J O R G E   M O N T E A L E G R E

L A   P O E S Í A   E S   U N   B I E N   C O M Ú N


p o r   S a n d r a   M a l d o n a d o   H .

 

 

 

Jorge Montealegre , Poeta, nace en Santiago en 1954, ha publicado varios libros de poesía,  entre ellos "Chacabuco",(1975); "Huiros"; "No se puede evitar la caída del cabello" (1996); "Frazadas en el Estadio Nacional" (2003); "Bien Común".

 

También en el humor gráfico ha recuperado y editado "Von Pilsener, primer personaje de la historieta chilena"


Ha obtenido varios reconocimientos ente ellos Premio Municipalidad de Literatura de Santiago y Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura a Mejores Obras Literarias (1996).  Obtuvo el Premio Altazor 2004 y 2008.  Y en el 2009 recibió una nominación al mismo premio por "Historia del humor gráfico en Chile".

 

Jorge Montealegre comenzó a escribir a los 19 años tras el golpe militar, en prisión escribió sus primeros versos, donde vuelca su dolor frente a la opresión de la dictadura.

 

Sin duda Jorge ante la adversidad, un destino incierto, a ciegas,  encontró en la poesía el camino que anhelaba, el volver a confiar, sentir esa paz y levantarse tras el torbellino que le toco vivir siendo tan joven.


 

 

 

"Chacabuco", es el primer libro que publicaste, en el cual relatas tus vivencias en ese campo de prisioneros. ¿Háblame de esta experiencia, cómo van brotando los versos ante la adversidad? ¿Qué edad tenías?

 

Tenía 19 años y pocas habilidades para hacer tallados en madera o actuar en algún sketch; así que empecé a escribir "hormonemas", sin atreverme a reconocer que empezaba a escribir poesía. Los asuntos de esos versos fueron las casas, las puertas, el choquero: situaciones colectivas. Participé en un concurso organizado por nuestro "Consejo de ancianos" y me quedó muy claro que la poesía era un bien común, necesario para esa comunidad que sentía gratitud por todos aquellos que colaboraban con arte y humor a la resiliencia comunitaria. En ese contexto estuve a cargo de una caja con libros que fue la primera “"biblioteca" de Chacabuco. Desde entonces, he seguido vinculado a la poesía y a la promoción de la lectura. ¡Como si hubiese nacido ahí!

 

¿Viste el último documental de patricio Guzmán, "Nostalgia de la Luz", en donde se habla de los detenidos desaparecidos en el Norte, de  Chacabuco, de las mujeres que aún buscan en  el desierto. Dame tu opinión de esta película si la viste?

 

Lo vi en su estreno en Chile y me pareció excelente. Durante su producción Patricio Guzmán vino a mi casa y conversamos del desierto. Él hace una relación un poco insólita, pero muy pertinente poética y políticamente, entre la memoria, las estrellas y el desierto y su relación con las búsquedas y preguntas que nos hacemos desde la pequeñez y grandeza humanas. Debo verla de nuevo. Es un hermoso trabajo y Patricio merece toda nuestra gratitud por ese y sus otros documentales que son un baúl de memorias.

 

¿Háblame de tu experiencia en el exilio?

 

Usando un título de Jorge Teillier, diría que el exilio son "muertes y maravillas". Pasé pellejerías, consecuencia en parte de que nunca me refugié ni asilé para mantener mi pasaporte y volver lo antes posible; pero tuve privilegios innegables: entre otros recuerdos lindos -algunos privados- nació mi hija Natalia, participé en la solidaridad internacional con Chile y estudié cine. Conocí a grandes viejos como Bernardo Leighton y Rafael Gumucio. Sin embargo me "arranqué" hacia Chile en cuanto pude.

 

 

 

Un joven Jorge Montealegre junto a cercanos del presidente Allende, entre ellos Elba Vergara, ex secretaria del mandatario y Beatriz Allende Bussi.

Estando fuera del país, te encontraste con poetas chilenos, en las misma condiciones. ¿Con quienes?, Háblame de esto.

 

 

No era un poeta conocido y no tenía por qué serlo. Estaba comenzando y lo poco que publiqué en revistas –Araucaria, Literatura Chilena en el exilio- lo hice con seudónimo (Alberto Vega Suárez). Conocí a Armando Uribe y con él prácticamente tuve un taller personalizado: un maestro a quien le tengo mucho afecto y le debo tanto. Gracias a Armando hice mi primer libro, a mimeógrafo, que se llama "Huiros". Después del impulso para escribir que tuve en Chacabuco, gracias al poeta Rafael Salas; en París fue Uribe quien me reimpulsó y orientó para que siguiera escribiendo.

 

 

Tú fuiste uno de los primeros exiliados en regresar a Chile ¿Cómo fue esta experiencia?

 

 

 

Regresé tal como me fui: en silencio y sin bienes materiales, pero emparejado y con una hija de casi un año. Empecé de cero y trabajé en cosas muy poco lucrativas: en un quiosco de diarios, en una bodega despachando camiones, de cobrador…hasta que entré al Canal 9 (duré un año y me echaron los milicos) y luego a una agencia de publicidad: trabajar como redactor creativo fue como entrar al país y empezar a trabajar en algo que tenía que ver con mis talentos. Por supuesto, participábamos en actividades políticas y "editoriales" que eran ilegales, vinculadas a la Izquierda Cristiana. Regresé el año 1979 y como era un desconocido no tuve el estigma ni los privilegios por ser un "retornado" y me fui integrando naturalmente a mi generación, participando en la edición de revistas y en el Colectivo de Escritores Jóvenes.

 

Has recibidos varios reconocimientos y premios, como de La Tercera, Corporación  Arrau, Mila  Oyarzún, otorgado por la comisión de Derechos Humanos, algunos de estos premios tiene un significado especial.

 

He tenido suerte y sin modestia se pueden agregar a ellos el Municipal de Literatura (de Santiago), dos premios Altazor y otras distinciones; pero el que tiene mayor significación para mí es sin duda el diploma que me dieron mis compañeros de prisión, por haber participado en el Festival de la Canción y la Poesía de Chacabuco. Es el único diploma que tengo enmarcado.

 

Frazadas del Estadio Nacional, es un libro estremecedor. ¿Que significó para ti , más allá de un registro de lo horroso que ocurrió allí?

 

El libro es un diálogo conmigo mismo, del viejo con el joven. Es un testimonio sobre el testimonio; intento comprender lo que pasó y levantar esa frazada bajo la cual ha estado buena parte de nuestra sociedad, sin querer saber lo que pasó, sin mirarse al espejo, sin conocerse realmente. A ese chico de 19 años -¡tan parecido a tantos!- había que rescatarlo, adoptarlo simbólicamente… para que nunca más.

 

 

 

Fuiste distinguido con la beca Guggenheim, según lo que he leído, corrígeme si no lo es, ella te permitió escribir historias de humor gráfico. Incluso publicaste el libro sobre "Von Pilsener", ¿Qué ha significado para ti este libro?

 

Ese libro fue el inicio de una actividad de investigación que ha sido ininterrumpida. Después vino "Prehistorieta de Chile", luego la "Historia del Humor Gráfico en Chile", editada en España, y hace poco "Apariciones y desapariciones de Luís Jiménez", sobre el único dibujante que está en la nómina de personas desaparecidas a raíz del golpe de 1973. En el intertanto he trabajado como guionista de historietas, principalmente cómicas, entre ellas las mismísimas Condorito y Topaze. Lo más lindo de esto es que he podido conocer a dibujantes que admiro.

 

Cuáles son tus referentes poéticos.

 

 

 

Mi referente general es la poesía chilena con la gran diversidad que la caracteriza, con sus cumbres y subterráneos, más que la poesía de otros países y otras lenguas. Lo confieso. Y en el árbol genealógico de cierta poesía chilena, yo siento que estoy en una rama en la que están Parra, Uribe, Floridor Pérez, Gonzalo Millán. Y han sido importantes para mi crecimiento la lectura de Vallejo, Anguita, Cardenal, Ungareti, Rosenmann, José Emilio Pacheco, Montale… en fin. Y no me olvido de Lihn ni de Teillier ni de que la Pía Barros en su narrativa también hace poesía. Y la Diamela también. Todas las lecturas influyen. Tal vez no entendí lo que quieres decir con "referente poético".

 

Jorge, ¿cuáles son tus proyectos?

 

Ja, ja aja ja… esa palabra me pone nervioso.

 

Qué mensajes les diría a los jóvenes estudiantes hoy.

 

Que se crean los mensajes –poéticos y políticos- que ellos mismos han escrito y enarbolado en sus históricas manifestaciones estudiantiles.

 


 

 

 

EXTRACTO DEL POEMA

"TÍTULO DE DOMINIO"

DE JORGE MONTEALEGRE


 

 

 

 

Cada uno de nosotros construyó con memoria de adobe su pasado;
                                ahora
                                sólo nos queda la paja después del terremoto.
La lluvia deshace los escombros, los goterones se lanzan en tejas al vacío,
             una plaga de ratones
                            ciegos
                            aletea sobre el municipio:
                                      los murciélagos
                                      sobrevuelan los entretechos abiertos de su capital.
Los pozos negros se rebalsan: el Mapocho crece con olor a podrido.
                                             los estibadores
                                             separan las aguas con su cajón al hombro.
Pálidos,
         cruzamos el río con el miedo al apa frente al San Crist6bal.
Los temporales desalojan las familias
dejando sin residencia los residuos: los techos se vuelan, las cartas
                                                     de ciudadanía
                                                     quedan rezagadas siguiendo la corriente.
La resaca deja campamentos transitorios. La lluvia no escampa.
             Los niños siguen durmiendo, un moisés
                                                    flota hacia la tierra prometida.

 

 

 

  Soy un puente sin tierra
traspasado
por El Grito de Edvard Munch
               aterrándome
 

 

 

 

Cada uno de nosotros
esperó su lanzamiento con la puerta abierta despidiéndose del barrio.
La demolición es un fantasma

                 que llegó del futuro a desparramar los cachureos.
Con temblores
                 la tierra nos arroja desde el centro
                 estremeciendo a la cité de cartón piedra:
los viejitos
se ponen de acuerdo para morirse juntos antes del derrumbe;

              los gatos agoreros
se pudren en la cuneta, patitiesos, bajo los escombros del pasaje.
Nosotros
vamos arrumbando intimidad frente a las rejas del conventillo.

           Los niños
           se columpian en las barandas de un camión de mudanzas.

 

 

 

  Soy una tortuga del paraíso
regresando
con la mochila rota
         de la Nelly y el Payo
 

 

 

 

Cada uno de nosotros es un náufrago

                                sin desahogo en este barrial contaminado;
            un rebelde sin cauce
            flotando con las cuatro tablas de su mediagua.
            En el lodo
                        cada acampado encontró una barrera
y se hizo un infierno de arcilla, para vender los panes del horno común:
plan seta
para crecer en el sitio baldío después del aguacero;
                 aislados
                     nos desborda la libre competencia de 10s hongos
                     que envenenan la sopa de otros allegados.
Los perros
se sacuden los chaparrones y las pulgas repartiendo chispas en la casa.

                 Los niños
se toman la lluvia y hacen tortas de barro con el piso de tierra.

 

 

 

  Soy el poeta de los pies de barro
que envidia
la fama de Marcial
                y de la perra Lassie
 

 


 

 

 

ENTRE POETAS


 

 

 


 


 
 

Jorge Montealegre junto a

Erwin Díaz, Bruno Serrano y Heddy Navarro

 

Jorge Montealegre junto a

Cristián Cottet, Floridor Pérez y Aristóteles España