-Para ti, ¿los sueños tienen algún significado? Para mí la vida de lo sueños es demasiado intensa. En la noche sueño muchísimo y despierto cansado en la mañana, porque tengo los sueños muy frescos y nunca he tenido en toda la vida un sueño grato, siempre son sueños que me producen una gran angustia, una sensación de miedo, entonces en la noche me acuesto preocupado, porque sé que inevitablemente voy a soñar con algo malo. Es curioso, cuando era niño soñaba con los monstruos del cine, con las películas de Frankenstein, La Momia, Drácula. Siempre esos personajes estaban en mis sueños.
Después, ya cuando dejé la niñez esos sueños desaparecieron y fueron remplazados por sueños el fin del mundo, por ejemplo, veía un planeta que chocaba contra la tierra. En fin los sueños siempre eran así, los personajes eran los mismo para distintas historias, pero historias muy angustiantes y en que yo estaba muy indefenso, porque yo veía estas cosas terribles que le pasaban a otras personas y no podía hacer nada.
-¿Alguna ve escribiste a cerca de esto?
No nunca se me ocurrió escribirlo, aunque una vez un médico me dijo, que debería hacerlo, porque era una manera de liberarse, nunca traté de hacer eso.
-¿Sentiste miedo, de que algunos sueños fueran premonitores?
La verdad es que hubo un tiempo, en que tenía miedo de que fueran premonitores, pero después la realidad me iba mostrando, que esas cosas que estaban en mi sueños, no pasaban en mi vida real, quedaban como pesadillas y afortunadamente sin que se manifestaran en el mundo real.
-¿Tú crees que esos sueños podrían tener algún origen?
Los sueños son parte de la vida de uno, aunque uno este despierto piensa que esa es la realidad, lo cierto es que siempre es una realidad filtrada por la mente. Los sueños para mí son vida. La frase “la vida es sueño”, no la podría invertir por el sueño es vida, es curioso he pensado, que quizás estos sueños tienen un origen ancestral, me refiero a vidas anteriores o situaciones que sucedieron, pero ahora en vez de darse como recuerdos se dan como sueños, es una posibilidad en la que yo he reflexionado.
En todas partes es igual, lo que sucede, que siendo EE.UU., un país muy grande con más de 250.000.000 de habitantes, evidentemente hay más gente que compra libros de poesía, hay un buen ejemplo, cuando salió mi libro “Versos Robados” en inglés, a los dos meses el editor me mandó un balance de las ventas, que se habían vendido 800 ejemplares, yo no lo podía creer, porque aquí 800 ejemplares se venden en 3 años o nunca.
-¿Qué te gustaría decir a las personas que les encanta tu poesía?
A mí me ha costado mucho para que mi poesía sea realmente entendida en este país y en su verdadera dimensión. Yo creo que siempre ha habido una mala lectura de mi poesía, sin embargo en los últimos dos años, he notado que los lectores están como entendiendo que es lo que quiero hacer y en que sentido mi poesía es distinta a la de los otros poetas chilenos, pero hasta el momento era como que no supieran que hacer con ella.
Recuerdo que en el año 1970, hubo un encuentro de poetas jóvenes en Valparaíso y uno de los presentes leyó un trabajo sobre “la nueva poesía chilena” y hablaba de todos los poetas que estaban ahí, entonces el poeta Eduardo Rojas intervino y le dijo - Mira tu trabajo me parece muy bien, pero no has tomado en cuenta la poesía de Oscar Hahn para nada - y él respondió - efectivamente y hago mi "mea culpa", lo que pasa es que no supe que hacer con esa poesía - y ese "no supe" o “no sé que hacer con esa poesía" es algo que ha sucedido por varias décadas. Creo yo que han habido lecturas equivocadas de mi poesía hasta ahora en que algunos críticos jóvenes libres de una serie de prejuicios han empezado a calibrar mi poesía en su verdadera dimensión, problema que no ocurrió fuera de Chile; eso es lo curioso, porque en Venezuela, México, Colombia, España, EE.UU. entienden perfectamente bien lo que yo quiero hacer, pero aquí es como si hubiera una especie de muralla mental.
-Este año está marcado por un acontecimiento muy trágico para todos, me refiero a la guerra contra Irak. ¿Qué te preocupa del mundo actual?
La violencia que hay en todo el mundo y las distintas formas que ella adquiere, ya sea bajo la forma del terrorismo o del terrorismo de estado. Quizás me preocupa más el terrorismo en el sentido clásico. Todo el mundo lo entiende y todo el mundo está en contra de eso, no hay nadie que este a favor, pero también existe el terrorismo con uniforme que consiste en lanzar bombas desde un avión sobre un determinado país como Irak, y uno piensa: caen sobre poblaciones inocentes, matan a miles de personas, pero son aceptadas por la comunidad, porque se supone que son actos militares.
Yo creo que ha llegado el momento de sobrepasar esa coartada y entender que cualquier acto violento, cualquier acto destructivo que termine con la vida de inocentes es repudiable, no importa en el nombre de que se haga y como digo, esta violencia que podríamos llamar institucionalizada ,es algo que todavía se acepta. Si los EE.UU. o cualquier otro país tiran bombas en una ciudad nadie dice nada y mueren ahí tranquilamente diez mil personas, pero si los terroristas ponen una bomba con la mano y mueren veinte personas aparece en primera página del diario como algo muy terrible y lo otro ni lo mencionan, lo encuentran de lo más natural, por eso insisto que debe llegar el momento en que la humanidad comprenda que todo acto destinado a matar gente, a destruir propiedades, es condenable, no importa quién o por qué lo haga y esa conciencia todavía no se ha despertado.
Por otra parte, creo hemos estado demasiado tiempo haciendo una poesía mal hecha, descuidada, simplemente con la coartada de que "yo escribo lo que quiero, la poesía es libre y no me ciño a ninguna regla". Está bien no ceñirse a ninguna regla, pero resulta que hay que recuperar la idea del poema como obra de arte. El poema es una obra de arte como una pintura, una composición musical, una película artística y creo que ha empezado a quedarse de lado, especialmente porque el horizonte de expectativas del lector es muy bajo en este momento y me parece que además la televisión juega un papel negativo con respecto a esto, porque la gente ha terminado por conformarse con poco, con la ley del menor esfuerzo; y el poema no tiene que claudicar en ese punto ni hacerle la vida fácil a la gente. El poema simplemente tiene que ser lo que es no más, el lector tiene que entender que un poema no es un artículo periodístico sobre el último triunfo de Colocolo, aunque utilice un lenguaje sencillo o con fuerza comunicativa. Esta fuerza comunicativa tiene que surgir de una forma estéticamente válida y eso es lo que creo que hay que recuperar en este momento, el poema como obra de arte, sin significar que nos vamos a transformar todos en delitantes o en formalistas sino en pensar que cada poema pide una cierta forma, para lo que quiere decir y esa forma específica, concreta, uno tiene que ser capaz de descubrirla, porque hay un alma del poema, pero también hay un cuerpo, poner un alma en el cuerpo que no corresponda creo que trae consecuencias negativas.
-¿Para escribir necesita espacios de soledad?
No necesariamente, los poemas surgen como apariciones, así como se puede aparecer un fantasma o una figura religiosa se me aparecen estos poemas. Ninguna persona dice: quiero que hoy se me aparezca un fantasma a las tres de la tarde, el fantasma aparece sin que uno se lo proponga, en este sentido los poemas surgen así, de modo que puedo estar en el cine mirando una película, en el metro, en la sala de clases y me surge esta aparición, y como son dentro de mi cabeza crean un espacio propicio en que yo empiezo a pensar o a imaginar cuál es la forma que yo tengo que crear para que esa aparición, que es puramente espectral, tenga un cuerpo y ese cuerpo son las palabras.
-¿Qué música te agrada?
Me gustan dos tipos de música: la música clásica, que escucho de adolescente, y el Jazz que he descubierto en los últimos años. A pesar de vivir casi treinta años en EE.UU., pienso que el jazz es la verdadera música clásica del siglo veinte.
Creo que la música clásica propiamente tal hasta la década de 1940, produjo obras que valen la pena y que podrían compararse a grandes obras musicales del pasado; de ahí, en la segunda mitad del siglo XX, no se han producido obras que estén a la altura.
Sin embargo, el jazz tiene como virtud representar todo el rango de la emoción humana desde la más simple hasta la más compleja: alegría, pena, muerte, el amor, el dolor. Todas las facetas del ser humano son expresadas por el jazz.
Las obras clásicas que más me gustan dependen de mi estado de ánimo. Puedo pasarme horas escuchando a Beethoven o a Mozart. Puedo pasarme un día entero oyendo a varios autores sinfónicos, uno tras otro. Pero, me he dado cuenta que la música que más me llega es la llamada música de cámara, vale decir, la que usa pocos instrumentos, cuartetos, quintetos, sonatas. Las grandes sinfonías con enormes orquestas y coros han terminado por abrumarme, tengo una relación más íntima con la música de cámara, Schubert, Chopin, y me parece que eso es también por el jazz. El jazz tiende también a grupos chicos. Son los grupos pequeños los que más me atraen como el quinteto de Miles Davis; con una sola excepción que es Duke Ellington que usa una orquesta grande, pero es un innovador.
-¿Qué películas te han conmovido?
Bueno, hay dos películas en blanco y negro que yo veo todo el tiempo que son: "El ciudadano Kane", de Orson Welles y "Casablanca", una historia romántica con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Aunque sepa lo que va a pasar siempre me conmueven. Tienen esa virtud de las verdaderas obras de arte.
Después, hay películas que me marcaron, por ejemplo "Hiroshima mi amor", de Alain Resnais. Últimamente, una película bastante extraña, “Terciopelo Azul” de David Lynh, película que a algunas personas le produjo disgusto, no sé por qué me atrajo, desde la primera vez que la vi quedé atónito, y la he visto muchas veces, y siempre es como si fuera la primera vez. Esa es la prueba del arte. El arte no es algo que se ve o escucha y se consume, por eso no es un producto de la sociedad de consumo, sino que permanece, revive, se descubren nuevas dimensiones, siempre son nuevas las obras, eso es un clásico: una obra que tiene vigencia permanente.
POEMAS DE ÓSCAR HAHN.
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