¿Óscar, cómo
nació en ti el gusto por el arte y la escritura en particular?
Escribía
desde adolescente. Me casé
muy joven, a los 18 años, en mala fecha, poco antes del golpe militar.
Después de éste, a poco andar, ya estábamos enviando con amigos textos
al extranjero, como parte de una resistencia cultural.
Pero fue en 1979 cuando mi vida dio un vuelco importante e ingresé
al Grupo Cámara Chile, dirigido por Mario Baeza, hombre muy valiente que
enfrentó la dictadura y que era casi intocable dado el prestigio que tenía.
Baeza por esa época fue responsable de seminarios como "El Miedo en
Chile Hoy"; "El Teatro en Chile Hoy"; "Recreando a
Goya" donde un grupo de pintores hacía sus propias versiones de las
obras que Goya pintó durante la invasión de Napoleón a España,
logrando un paralelismo con lo que estaba pasando en Chile. Baeza tenía el buen humor de enviarle invitaciones de estos
eventos a Pinochet, y éste, a través de su jefe de gabinete, le respondía
que no podía asistir.
En
ese entonces junto con mi ex esposa, la directora y actriz
Ana María Vallejos, tuvimos el desparpajo de hacer algunas obras y
proyectos de teatro en las poblaciones, hasta que nos dimos cuenta que nos
seguían algunos vehículos de la CNI, pero teníamos que seguir adelante.
¿De
donde viene tu interés por hacer música para niños?
Durante
los 80 estuve muy vinculado, como te decía, al grupo Cámara Chile donde
trabajaba como coordinador del área teatral y área infantil. Ahí conocí a Rodrigo García y Gonzalo Pinedo, que tenían
interés en formar un grupo de música infantil en 1979, el año
internacional del niño. Me
pidieron algunas canciones y así nació el grupo "Zapallo" el que se mantuvo por más de diez años,
llegamos incluso a participar en el Festival de Viña del mar en el año
91.
Muy
unido a esta experiencia, en 1986 me contactaron de la producción de
canal 11 de televisión, que aún pertenecía a la Universidad de Chile,
para realizar algunos guiones de un teleteatro infantil llamado "Patio
Plum". Labor muy difícil ya que al verme obligado a entregar
diariamente los escritos se transformó como en una máquina devoradora de
ideas. Por este motivo hablé con un amigo de la infancia, Sergio
Herskovitz y fuimos los co-libretistas de este programa.
¿Tuviste
que ver algo en la creación de los personajes de "Patio Plum" o
estos ya existían?
Los
personajes ya estaban. Pero había un títere que se llamaba "Don Simón"
que lo creé yo. Él tenía
que ver con mi anhelo de saber muchas cosas, así que este personaje, que
era un pedestal de la sabiduría, obligó a la producción del canal a
entregarme muchas enciclopedias para hacer los libretos.
Fue una época muy importante, ya que ese programa es recordado por
toda una generación. Su concepción también fue particular en ese tiempo de
dictadura, ya que era profundamente democrático y todos los que participábamos
en él nunca tranzamos con las leyes del mercado.
Ningún personaje se vio obligado a promover algún producto de
consumo masivo. El
"Patio Plum" marcó hitos sensacionales, fuimos los primeros en
hacer video clips en la Televisión Chilena. Yo escribía letras que eran
musicalizadas por Manuel López (ahora un gran amigo) y una vez a la
semana grabábamos un video clip con los muy rudimentarios medios que teníamos
a nuestro alcance. Otro hito
importante fue que en este programa el grupo Los Prisioneros tuvo
una de sus primeras presentaciones en televisión, en un momento en que a
pesar de la gran fama que tenían estaban vetados en televisión y radio;
se dio la casualidad de que el guitarrista Claudio Narea era una especie
de primo lejano de mi co-libretista, por lo que hicimos un esfuerzo
creativo e inventamos un festival de la canción en el que dos títeres
muy revoltosos, que eran los "Hermanos Cortines" cantaron junto
a los Prisioneros La voz de los 80.
También
tuve una corta incursión en el año 1984 en la Radio Mundo Nuevo, hoy
Nuevo Mundo, con un radioteatro infantil.
¿Qué te lleva a hacer arte
para los niños?
Debe
ser porque fui papá muy joven, a los 20 años.
Primero por una cosa de comunicación con mi hija, empecé a
hacerles pequeñas canciones, de ahí se me abrió un mundo de
posibilidades, ya que como dice Serrat "Todos lo niños son mis hijos"
decidí continuar en este camino. La
práctica del arte infantil es sumamente liberadora, exige profundidad,
concesión, claridad y creatividad, además es retroalimentada.
Ahora estoy por vivir mi segunda etapa, ya que pronto seré abuelo,
y espero reactivar esa área.
¿Cuándo
publicaste tu primer libro de poemas?
Tardíamente
para mi generación, recién en el año 1988, inmediatamente después del
pebliscito publique un cuadernillo muy hermoso que se llamó "Plebiscito-poesía",
la portada fue hecha por la pintora Aura Osses y el libro fue impreso con
tinta violeta. Pasaron dos años
sin publicar salvo trípticos, hasta 1990 en que publiqué "Cincuenta
centímetro de diámetro tiene tu libertad".
Al
poco tiempo, gracias a que unos escritos míos llegaron a España y fueron
leídos por una estudiosa de literatura hispano americana, con quien
mantuve cierto romance, es que fui a ese país, específicamente a la
ciudad de León; un lugar muy
medieval, lleno de tradiciones. Allí
di clases y charlas principalmente sobre Gabriela Mistral y Pablo Neruda,
pero un día me encargaron hablar acerca de Vicente Huidobro, lo cual me
llevó a estudiar profundamente a este poeta.
Por supuesto en la biblioteca de León existe más material de
Huidobro que en Chile. En uno
de los libros que consulté, que era una antología publicada en España
por Hugo Montes, encontré un detalle que me obsesionó: un listado de
todos los compañeros de curso de Vicente en el año 1900 en el colegio
San Ignacio, donde figuraba un primo y el hermano de Juanita Fernández
Solar, Teresita de Los Andes. Ella
era una mujer muy bella de unos ojos color jacinto, y tomando en cuenta
además que su hermano también fue poeta, me surgió inmediatamente la
trama novelesca de que Vicente Huidobro debió haber conocido a Teresita e
intentado enamorarla.
Por
supuesto es una historia inventada, pero cuando volví a Chile, puse los
retratos de Vicente y Teresa en mi escritorio, me compré una vieja máquina
de escribir olivetti y comencé a escribir muy fluidamente estas cartas de
amor, esta correspondencia que se transformó en la novela "Cartas
entre Vicente y Juanita, llamada después Teresa".
Lo
curioso fue que escribí tres carillas y dije "no, así no es", las rompí y las tiré al canasto. Después recomencé la novela en
un acto de fluidez tal, que un crítico de un diario de Talca dijo que
parecía que Juanita y Vicente escribían por mano propia, que Óscar
Aguilera era sólo un intermediario que desaparecía.
Fueron
unos meses de gran misticismo. Imagina
que meterse en el alma de un joven poeta aristocrático, tal vez no es tan
difícil, pero entrar en el alma de una adolescente que después sería
santa es una ardua tarea.
En
mi obsesión por publicar la novela, fui a la tumba de Huidobro en
Cartagena a pedir su permiso. Conversé
con él mentalmente por largo rato hasta que sentí que tenía su beneplácito.
Por
otra parte, yo que soy muy creyente, pero no
observante católico,fui al Santuario donde están los restos de
Sor Teresita. Al llegar a su tumba observé que estaba cerrada justo
en el momento en el que un cura muy carismático estaba haciendo misa, y
yo que hace tiempo no iba a una, me quedé escuchándola esperando
que terminara, pensando que después abrirían el acceso al sepulcro. Pues bien, cuando terminó la ceremonia miré la reja de
acceso y vi que siempre estuvo abierta, entonces sentí que sor Teresa me
había obligado a escuchar la misa. Me
dirigí a conversar con sor Teresita, un lugar muy hermoso donde se
respira una paz que no te puedo explicar.
En eso estaba cuando se me acerca el sacerdote que resultó ser el
padre Marino Purroy, quien estuvo a cargo de llevar el caso de la
canonización de la santa. Instintivamente le entregué el original de la
novela y le pedí que la leyera. Él
la recibió y me retiré sin esperar mucho de ahí.
La sorpresa fue que me llamó al día siguiente y me dijo "He
leído su novela en dos horas. ¿Va
a hacer una edición sencilla o de lujo?, porque si es sencilla le
compramos para el santuario mil ejemplares".
Me citó al día siguiente y la oferta había cambiado comprometiéndose
él, a través de la Editorial Carmelo Teresiana, a publicar la novela pagándome
los derechos de autor. Un tiraje de tres mil ejemplares. Por supuesto acepté de muy
buenas ganas.
La
novela fue distribuida en todas la librerías católicas de Chile , y de
repente desaparecieron de ellas. Ocurrió
que algunos personajes muy conservadores se dirigieron al Obispo de la diócesis
de San Felipe y expresaron su malestar porque en un libro, aunque fuese de
ficción, apareciera santa Teresa vinculada a un poeta "demoníaco"
como era Huidobro. El padre
Purroy, en su infinita bondad, me fue entregando de a poco los ejemplares
que habían sido requisados, los que mantuve y distribuí por mucho tiempo
hasta que salió una segunda edición en el año 2000, más cuidada, pero
que sin embargo también tiene algo extraño, ya que a la diseñadora de
portada del libro se le olvidó colocar mi nombre como autor.
Me
llama la atención que el padre Purroy haya aceptado tan bien la novela,
tomando en cuenta de que ésta habla de una relación epistolar entre
Vicente y Teresa. ¿Nunca pensaste que tu novela no fuera tratada como
ficción sino como un hecho real?
Cuando
publiqué la novela secretamente esperaba haber escrito un best seller.
Y aunque en el prólogo dice explícitamente que es un relato de
ficción, la señora Totó Romero en la revista Paula escribió un artículo
de una página sobre el libro y ahí colocó: "¿pololeo imaginario de Huidobro y Teresa?".
¿Qué
autores son tus padres en la literatura?
Reconozco
paternidad de todos. Me considero Huidobrista, Nerudiano y Rokhiano.
Para
mi fue muy importante escribir la Cantata
de Neruda, que es una obra musical de escasas ochenta páginas, la cual me
demoré cuatro años en escribirla y en ese tiempo, en que no había tanta
bibliografía fácilmente disponible, me nutrí principalmente de
entrevistas. Además la cantata es un género
que debe ser la síntesis de la síntesis de lo sintético. Cada
canción que la compone tiene un marco histórico determinado, por ejemplo
en la época de la juventud de Neruda donde todo era tan afrancesado, la música
es la de un bar francés; la del período en Birmania es una música
disonante y la última canción, que es la del 23 de Septiembre del 73
cuando murió Neruda, captura todo los acordes menores de la Cantata Santa
María de Iquique logrando una melodía muy emotiva.
Curiosamente
esta obra ha tenido más impacto en Buenos Aires que en Santiago de Chile.
En Buenos Aires ha sido presentada cuatro veces, fuimos
ovacionados. Actualmente
sigue teniendo éxito, ya que aún es puesta en escena por la cantante y
actriz Ana María Miranda.
Esta
Cantata ha sido editada cuatro veces su versión impresa, pero nunca la
hemos grabado. No existe
registro sonoro de ella.
¿Has
compuesto otra obra similar?
Sí,
en el año 99 con el grupo Tinta Verde nos ganamos un proyecto del Fondart
junto con la Central Unitaria de Trabajadores con la que hicimos una obra
de largo aliento que fue "La Cantata de la CUT" que trata la
historia de los trabajadores chilenos.
La estrenamos el 12 de Febrero de 1999 con la celebración del
aniversario de la CUT. De
esta obra se sigue colocando en los actos del 1 de Mayo el himno y la
cueca de la CUT, lo cual es un verdadero honor para mí.
También
has hecho teatro, háblanos un poco de eso.
En
el año 2002 me metí nuevamente en las patas de los caballos y escribí
la obra "Viva de De Rokha".
También desde el punto de vista emocional fue una gran aventura ya
que es un monólogo. Debí
meterme en la vida de Pablo de De Rokha que es un ser gigantesco,
desolado; además decidí ambientar la obra en los momentos previos a su
suicidio. La obra se editó
en el 2002 y la pusimos en escena con el actor Pedro Villagra que, si tu
lo ves bien, era el actor preciso para este papel por su parecido con el
poeta. Además Villagra es un
huaso de Chillán y De Rokha era un huaso de Licantén, así que por todos
lados era el indicado.
La
obra la dirigió Francisco Albornoz y fue presentada en Diciembre del 2003
en el Centro Cultural de España. Lamentablemente
el día del estreno uno de los amigos que invité antes de que empezará
la obra me llamó para un lado y me dijo que no iba a entrar, yo quedé
algo desconcertado y a penas me despedí de él.
A los dos días se suicidó y en mi mente se confundió este hecho
doloroso con el suicidio de De Rokha. Estuve mal por mucho tiempo.
Afortunadamente, editar hace poco mi última novela "El Puente
y la casa del ministro" ha significado para mí un poco de oxígeno
desde el punto de vista creativo y económico.
Tú has
desarrollado obras en diferentes ámbitos del arte. Te sientes
identificado con alguno o más bien ¿Cuál te gusta más?
Me gustan todas, hay una
frase que me encanta de Dalí, "Yo no soy pintor, soy la pintura". Entonces yo no soy escritor soy la obra, no soy poeta soy el
poema. Me siento bien en todos los géneros.
En estos últimos años no he
publicado, pero he escrito mucho. Como bien sabes hace poco publiqué "El
puente y la casa del ministro".
Cuéntanos un poco
de este último libro.
"El puente y la casa del ministro" es una novela que contiene tres
historias, que van siendo contadas alternadamente y en párrafos breves.
El lector las va leyendo al mismo tiempo como en un sistema de
zapping televisivo, ya en la página 15 se habitúa a esto. Esta
novela la releí varias veces y siempre me entretenía. Tiene algo que nunca he dejado en mi literatura que es el ser
testigo de una época. Hay
dos arquetipos que han sido culpables de los males que ha vivido Chile :
el secretario de un ministro conservador del siglo XIX que está metido en
los actos de corrupción, masacres y otros desmanes. En la novela es un fantasma que aún habita la casa del
ministro y que va contando, este personaje ficticio, la otra cara de este
país. Es un ser obsesivo,
sufriente que se enamora inútilmente de la hija del ministro y
que además se entronca con un mito judío que no es tan conocido
que es el "ashaverus", por el cual el alma del secretario queda
condenada a vagar en pena.
La
otra narración es una historia de amor casi al estilo de una teleserie,
donde un cuarentón perteneciente a un movimiento ecologista se enamora de
una chica joven, universitaria, deslumbrada por él y lo que representa.
El
tercer y último personaje se corresponde también con arquetipos del ámbito
político. Personas como
Garretón o Flores, que fueron ministros del gobierno de Salvador Allende
y que después dieron toda una vuelta en sus vidas y que ahora uno es el
representante de la libre empresa y el otro es aquel que tranzó con la
derecha.
Hay
otro texto que tú escribiste el año 96, que se llama "Operación
Albania...sangre de corpus christi" cuéntanos un poco de esta crónica.
Lo
que motivo a este libro fue haber conocido a los familiares de las víctimas
de la Operación Albania, en el día del lanzamiento de una biografía de
Ignacio Valenzuela. Entonces me pareció que no era justo que existiendo más
asesinados sólo uno de ellos fuera recordado en un libro.
Así que me puse en contacto con el resto de las familias y escribí
estas crónicas, fue un trabajo colectivo en que me nutrieron con recortes
de prensa y me transformé en un escritor a sueldo de ellos, pues incluso
me daban una remuneración modesta que me permitía poder seguir
escribiendo sobre esta historia tan dolorosa.
El
libro tuvo harta repercusión en el ámbito de los Derechos Humanos, fue
presentado en el antiguo Congreso Nacional por el diputado Andrés Aylwin.
Un año después sucedió algo muy importante pues los familiares
me llevaron donde el juez Dolmech que llevaba la causa de este crimen, el
que me reconoció después que mi libro le había servido mucho en su
trabajo.
Quisiéramos
pedirte un último favor, queremos que leas un par de tus poemas para los
lectores de Lakúma-Pusáki.
Este
poema que voy a leer está dedicado a un poeta brasileño que fue compañero
de Universidad cuando estudiaba en el Pedagógico.
Se llamaba Nilton Da Silva Rosa, fue muerto el 15 de junio de 1973,
antes del golpe militar, en
un enfrentamiento con gente de "Patria y Libertad" durante una
marcha en contra del Presidente Allende.
Nilton era del MIR y siempre estuvo en la quemada, soñaba morir
como un héroe y lo logró. Su
funeral fue muy masivo, incluso tomó la palabra en esa ocasión para
despedirlo Miguel Enríquez. Como
después vino el golpe, nadie se preocupó por su tumba y cuando años
después se fue a preguntar por él no aparecía en los archivos del
Cementerio General.
El
año pasado, a raíz de un libro sobre Derechos Humanos en donde se le
incluyó, sentí la necesidad de ir al cementerio y buscarlo. Efectivamente no aparecía, pero entonces recordé que los
brasileños escriben primero el apellido materno y era así como figuraba.
Después de más de treinta años encontramos su tumba intacta, tal
como estaba ese junio del 73. Fue muy emocionante y volví a darme cuenta de que la
realidad es más poética que la imaginación.
(Óscar
Aguilera falleció el 25 de mayo de 2020 en Santiago de Chile, en
una ciudad sitiada por la pandemia).
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Primer
día:
voy
como un muchacho
adormecido
de
tantas sensaciones.
TREPA EL VIENTO
LA VENTANA DE LA SALA.
UNA PAUSA DE LA
/PROFESORA
SE HACE ESPEJO/
POEMA ESCRITO A
/MIMEÓGRAFO
VEINTE AÑOS ATRÁS
(me
doy cuenta que estoy
en
la habitación
de
Nilton Da Silva Rosa,
poeta.
Nilton
Da Silva Rosa,
loco
empedernido
clavado
por agujas
y
por balas
el
15 de Junio del 73)
Y
mientras la maestra va hablando de García Lorca
yo
sé que hay un común lugar de Federico y Nilton:
los poetas sin tumba
los poetas sin tregua
los incesantes habladores.
Comprendo
que alguna vez Nilton Da Silva Rosa
me
devolverá mi "Canto General" de Neruda
y
que yo le entregaré su "Literatura" de Gorki
y
que todos seremos poemas impresos
en
papel reciclado
y
que el viento
que
mueve y penetra
la
ventana
es
la propia vida,
ansiosa también de entrar a clases
De la libreta de
poesía "Los fantasmas del Pedagógico", 1994.
Cuando
se escribe
el
primer verso se llega
hasta
el final
Para
decir la vida
de
Neruda
retiro
los libros
de
la lluvia,
pongo
capa y sombrero
a
lo joven del siglo;
paseo
por Asia y el Oriente
cual
si anduviera
por
mi propia calle:
conozco
Buenos Aires
y
regreso a mi España,
a
mi Guerra Civil,
a
mi Guerra Mundial,
a
este poema absurdo
del
planeta.
Recorro
el Norte Grande
y
junto con las piedras,
y
junto a las estrellas,
y
junto a los mineros
elijo
Senador al poeta
y
sus manos...
Después
sigo
la
ruta de todos los destierros,
viajo
por todo
el
mundo
en
nostalgias de cueca
y
retorno a la patria,
al
mar de todo Chile.
Para
decir Neruda
repito:
poesía
repito
embajador,
repito
Premio Nobel
y
lluvia
siempre
lluvia,
o
mar. Levanto el puño;
continúo
escribiendo
y
dejo a
las
canciones
explicar
mis silencios
Del
libro "Las vidas del Poeta. Cantata por la vida de
Neruda", 1992.
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