U r u g u a y o s q u e n o s d e j a n |
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En los meses de Abril y Mayo de 2009, partieron de este mundo a escribir en otras fronteras los poetas Uruguayos Idea Vilariño y Mario Benedetti.
Ambos pertenecientes a la Generación Literaria del 45, los palillos del destino los unieron desde el año de su nacimiento, 1920. Después el amor por las letras, las tertulias, los poemas, los hicieron amigos. Y para seguir unidos, hacia el fin de sus vidas, fueron internados en Montevideo el mismo 26 de Abril.
Casualidades extrañas las de este mundo en donde hay veces en que el destino sí parece estar escrito.
Para homenajear a estos hermanos del verso, es que Lakúma-Pusáki publica aquí dos artículos en su memoria.
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L a Ú l t i m a P o e t a d e A m é r i c a p o r P e d r o B r a v o - E l i z o n d o |
La frase del título no tiene sentido apocalíptico, sino que siento que la muerte de la poeta del Uruguay y de América, Idea Vilariño (1920-2009) a quien conocimos personalmente, por varios años, representa una clase aparte de poeta. En 1987 fuimos con Judy a Montevideo pues deseaba conversar y entrevistar a la poeta que sería el motivo de su tesis para obtener el título de Doctora en Literatura Latinoamericana. Fue toda una aventura. Judy sabía que Idea era reticente a tales encuentros inquisitorios, además su característica personal era una especie de soledad, interrumpida por ocasionales veladas con amigos íntimos ligados a la cultura uruguaya. Para acortar la historia, Judy logró por teléfono que Idea le cediera unos minutos que se convirtieron en horas. Como nuestra estada era por un mes, la amistad se fue desarrollando lentamente. La tesis se transformó en el libro en inglés "Texto y Contexto de la Poesía de Idea Vilarino" (1994). Tiempo después, Judy realizó otro estudio que fructificó en "Idea Vilariño, Poesía y Crítica" (1999), publicado por la prestigiosa editorial Banda Oriental del Uruguay. Regresamos a Montevideo por varios años y disfrutamos su compañía y la de su hermana Poema, una de las fundadoras del Teatro del Pueblo del Uruguay. Tuvimos que acostumbrarnos a su horario. Idea vivía de noche por lo que las invitaciones iban de siete de la tarde a dos o tres de la mañana y así fueron apareciendo en nuestras conversaciones sus recuerdos de Gabriela Mistral, Delmira Agustini, Juana de Ibarborou, Pablo Neruda, Enrique Lihn y otros. Un vaso de vino tinto chileno, Cabernet Savignon, era siempre bien venido. En ocasiones sin decir va, se dirigía al piano y tocaba sus tangos más queridos. Recordemos que publicó "Las letras de tango" (1965) y "El tango cantado" (1981). Su poesía en los años sesentas, los de la Guerra Fría, quedó en su libro "Pobre Mundo" (1966) que transmitió la angustia que vivíamos en la Era Atómica: "Lo van a deshacer/ va a volar en pedazos/al fin reventará como una pompa". Nada de lo que ocurría en América le era extraño. Obsérvese su referencia a Cuba en el poema "La isla": "Un círculo de odio y de basura/ cerca la isla donde/ en vos se muere una vez más el hombre/ entero y puro". En el poema "A Guatemala" la referencia lírica de una adolescente, va dirigida al aplastamiento del logro obtenido por la revolución: "Nuestro destino es decir sí señor/ lavar los platos sí señor sí señor/ poner la mesa/ para que coman otros/sí señor sí señor/ y lustrar los zapatos".
En "Digo que no murió" la referencia es obvia: "Digo que no murió. Yo no lo creo/ no lo dejaron ver por el hermano/ y lo dieron por muerto tantas veces/ y además/ cómo morirse el Che/ cuando quedaba/ tanta tarea por hacer". Nicaragua, Vietnam, "el lindo Kennedy/ y el pobre pastor King/ sin que nunca hayan hecho la guerrilla". Cuando en 2007 teníamos los pasajes para ir a Montevideo, una de esas cosas de la vida, truncó nuestro viaje. Hablamos por teléfono en varias ocasiones y su pregunta era la misma: "Pero che, cuándo van a venir". Fue la poeta de América, y si tuvo una falla, fue que nunca buscó el halago o reconocimiento público. Lo obtuvo simplemente con su poesía.
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C h a u M a r i o, n o s v e m o s p o r W a s h i n g t o n D a n i e l G o r o s i t o P é r e z |
Tu
muerte, para nosotros no fue noticia, como decimos en el sur, la veíamos
venir. Aunque uno siempre tiene la esperanza ficticia que seres humanos
como vos, pudieran gambetear y driblear hasta el cansancio las
insobornables leyes del tiempo.
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