TUS PIES.

 

Cuando no puedo mirar tu cara

miro tus pies.

 

Tus pies de hueso arqueado.

Tus pequeños pies duros.

 

Yo sé que te sostienen,

y que tu dulce peso

sobre ellos se levanta.

 

Tu cintura y tus pechos,

la duplicada púrpura

de tus pezones,

la caja de tus ojos

que recién han volado,

tu ancha boca de fruta,

tu cabellera roja,

pequeña torre mía.

 

Pero no amo tus pies

sino porque anduvieron

sobre la tierra y sobre

el viento y sobre el agua,

hasta que me encontraron.