que duró y me di cuenta que los poetas que estaban en la primera semana no  iban a ver a los de las otras ocasiones, o sea que entre ellos tampoco hay convivencia.   Y a la hora del panel de discusión los jóvenes decían que Neruda, Huidobro, De Rokha estaban en el museo, que no servían.  

 

En este momento ¿Qué rol le da usted a la Poesía en Chile?.

 

La poesía chilena, repitiendo un pensamiento de Antonio de Undurraga, es una de las grandes manifestaciones continentales : el teatro Norteamericano, el muralismo mexicano y la Poesía Chilena.  Ahora, habría que agregar la novela, pero que no tiene un país determinado : García Márquez, Carlos Fuentes, Vargas Llosa, y seguir, e incluso con benevolencia se agrega José Donoso.  Yo leí a la fuerza, sujetándome los párpados con palos de fósforo para no quedarme dormido, su libro "El obsceno Pájaro de la Noche".  Lo único valioso que encontré es la historia de ese muchacho extraño que tiene una aventura amorosa en un arrabal, eso se saca y es un cuento, pero lo demás no.  Por otro lado, Coronación es un libro ficticio que no existe, si el muchacho rico que se enamora de una empleada no se da en ninguna parte.  El joven rico si quiere a la empleada simplemente la obliga y se acuesta con ella y la mujer debe callar para no perder el empleo, todo el argumento de esta novela es artificial al que no le encuentro motivo. 

 

Retomando la idea anterior usted dijo que se sentía desenchufado en Chile....

 

Sí.  Primero la ciudad me la cambiaron, yo estaba acostumbrado a la  calle  ahumada, al café Haití, a comer en el Waldo y después ir al Bim Bam Bum;  la gente se saludaba;  los Periodistas, los Políticos etc,.  Ahora voy al centro veo y no conozco a nadie.  Otro lugar era el Bosco,  uno llegaba aquí, miraba las mesas para elegir y se sentaba en la mesa del amigo, era un lugar frecuentado por todos desde los políticos hasta las prostitutas.

 

Llegaba ahí un periodista encargado de los titulares del diario "Las Noticias Gráficas" que salía a medio día.  Era un periódico algo así como The Clinic de hoy; entraba  a eso de las tres de la mañana a beber y salía a las cinco totalmente borracho a la redacción del diario para hacer su trabajo. 

 

Mario Rivas también escribía ahí, él tenía unas crónicas sociales muy sabrosas en donde decía qué cosas podía hacer o no un caballero y se refería a lo bien o mal vestido que iban unos invitados a alguna embajada, por ejemplo.  La gente compraba las noticias gráficas por esas crónicas y por los titulares.  

 

Pero si la gente ahora no se saluda, es tan fría, tan máquina ¿Para qué sirve la poesía entonces si a pocos les importa?.

 

No creo que decaiga nunca la poesía.  Pueden haber etapas,  diferentes cultivadores.  Por ejemplo, en la poesía actual, la que estoy leyendo me cuesta catalogarla, la encuentro muy superficial, gente que está escribiendo por escribir, no se dan cuenta de lo que están haciendo, "si Parra escribe así entonces yo también", o sea Parra ha perjudicado inmensamente a los poetas jóvenes.  Ahora, la poesía política propiamente tal, debe tener calidad literaria si no es un panfleto.  Esta el caso fabuloso de Nicolás Guillen y su poema a Stalin, una calidad estética asombrosa y ese ritmo cubano, aunque su héroe halla sido un asesino, si Stalin desapareció el poema sigue valiendo.

 

Como Crítico literario ¿Qué rol le adjudica a Carlos Pezoa Véliz?

 

Fue el primer poeta que tornó en poesía el vivir popular.  Ese "pancho y Tomás" es un poema de redención, ahora el poema "Nada" es una obra maestra, estrictamente narrativo pero de una calidad inmensa, un maestro.

 

Está el famoso mito de los españoles que decía que Chile es un país de historiadores y efectivamente lo fue, Barros Arana aun está considerado en Estados Unidos como el principal historiador de Latinoamérica y de repente apareció la poesía con Pezoa Véliz, Magallanes Moure, Pedro Prado, incluso Víctor Domingo Silva, que fue el autor de la Nueva Marsellesa, con la cual arengaba en las  salitreras y lo aplaudían a rabiar; un poeta popular.  A él le decía la gente "El león de Tarapacá" y le regaló el título a Arturo Alessandri.

 

Pero de todos estos nombres el más importante es Pezoa Véliz.  Él pertenecía a un grupo anarquista, creo que era el tesorero, pero como siempre andaba todo fregado, parece que no dio cuenta de los dineros y tuvo problemas. Cuando vino a leer al Ateneo de Santiago que era una cosa muy académica, lo repudiaron a él y a sus poemas.

 

Usted acaba de editar "Antología Señalada" que es su último libro. ¿Y después de esto, cuáles son sus nuevos proyectos?

 

Ninguno. Ahora que tengo 80 años qué puedo esperar.  Tiempo atrás fui Director de la SECh. No se pudo hacer nada allí, porque todo es una cuestión burocrática y sólo me preocupaba de pagar el agua, la luz o al cuidador.  Si ya los concursos de la SECh no tienen la relevancia que tenían antes, por ejemplo hay una antología que trascendió "Ocho poetas Chilenos" por el año 40, estaba Nicanor Parra, Oscar Castro, entre otros.

 

Acabo de sacar la "Antología Señalada", pero publicar cuesta dinero y los libros no se venden; tampoco hay mucha difusión a cerca de ellos, pero igual quise editar este libro para rescatar las cosas que había escrito antes.

 

 

 

Don David ahora usted tiene tribuna abierta para decir lo que quiera.

Qué puedo decir.  Bueno, quejarme de que me transformaron a Chile, me lo cambiaron, incluso físicamente, el centro desapareció, ahora andar de 10 a 12 de la noche en el centro es un acto de valentía.  El barrio Alto llega casi hasta Mendoza y eso es otra ciudad, allí está la plata, es otro Santiago.  En Europa las ciudades se conservan, pero aquí lo que no demuelen los terremotos lo demuele el hombre para construir edificios de departamentos sin ningún respeto por la conservación del patrimonio.

 

Algunos Poemas de David Valjalo.

 

     

PAN.            

 

 

La harina fría dulcemente arde

en el pan amasado de repente.

El blando pan ganado duramente

llega a la mesa casi siempre tarde.

 

Este pan cotidiano sin alarde,

este pan que padece un accidente,

este pan sin apoyo ni adherente

llega a la mesa casi siempre tarde.

 

Este pan que carece de pericia,

este pan que ha perdido su licencia,

este pan que no quiere descendiente,

 

este pan que no ha sido una primicia,

este pan que no tiene residencia,

blando pan amasado duramente.

 

 

 

MONUMENTO

AL OBRERO DESCONOCIDO.   

 

La metalurgia se entregó a tu mano

que sabia de trabajo dio a la vida,

la aguja perfilada, ya en su huida,

la cuchara del niño y del anciano.

 

El metal dijo sí, republicano

y nació la cocina a la medida,

el martillo veraz y la dolida

figura del alambre cotidiano.

 

Tampoco has olvidado la campana,

y el sacacorcho y su tenaz porfía,

el arado fecundo haciendo gala.

 

Al metal diste vida de manzana,

y ahora asesinado - quién diría-

por trozo de metal llamando bala.

 

AUTORRETRATO.        

 

 

Feo de profesión y nacimiento,

triste la cara como un indio, triste

por costumbre y por uso y así existe:

mi rostro es profesión al cien por ciento.

 

El problema es igual, ser o no serlo.

Debo agregar, por dentro es otra cosa;

en ningún caso tiene color rosa.

El cuadro es sin pared donde ponerlo.

 

Por una larga vida es el contrato,

con rapidez total o sin apuro,

con risas o apoyado en una queja.

 

Y para terminar este retrato,

en vez de un aro viejo de oro puro,

un soneto me cuelga de la oreja.