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Generalmente a partir de una frase, de una
imagen, que luego expando y reduzco nuevamente. Ya no se trata sólo de
corregir sino que son pasos de la elaboración, como los estudios de los
pintores. Apenas trazo un bosquejo, surge mi rol de lectora que
inmediatamente prevé otras lecturas y hace modificaciones para
facilitarlas, aunque siempre habrá lugar para otras perspectivas, ya
que un buen texto es inagotable. Por ejemplo, durante meses persistía
en mí este verso: "Vuelvo al patio jaspeado por la luz de otros días".
Me resultaba demasiado musical, era un alejandrino. Lo incluí en un
poema que hice bastante tiempo después, pero como puse la palabra
"días"
muy cerca de este verso, tuve que sustituir la palabra final por "horas". Era equivalente, pues en este patio se superponían todos
los ángulos del recuerdo. El peligro de este trabajo es que no haya
unidad en el tono y que cada parte tenga un ritmo propio. Con todo,
transformar un material guardado es la forma en que trabajo. Y es lo que
enseño en el taller literario.
¿Qué tendencias encontrás en la poesía actual?
Desde lo que conozco advierto la tendencia
hacia la narrativa, hacia el microrrelato. Textos breves con un lenguaje
bastante sobrio (al menos son escasas las figuras retóricas más usadas
por la poesía, como la metáfora y la comparación) con un débil hilo
narrativo y las repeticiones, por ejemplo anáforas, para lograr la
unidad. Especial lugar ocupa el poeta brasileño Manuel Bandeira,
muerto hace cuarenta años. Sus poemas impecables fueron traducidos por Santiago
Kovadlov. Sobre todo me interesó su poema El bicho,
publicado por la revista ADN, que es un modelo de economía y
eficacia poética, una escuela para el escritor y un claro ejemplo de
esta orientación. Todos sus poemas, al menos los que he leído, se
apoyan en el final, como el cuento clásico. Pienso también al señalar
esta tendencia en la poesía o microficción de María Rosa Lojo.
Me enviaron un poema del poeta de la generación del 60 Roberto
Santoro, que me maravilló. Logra sugerir mediante una
distribución simétrica, evidentemente muy pensada, que realzan las antítesis.
Esto no es obstáculo para que conmueva, al contrario. Se trata de Lluvia
en la villa:
afuera
el agua cae
de arriba para abajo
adentro
el agua sube
de abajo para arriba.
Es una pequeña construcción. Yo quisiera poder escribir así.
¿Qué significa para vos estar en la Sociedad de
Escritores de San Martín?
Vivo en Villa Pueyrredón, en la ciudad de
Buenos Aires, pero a diez minutos de San Martín. A mi taller venía
gente de allí y noté su gran interés por escribir y por leer
literatura. Conduje, en colaboración, en distintas radios de San Martín
el programa cultural, nacido en 1993, El hilo y el laberinto, y
me integré a toda la vida cultural sanmartinense. Me pareció que allí
había posibilidades para trabajar y aportar lo mejor de mí misma. Me
asocié a SESAM. Vi que eran necesarias actividades que yo también
necesitaba. La posibilidad de hacer la REVISTA SESAM, cuya
repercusión nos ha sorprendido, es un importante aliciente. SESAM ahora
es internacional. En tiempos de internet, sin abandonar nuestras
modalidades, es bueno conocer y recibir todas las influencias. Les suelo
advertir a nuestros suscriptores que hablo con el voseo de Buenos Aires
y me gusta, por ejemplo, cuando un mexicano me dice: "el artículo
quedó muy padre": no usar el español neutro que
aconsejan las editoriales. Considero que en una localidad se
trabaja bien cuando se abre un lugar para que la cultura circule. Cuando
hay un intercambio entre los residentes y los visitantes. Eso es lo que
entendemos cuando, por ejemplo, hacemos "La noche de la Cultura",
dar una oportunidad para que todos, los de San Martín o los de otros
lados se manifiesten. Un encuentro, un diálogo, un intercambio, un
enriquecimiento. A eso, por lo menos, queremos tender.
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Poemas
de Isabel Llorca Bosco
A
Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban
Garcilaso (siglo XVl)
Vuelva Dafne al pudor roja y dorada,
torne a la forma que dejó al sol ciego;
que del laurel la verde llamarada
clame a la llama que apagó su ruego.
Que la visión del alba desflorada
reverdezca en el sol. Retornen luego.
Confunda el aire, cabellera helada,
las rubias hebras y el dorado fuego.
Se abra la sombra hacia la luz esquiva,
la ciña en sutilísimo rodeo
(corona ansiada cuanto más furtiva).
Ya la leyenda entre dos luces leo,
la huella de la planta fugitiva,
la trascripción más plena del deseo.
“...el palacio de la noche.”
Alejandra Pizarnik
en el castillo hospitalario de la noche
el pájaro se incrusta contra la flor intensa y blanca del silencio
recolectora de los miedos ávida y vacía
y va deshaciéndose en voz
y va deshaciendo su voz
bajo la cómplice mirada que la bebe
sos el pájaro la voz la mirada
y el silencio que los penetra
el joven enamorado y la joven cruel
que arroja la flor que permanece
del color de la vida
AIRES
la mano que le mutilaron mientras dormía
se ha puesto a temblar
y toda la tarde tirita
por aquel vidrio roto
entra el aire a borbotones y se escapa
con las cosas perdidas para siempre
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