U N E A T A B L E  /  I N T R A G A B L E

P E N S A R   L A S   F I S U R A S

D E L   E X I T I S M O

p o r   S a m u e l   I b a r r a   C o v a r r u b i a s

y   L e o n a r d o   S a l a z a r

 
 

 

 

Cuando decidimos hace casi 8 años crear la muestra de video UNEATABLE / INTRAGABLE; con el objetivo de revisar el panorama del video performance chileno, creíamos necesario hacer circular una imagen critica a los discursos exitistas con que las artes visuales se intentaban promocionar internacionalmente. El gesto, testimonial y rabioso en apariencia traducía una lucidez negativa respecto al lugar que el circuito arte  chileno daba a expresiones como la performance u otras indagaciones estéticas políticas corporales.

 

El gran delito al que se acusaba a la performance es dejar en entredicho la facticidad triunfalista de la “imagen país” que movilizaba las artes visuales de aquella época. UNEATABLE / INTRAGABLE nació para mirar de otro modo esos cuerpos triunfalistas que promovían el neoliberalismo cultural y su idea de flotación capital.

 

De algún modo UNEATABLE / INTRAGABLE quería poner en evidencia la monstruosidad de la performance. Monstruosidad que no es otra cosa que encender un cuerpo refractario y disidente, que dice NO a la clasificación, al control y el desbaratamiento de las rugosidades críticas. Esas que le sirven para defenderse de la homogeneidad que propicia el capitalismo aplicado a la cultura para así transformar el arte en puro intercambios de consumo y pactos de compostura.

     


 

 


 

La primera versión del festival de performance UNEATABLE / INTRAGABLE ocurrió en octubre del 2019, convocó a cerca de una decena de artistas a pensar una manera de aparecer desde una estrategia de incomodidad para intentar escapar del ojo vigilante del sistema clasificatorio que promueve el arte en Chile, siempre interesado en dividir, taxonomizar y clasificar, en un claro modelo que disfraza reclamos de profesionalidad para movilizar en sordina una inamovible delimitación económica.

 

La versión 2 de este festival se hizo en medio de la locura del contagio. Días oscuros donde el terror y la desconfianza parecían coparlo todo. Convocamos otra vez a varios artistas nacionales e internacionales a pensar desde el eje curatorial “Las formas de la incertidumbre” buscado activar un dialogo que conectara miedo, resistencia y esperanza. Este es un dialogo con el artista Leonardo Salazar, creador de la plataforma de arte contemporáneo CUBOSOMA21 y también es co-director del festival UNEATABLE / INTRAGABLE, para juntos reflexionar sobre cuerpos, políticas de cuerpo en torno al arte y la vida.

 


 

 


 

¿Coincides conmigo que el cuerpo busca en su posibilidad de monstruo  aparecer en la performance como una entidad difícil de clasificar?. ¿Como si esa resistencia a buscar un nombre haría el dibujo utópico de pensar lo corporal como un espacio de emancipación y soberanía?

 

Sin duda que sí, tu pregunta me hace reflexionar que desde niños nos enseñan a temerle a un monstruo, nos los presentan en canciones infantiles, películas, libros de fantasía etc. Esa presencia inconcebible e incomprensible supuestamente nos debe dar miedo.

 

Son parte de las tramas que configuran en nuestra mente desde antes incluso que tengamos noción de quienes somos nosotros mismos; y luego nos introducimos en una sociedad que se compone a partir de puros binarismos (exitoso/fracasado, normal/anormal, amigo/enemigo). Entonces creo que quizás ese miedo que te enseñan desde la infancia tiene como síntoma crear un miedo colectivo de deber ser siempre lo que nos dicen que es bueno, para no ser lo que nos dicen que es malo. Es parte de las formas de alienación social y de la producción de consumidores compulsivos que temen no encajar en la máquina.

 

Pero a pesar de tantas estructuras impuestas también existen derrames críticos, y citando un poco a Huidobro el ser - humano es un territorio desmesurado. Hoy veo lo monstruoso como ese desborde que finalmente siempre de alguna u otra manera nos ha atraído aunque sea en lo más profundo de nuestra conciencia. Por lo tanto la performance en esa fuerza indómita que la moviliza busca desarticular constantemente cualquier intención de clasificar el cuerpo y el pensamiento.

 

En el primer UNEATABLE, que realizamos en la galería de Arte Ojo de Pez, un par de trabajos creo se adelantaron de una manera extraña y especial a los sucesos que pronto se harían una ineludible realidad. Estoy pensando en la obra de Aldo Alcota que accionó cargando la palabra HAMBRE y la acción de Kevin Magne  movilizando  la figura tenebrosa del “virus”. Recordemos también que solo una semana después del festival el país vivió los sucesos que se conoce como el “estallido social” el 18/10/2019 en Chile. ¿Qué te pareció ésa primera versión del festival y la aparición de esas obras en particular?

 


 

Kevin Magne. UNEATABLE 1. Taller Ojo de Pez. Fotografía de Araceli González. Santiago 2019.

 


 

La invitación que nosotros hicimos a los artistas y colectivos de performance fue justamente a pensar obras que trabajaran la idea de desmesura crítica respecto al sistema y las instituciones culturales de nuestro país. Por lo tanto Chile, conocido como un laboratorio del neoliberalismo extremo, nos ofrece importantes capas y mesetas analíticas para reflexionar sobre urgentes asuntos vitales de la existencia, para visibilizar como operan las violencias simbólicas, las borraduras de la memoria, la impunidad, los pactos de silencio, el clasismo o la injusticia social.

 


 

Aldo Alcota. UNEATABLE 1. Taller Ojo de Pez. Fotografía de Antay Ibarra. Santiago 2019.

 


 

Es muy potente presenciar una obra de performance la cual analizas e interpretas in situ, pero que después de un tiempo estas adquieren una profunda connotación y significación, como lo fue en el caso de las performances que mencionas de Aldo Alcota y Kevin Magne que acontecieron en la primera versión del festival. Y también es algo que los artistas de performance venimos evidenciando hace años en nuestro lenguaje corpo político. 

 

También en el UNEATABLE 1, dos artistas plantearon sendas y brutales críticas al sistema de valores que promueve la iglesia católica. El poeta Cristian Condemarzo y el actor performer Nito Rojas desenfundaron sus espadas aceradas contra curas y sermones absolutistas. La idea de ambos artistas era acusar al clero chileno de ser directo promotor del abuso y el neoliberalismo extremo.

¿Cómo ves la performance que, a riesgo de plantearse visualmente sobrecargada, ruda y hasta violenta, asume la tarea de acusar y denunciar injusticias? ¿Qué es para ti más importante, la forma estética o el contenido político de la obra?

 


 

 

Nito Rojas. UNEATABLE 1. Taller Ojo de Pez. Fotografía de Antay Ibarra. Santiago 2019.

 


 

Creo que tanto la forma estética y su contenido discursivo deben coexistir en armonía; entonces el trabajo del artista también seria lograr que estos dos elementos se potencien mutuamente.

 

Me gustó mucho la idea de que pensáramos nuestro festival casi como un carnaval andino que se activa en la hermandad y la rebeldía. Y claros ejemplos de aquello fue Nito Rojas y Condemarzo, quienes ejecutaron acciones cargadas de visualidades y objetualidades, pero también con una crítica sumamente punzante que sin miedo apuntaba a la cara a curas y políticos. Recuerdo sus acciones en el festival como una suerte de barroquismo cargado de fuerza crítica que nos estimularon a re pensar ideas respecto a la vida, las comunidades, las utopías, la memoria y las identidades.

 


 

 

Cristian Condemarzo. UNEATABLE 1. Taller Ojo de Pez. Fotografía de Antay Ibarra. Santiago 2019.

 


 

En la versión  UNEATABLE 2, la artista argentina Graciela Ovejero Postigo y el Colombiano Arley Candamil miraron críticamente la historia reciente de sus países. Ovejero Postigo tensionó la idea positivista de modernidad y desarrollo que fundaron el pensamiento republicano de su país. Ella trabajó con un texto de Esteban Echeverría, que aparentemente compacto y equilibrado empieza a filtrar toda una idea de extrema violencia racionalizante. Candamil en tanto nos  sorprende con la exposición en primer plano de comprometedoras fotos del cuestionado ex presidente Álvaro Uribe Vélez en encuentros con conspicuos representantes de la política  “extra-política o para-política” colombiana. Mientras se escucha fragmentos del programa radial que hacia  el locutor  Jaime Garzón violentamente asesinado en un confuso incidente que más parece venganza  por las continuas críticas de éste  hacia el  ex presidente, severamente vinculados a crímenes y escándalos.

 

¿Por qué crees que la performance es tan directa en la denuncia política y cultural? ¿Por qué crees que el arte visual se cuida tanto de no hacer evidente su reclamo y los artistas del cuerpo se lanzan con todo a la batalla?

 

Partamos con la premisa que la performance es fundamentalmente cuerpo y el cuerpo es político, pensando esta afirmación como un cuerpo individual pero por supuesto que también colectivo. El arte de performance es una disciplina muy potente, nos abre un espacio rico en cuanto a posibles lecturas y reflexiones críticas, nos permite estudiar distintas nociones respecto a la corporalidad, su contingencia ya sea en aspectos sociales, étnicos, sexuales, políticos, etc.

 

Es por eso que el trabajo de Graciela Ovejero Postigo y Arley Candamil creo son tan agudos y sagaces, ya que son cuerpos comprometidos con su contexto socio político, no están para nada ajenos a las consecuencias de vivir en una América latina tan neoliberalizada. Son voceros de los territorios geográficos que habitan y sus acciones vuelven carne las consignas, imágenes e informaciones de muchos cuerpos que se han puesto en la lateralidad y refractariedad de los discursos hegemónicos.

 


 

 

Graciela Ovejero Postigo. UNEATABLE 2. 2020.

 


 

La performance quizás a diferencia de otras artes es que no busca decorar, agradar, ni crear una ficción. Y creo que al ser una manifestación honesta del cuerpo que no pretende ser cosificada y mucho menos comercializada la vuelve por esencia desobediente y denunciante.

 


 

 

Arley Candamil. UNEATABLE 2. 2020.

 


 

En la versión 1 como en la 2 participaron artistas sonoros.  Colectivo No y la anarquización del sonido extremo, Cris Pintoi y sus observaciones poético sonoras de la naturaleza en especial las aves chilenas y en la versión 2, Mario Z y Renato Ortiz Sandivari.  Z, aproximándonos a su proceso material y biográfico y Renato pensando la sonoridad de la elasticidad en objetos ordinarios y lúdicos. ¿Cuál es la relación que crees  se arma entre sonido y performance?

 

La relación entre arte sonoro y performance es un territorio que aún tiene mucho por ser investigado. Es súper interesante la posibilidad de apreciar una performance solo a través de nuestros oídos. Las ondas sonoras que se crean cuando un cuerpo vibra nosotros las recepcionamos, y por un momento nos podemos conectar en una singular frecuencia a través del sonido.

 

Es algo muy fascinante pero que personalmente estoy recién conociendo, presenciar el trabajo del Colectivo NO fue una experiencia muy reveladora, nunca había oído un grupo que llevara tan al límite los sonidos y que plantearan esta propuesta como una forma de resistencia; realmente transforman el ruido en su arma de lucha. En el primer festival también complotamos con PINTOI y su trabajo de registro bio acústico. Este año la improvisación objetual-sonora de Renato, además de la combinación de soportes (pictóricos, sonoros, performaticos) en la obra de Mario Z; me hacen pensar que finalmente son prácticas que crean un interesante dialogo entre sonido, espectador, y el contexto espacio temporal donde esto acontece.

 

Indiscutiblemente son expresiones muy experimentales que debemos continuar pesquisando en las próximas versiones de UNEATABLE.

 


 

 

Fotograma del video “la vieja alegría y la nueva que viene” de Mario Z. UNEATABLE 2. 2020.

 


 

¿Qué te parece el trabajo de Oscar Gavilán y Pati Cepeda presentados en el UNEATABLE 1?. En ellos hay cuerpo presente, marca y huella. ¿Podrías pensar una relación también con la obra de Karina Capitana y Héctor Canonge que se presentaron en esta segunda versión?. Si me permites adelantarte creo que Gavilán y Cepeda tienen búsquedas parecidas, en ambos hay deseos de transformar el espacio cotidiano en un recinto para buscar lo extramaterial, lo que está más allá de la realidad en que los objetos simples prestan su funcionalidad. En Karina y Canonge advierto diferencias. Un habla y expresa sin frenos, pero oculta su identidad y en otro el acto de hablar y sentir se encuentra limitado. En ambos cuerpos veo una lucha por “ser y estar”.

 


 

 

Oscar Gavilán. UNEATABLE 1. Taller Ojo de Pez. Fotografía de Antay Ibarra. Santiago 2019.

 


 

Oscar Gavilán trabaja temáticas bastante acuciantes ligadas a la revalorización crítica del paisaje social y cultural. En la actualidad se ha embarcado en una aguda reflexión sobre los cuerpos desde un planteamiento casi maquinico diría yo. En la acción que realizó en UNEATABLE 1 él utilizo muchas patas de pollo que se me presentaban como fragmentos de un sistema bio político de reproducción social de cuerpos. También Pati Cepeda al igual que Gavilán desde el accionismo desarrolla una investigación que emplea el cuerpo como vehículo de comprensión e interacción a partir de los distintos territorios y comunidades en que ella ha habitado. Es esa vida nómada que la llevo a una indagación por la búsqueda del sentido en la contemporaneidad avasalladora del hoy y la supresión de lo sagrado.

 


 

 

Pati Cepeda. UNEATABLE 1. Taller Ojo de Pez. Fotografía de Antay Ibarra. Santiago 2019.

 


 

Situándonos en el presente año con UNEATABLE 2, fue un festival que por el contexto mundial debimos virtualizar, esto permitió conectarnos al sur de nuestro país con Karina Kapitana quien hace años viene desarrollando una poética artística desde la marginalidad con eminente resistencia feminista.

 


 

 

Karina Kapitana. UNEATABLE 2. 2020.

 


 

Héctor Canonge desde USA nos presentó una obra titulada "Sweettening My Fears" (endulzando mis miedos), registro que mostraba al artista con guantes quirúrgicos, mascarilla facial, paletas de caramelos y en su intento de ingerirlas se veía impedido debido a la obstaculización de su vía oral. Ambos, Karina en el espacio público, como Cononge en un espacio íntimo, pienso que apuntaban entre otras cosas hacia la libertad de los cuerpos y la conciencia en tiempos de pandemia.

 


 

 

Fotograma del video “Sweettening My Fears” de Héctor Canonge. UNEATABLE 2. 2020.

 


 

Escrito por Samuel Ibarra Covarrubias y Leonardo Salazar.

Organizadores del Festival de Performance UNEATABLE / INTRAGABLE.

Agradecimientos a la red de Artistas Yungay y a Taller Ojo de Pez.

Santiago de Chile. Octubre 2020.