"Los escritores somos delincuentes de cuidado"

 

Entrevista a Roberto Bolaño

por Miguel Calçada;

en "El Periódico de Cataluña"; mayo 12, 2003

(Extracto)

Enviado a Lakúma-Pusáki por "Terror y Cultura On Line".


 

 

 

 

 

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Si dijera lo que realmente pienso, me tomarían preso, o me encerrarían en una clínica de orates. Vamos, estoy seguro que con todo el mundo ocurriría igual.

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Nadie verbaliza, al menos no tan fácilmente, los "pensamientos últimos", aquellos que no reconocemos como propios ni estando solos frente al espejo. ¡Qué digo, mucho menos frente a un espejo! Nadie es tan demente, sólo los dementes, como para hablar en público con la verdad, me refiero a la pura y santa.

 

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El instinto asesino, entre muchos otros instintos, es intrínseco al ser humano. Van de la mano: hombre y muerte, hombre y crueldad, hombre y sangre. No es agradable, pero sí muy cierto.

 

 

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Tal vez para los que nos ejercitamos en el oficio de la ficción y la escritura nos resulte más sencillo aminorar esta pulsión. Después de todo asesinamos las veces que queremos; violamos, robamos, incendiamos, escapamos, morimos y resucitamos tantas veces como se hace necesario, y a nuestro regalado gusto.

 

 

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Me pregunto qué habría pasado conmigo si me hubiese tocado vivir en las barriadas, soportando toda aquella pobreza, suciedad, perversidad y violencia explícita y continua. En lugares así la presión aumenta y el instinto se torna incontenible. Un día cualquiera simplemente se toma un cuchillo y se clava en el cuerpo del primer desafortunado que se cruza por delante.

 

 

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Hay ocasiones, sitios o contextos en los que la violencia, y por lo tanto el asesinato (el súmmum en un acto de violencia extrema), no tiene más posibilidad que hacerse tangible, presente, real.

 

 

  

                Roberto Bolaño   (28.4.1953-15.7.2003 )