A L L E N   G I N S B E R G

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p o r   R e n a u d   M o n f o u r n y

 

 
 

 

 

   

 

 

Me crié siguiendo un ritmo de educación completa. Me impregné de los ritmos griegos, como "el lenguaje del tambor" de Prometeo. Mis orejas también tuvieron acceso a cantidades nada despreciables de Edgar Allan Poe que debía recitar de memoria hasta que penetrara por completo en mi sistema nervioso.  Crecí rodeado de ritmos poéticos, de músicas poéticas.  La poesía era el negocio familiar.  A pesar de que mi padre escribía versos más formales que los que yo he escrito, me inició en los versos rimados por la respiración, por el aliento; un poco a la manera del fraseo de los instrumentos de viento.

Más tarde, descubrí a Milton, Shelley, Shakespeare...pero el primer poeta fue Edgar Allan Poe.  Yo debía tener unos seis o siete años.


 

 

 

 

 

Allen Ginsberg (1926-1997).  Poeta estadounidense nacido en Newark (Nueva Jersey).  Uno de los más claros exponentes de la Beat Generation de los años 50, cantó a la América subterránea y fue voz de los vagabundos y marginados.  Sus pensamientos sintonizaron tanto con los hippies como con los punks años después.  Su poesía es informal, discursiva e incluso repetitiva.  Algunos de sus libros publicados son Aullido (1956); Kaddish (1961); Sandwiches de realidad (1963); Noticias del planeta (1968) y Sudario Blanco (1987).

 

Esta es una extensa entrevista realizada en 1991 por Renaud Monfourny para la revista española Ajoblanco.

 


 

¿No tenía usted las mismas aspiraciones que los otros niños de su edad?

 

No.  Hacia los nueve años tomé conciencia de que era gay.  Por lo tanto, mis aspiraciones eran diferentes.  Además, tuve que ocuparme de mi madre, que ingresó a un hospital siquiátrico cuando yo era muy joven.  Conocí muy pronto la depresión espiritual y el aislamiento.  Me sentía distinto a los otros niños debido a la enfermedad de mi madre, a la personalidad de mi padre, el ambiente izquierdista y comunista que se respiraba en mi casa, a mi precoz interés por la poesía, por la política, por la música...  Y también porque ya de niño escuchaba por la radio a Leadbelly programar viejos blues o jazz de Nueva Orleans: Bessie Smith, Billie Holiday, King Oliver...  También escuchaba a Beethoven y Bach, pero fue la emisora de radio neoyorquina de Leadbelly la que me inició en el blues.  Vivíamos a dos manzanas de una iglesia negra y muchos domingos iba allí para escuchar espirituales.  Entré en contacto muy pronto con la música africana.

 

¿Fue difícil para usted asumir la esquizofrenia de su madre?

 

Yo tendría unos seis o siete años y entonces no sabía que era algo difícil de soportar.  Hoy, mirando hacia atrás, me doy cuenta de que fue muy duro, entonces no.  Así es la vida.  En todo caso, la esquizofrenia materna me hizo más tolerante hacia la excentricidad y los comportamientos irracionales.  Hoy estoy menos perturbado por el caos porque ya de joven me vi obligado a confrontar la esquizofrenia y un sinfín de situaciones caóticas, sin perder, no obstante, mi propio sentido de equilibrio.  Fui vacunado precozmente contra la locura.  He conocido muchos locos que probablemente estaban sanos.

 

Su madre tenía visiones y oía voces.  ¿Le asustaba eso?

 

No, el problema consistía en cómo afrontarlo.  Ella era paranoica, y creía que Franklin D. Roosevelt trataba de asesinarla por comunista o por judía.  Creía que el FBI la espiaba.  Yo estaba muy confundido y me costaba distinguir entre realidad y delirio, sobre todo en el plano político.  Y muchos más aún porque mi padre era socialista y se peleaba siempre con los comunistas.  Decidí no juzgar a los otros y no caer en una guerra de clanes, como hacen hoy los Estados Unidos e Irak, o Israel con su propia histeria.

 

¿Su padre era socialista y su madre comunista?

 

Sí, eso provocaba discusiones y disputas.  Por eso jamás fui comunista.  Aunque siempre he sido de izquierda, mis simpatías se dirigían más bien hacia los anarquistas.  Además, yo también tuve alucinaciones.  Cuando era joven, oía la voz de William Blake.  En realidad esta experiencia no me preocupó demasiado, me lo tomé como una simple experiencia más.  Una razón de más para ser tolerante.

 

¿De donde proviene su fijación por Poe, Blake y Whitman?

 

Para empezar, mis influencias serían Poe, Kerouac y Burroughs y , a continuación, Whitman y Blake.  A pesar de haber escuchado su voz, Blake no es mi influencia principal.  Puedo comparar lo que me sucedió con Blake con una experiencia sicodélica, porque fue como si me hubiera tomado un ácido.  Fue un alto en la naturaleza normal de mi conciencia, pero sin haber tomado ninguna droga.  Tenía el sentimiento de una conciencia sicodélica, la impresión de comprender cuán viejo era el espacio, cuán infinito el universo y que existía una inteligencia que estaba presente continuamente.  Esa es la mejor descripción que soy capaz de ofrecer de esa experiencia, que iba acompañada de una alucinación auditiva de lo que parecía ser la voz de Blake y que hoy se parece a la mía.  ¿Se trataba quizás de una profecía de mi propio potencial sicológico latente?

 

Era una voz que provenía  más o menos deshilvanada del esternón o de algún punto al lado del corazón.  Blake recitaba al lado de mi corazón... Cuando recito su Sick Rose o Sunflower u otros poemas determinados, me doy cuenta de hasta que punto la poesía puede llegar a ser algo realmente serio.  Un poco como la teoría de Artaud según la cual ciertas vibraciones sonoras pueden penetrar en el cuerpo humano y conseguir balancear la estructura molecular del sistema nervioso de manera permanente.  Supongo que eso fue lo que me debió suceder con Whitman y con Blake: un ritmo preciso y unas emociones determinadas que han dejado una huella permanente en mi interior.  Aparentemente, ese también ha sido el efecto de mi propia poesía en Burroughs y en Kerouac.  Al igual que la de Poe, Whitman, Rimbaud... ¿Cuantos adolescentes no han visto cambiar sus vidas tras leer a Rimbaud, Artaud o Poe?

 

Poe es, con toda probabilidad, el autor que ha ejercido una importante influencia sicológica sobre un mayor número de personas, desde China hasta Checoslovaquia... Me he dado cuenta de que fue el primer autor adulto que leí y eso vale para todo el mundo:  Poe  es el primer autor que te vuelve paranoico.  Cuentos como El corazón delator o El manuscrito encontrado en una botella, ofrecen un sentido de la amplitud y extensión planetarias, al tiempo que nos proporcionan una conciencia paranoica y nos conciencian de que en nuestros cerebros pululan pensamientos raros y ondas extrañas.

 


 

 

Allen Ginsberg en Calcuta, India, 1963

 


 

¿Son esas alucinaciones auditivas las que justificaron su estancia en un hospital siquiátrico?

 

No.  Hacia 1948, yo era amigo de un montón de junkies y de ladrones de Times Square, sobre todo de Herbert Hunky, quien más tarde escribió varios libros y fue el primer contacto junkie de William Burroughs.  Por un tiempo, Hunky consiguió desengancharme de la fauna de Times Square.  Se moría de hambre y estaba enfermo, casi moribundo; entonces yo le acogí en mi casa.  Afortunadamente, recuperó algo de energía y pronto volvió a robar.  Consideré  aquellos hurtos como algo muy positivo: si robaba, quería decir que ya no estaba tan mal y que finalmente no iba a morir.  Pero acabó siendo arrestado y la policía también me atrapó a mi porque traía a mi casa los objetos birlados.  Entonces me dieron a escoger entre la prisión y el asilo.  Tuve una depresión nerviosa y de repente me encontré en el manicomio.  Estaba allí debido en parte a razones médicas y en parte a judiciales.  Tras algunas semanas, me dejaban salir  por  la tarde  y  los fines de semana.  Además, mi  estancia  en  aquel  centro  fue importante porque allí conocí a Carl Salomon, quien me introdujo en el mundo de Jean Genet, Notre Dame-des-Fleurs y Artaud.

 

¿Su amistad comenzó en aquel asilo?

 

Sí.  Carl estaba allí para que le dieran electroshocks.  Tenía un gran sentido del humor.  Era un especialista en literatura francesa.  Había estado en la Universidad de Nueva York y formaba parte  del mundillo de Greenwich Village.  El encuentro fue muy importante para mí  porque descubrí a alguien inteligente y culto que me puso en contacto con una literatura que no conocía, el surrealismo entre otras.  Carl poseía una edición muy rara de Pour enfinir avec le jugement de Dieu, de Artaud.

 

¿Le dedicó el poema Howl como muestra de reconocimiento?

 

Quise testimoniarle mi amistad con esta dedicatoria.  En realidad, él estaba mucho más sano que yo, a pesar de que pasara la vida entrando y saliendo del manicomio.

 

Howl es al mismo tiempo un terrible grito de dolor...

 

Howl no es un grito. Un grito es una voz fuerte que surge del pecho.  "Howl" es un término bíblico de Jeremías e Isaías:  "Howl for the cities and their decline, howl for the ruins of Babylone".  Es algo que está muy lejos de un chillido histérico, es más divertido e irónico de lo que la gente ha captado.  El primer verso dice así: "He visto a los más grandes espíritus de mi generación destruidos por la locura, hambrientos, histéricos, desnudos".  La versión original no era así, decía "hambrientos, místicos, desnudos", pero encontré que "místicos" quedaba demasiado sentimentalista, demasiado Beatnik, demasiado bohemio, demasiado autocomplaciente; por lo tanto sustituí "místico" por "histérico".  En cierto modo, el poema no fue comprendido del todo.  En América creyeron ver mucha cólera y rudeza, cuando en realidad se trataba de distancia irónica.  No es un grito en el sentido de Artaud, que gritaba literalmente.  El elemento de histeria, de cólera ciega fue amplificado por el academicismo de la poesía.  No existía la costumbre de una poesía de formato abierto que se prolongara de un tirón y sin ningún obstáculo, ese tipo de aliento, de respiración, que se encuentra en Shelley y en otros poetas clásicos.

 

¿Fue su poema Howl el que le dio la fama?

 

En realidad no, fue mi primer poema.  Tan sólo imprimimos quinientos ejemplares en Inglaterra y los censores americanos pararon la importación del libro; esto hizo llamar la atención sobre Howl.  Más tarde, cuando acabó por autorizarse, El escuadrón contra el Vicio Juvenil de la policía de San Francisco arrestó a Ferlinghetti y a un tipo que trabajaba en su librería y vendía mi libro y les abrieron un proceso.  Ello proporcionó aún mayor publicidad al libro y comenzó a venderse.  Los actos de los censores tienen el efecto contrario a las intenciones.  Pronto comenzó a solicitarse mucho el libro y acabó por venderse como rosquillas, al  año  de  su edición.  ¡La única atención que se le dedicó venía de la censura!  Debería estar agradecido de la policía; de hecho, aún lo estoy.

 

En 1950, Kerouac publicó The town and the city.  Por aquel entonces, John Collen Holmes publicó un artículo en el New York Times sobre los músicos de jazz y su ambiente y la nueva cultura que nacía en torno al beat jazzy, recogida en libros como The horn.  El artículo se titulaba The Beat Generation, inspirado en una pregunta que se hacía continuamente Kerouac: "Cuando hablábamos de la Lost Generation (generación perdida) nos preguntábamos si la nuestra también tendría un nombre (afirmaba Kerouac).  No tenemos características, es la generación del beat..."  Holmes tomó el término Beat Generation de Kerouac.  La simiente acababa de ser plantada...  Burroughs  escribió Junkie en 1952, utilizando varias veces la palabra beat.  Kerouac escribió once libros en cinco años.  En Nueva York era muy conocido, casi legendario, como autor no publicado.  Sabía que era algo especial pero los editores eran demasiado tímidos, la censura les enfriaba.  Los libros de Kerouac, sin embargo, fueron los que realmente aclaraban lo que se estaba dibujando...

 

¿Cómo conoció a Cassidy, Burroughs y a los otros?

 

Conozco a Burroughs desde el 44.  Yo estaba en el college, y el chico que vivía en la habitación de enfrente conocía a Kerouac y a Burroughs.  Nos presentó y nos hicimos amigos inmediatamente.  En ese mismo lugar conocí a Herbert Hunky.  Después, a Neil Cassidy en el 46, y a Gregory Corso en el 50.

 


 

 

Allen Ginsberg, Philip Whalen y William Borroughs

 


 

¿Fue el movimiento beat resultado del rechazo al sueño americano?

 

¡Para nada! En absoluto...¡Eso es una interpretación europea! No se trataba de rechazar nada concreto sino de aceptar nuestra amistad, aceptar la noción de camaradería y establecer un vínculo entre el placer y el arte.  La primera vez que me topé con Carl Solomon hablamos sin parar de El Idiota, de Dostoievsky.  Lo mismo puedo decir de Kerouac... Apreciábamos la confrontación directa -los ojos clavados en los ojos, el alma en el alma-, queríamos buscar el alma del otro, curiosear, investigarnos mutuamente, eso es lo que nos motivaba al principio.  Lo que Whitman denominaba "afección":  los lazos entre los ciudadanos.  Whitman hablaba de "adhesividad" entre los amigos.  Éramos un grupo comunitario donde cada uno era característico, interesante, divertido...No teníamos nada que ver con el afectado lenguaje de la literatura oficial o de la política.

 

Otro aspecto de nuestro grupo era la tolerancia hacia los gays y hacia la homosexualidad.  Bill era gay, yo también, Kerouac no, Neil tampoco, pero se acostaba conmigo y yo me acostaba a veces con Kerouac; Burroughs y yo tuvimos una historia amorosa en el 53.  Existía así una gran tolerancia por la liberación homosexual incluso antes de que se le diera ese nombre, porque considerábamos que era justo vivir la existencia humana de manera normal, sin prejuicios de ningún tipo.  Nuestro grupo era consciente de la diferencia entre el lenguaje y lo que representan las palabras, la semántica, como se dice ahora.  Teníamos un interés común por el budismo -sobre todo Kerouac y yo-, por la meditación y por la noción del vide sunyata sanscrit, que está presente en todos los libros de Burroughs.  Kerouac nos hablaba sin cesar de poemas budistas que leía; yo le seguía... Pero Burroughs estaba mucho más adelantado que nosotros en lo que se refiere a la exploración de la propia textura, la propia conciencia.  En el 45, Kerouac y yo ya hablábamos de la "nueva visión" o de la "nueva conciencia" -inspirada principalmente en Une saison en enfer de Rimbaud- construida sobre la noción de "afección" entre las personas.

 

Todo esto no tenía nada que ver con una supuesta rebelión contra América.  Eran más bien los americanos quienes se rebelaban contra nuestra postura, contra nuestra existencia, tratando de impedir nuestra poesía del mismo modo que se rebelaron contra la naturaleza, destruyéndola, inventando bombas, matando a los indios americanos o persiguiendo a los negros.  La nuestra era una reacción sana contra nuestros contemporáneos.  Ya en el año 55 nos preocupábamos por la situación de la ecología, sobre todo Mc Clur y Gary Snider, con sus poesías.  Kerouac escribió en On the road que la tierra era algo india: "The earth is an indian thing".  Además, entendíamos el arte como vocación sagrada.  La idea de ser poetas era toda nuestra vida, no solo hobby.  Todos teníamos gran amor por el  be-bop y por el jazz.  Sobre todo Kerouac, que se había criado en Harlem y había escuchado a Charlie Parker, Thelonius Monk y a Dizzie Gillespie.  Era el amigo de Jerry Newman, que era ingeniero y el fundador de Esoteric Records, una discografía que produjo los primeros discos de be-bop.  De hecho, existe un tema de Dizzie Gillespie que se titula Kerouac, porque Jack se pasaba la vida en los estudios de grabación.  Esos músicos tocaban sus ritmos tal como hablaban.  Se hablaban con el sonido de sus instrumentos de viento, reproduciendo los ritmos del discurso callejero.  Kerouac tomó esos mismos ritmos y los utilizó en su prosa y en su poesía.  Para nosotros lo ideal era algo así como Lester Young tocando variaciones de Lady be good sesenta y cinco veces seguidas, acercándose en cada variación sucesiva un poco más al éxtasis.  Esa es también la estructura de la primera parte de The howl, un poema de libre respiración que utiliza la palabra howl como acorde base sobre el que realizar variaciones.

 

Cuando escribió ese poema,  usted estaba más sano de lo que la gente creía...

 

Eso sigue siendo intelectualismo europeo...Cuando escribí The howl, acababa de dejar, después de tres años, un trabajo de investigación de marketing, mis trajes, mis corbatas y un despacho con tres secretarias.  Con el dinero del seguro empecé a escribir con sinceridad.  Yo estaba muy sano, mentalmente hablando, gracias...  Hacía tan sólo siete años que había salido del hospital siquiátrico y de mis crisis adolescentes.

 

Retrospectivamente...¿no considera usted la beat generation como el último gran movimiento literario?

 

Quizás...pero ha habido muchos movimientos en las artes.  La beat generation estaba basada en el be-bop.  Más tarde, se produjo en la música un movimiento literario con textos de Bob Dylan, John Lennon, Ed Sanders, de los Fugs, Lou Reed o Frank Zappa.  Sus letras eran interesantes como prolongación de las del blues, del rhythm'n blues y del rock'n roll.  Era el movimiento de los años sesenta.  La beat generation era el de lo 40-50 y había declinado a continuación porque nuestras preocupaciones se habían convertido en las de todos: el espíritu, la ecología, la libertad de pensamiento, la revolución sexual, la liberación de los negros, de los gays...

 

Usted proclamó de viva voz su homosexualidad.

 

Era algo normal para nosotros, y lo es para mucha gente.  Sólo se censura como algo provocativo cuando se proclama en público, en la radio, por televisión, en los medios, en la Casa Blanca o por los políticos.  Todo el mundo conoce a gays y habla de ellos abiertamente.  Los únicos que parecen sorprenderse son los curas, los políticos y los censores.  Nosotros sólo queríamos que salieran a la luz pública los comportamientos homosexuales, porque son perfectamente naturales.  Intentábamos combatir la hipocresía.  ¿Debíamos cambiar nuestro lenguaje en público?  Si uno es artista, dice lo que lleva en su interior, por más que parezca chocante.  Tuvimos un comportamiento natural.  Yo permanecí junto a Burrouhgs tanto por razones sentimentales como intelectuales.  ¿Existe alguna diferencia?... Creo que la belleza espiritual se delata en la cara, como en el caso de Kerouac, que tenía un bello rostro y una bella alma.  La cabeza de Burrouhgs refleja una inteligencia implacable y al mismo tiempo muy sentimental.  A propósito, están a punto de sacar un disco en el que Bill canta en alemán Falling in love, de Marlen Dietrich.  Bill tiene un corazón realmente puro y sentimental (risas)...Nosotros nos sentíamos ligados por el aliento espiritual.

 


 

 

Allen Ginsberg y Peter Orlovsky

 


 

En las cartas que le escribió Burrouhgs desde Tánger, vemos hasta qué punto él tenía necesidad de su aliento espiritual.

 

Tuvimos una relación amorosa.  Él se enamoró de mí.  Cuando partió a Tánger, me fui a la Costa Oeste con Peter Orlovsky y Bill trataba de ganarse mi afecto enviándome largos capítulos de El almuerzo desnudo.  Yo le contestaba, pero él no conservó mis cartas.  Yo guardaba las suyas, eran muy bellas, muy secretas, literatura de la buena.  Se daba por entendido que las conservaba porque eran capítulos de El almuerzo desnudo.  Yo poseía textos que él desconocía como Interzone, del que yo poseía, en mis archivos de Columbia, la única copia existente.  También es verdad que yo era una de las pocas personas con las que él podía comunicarse entre el 50 y el 54.  Tenía algunos amigos en Tánger, como Kiki, su amiguito, pero se encontraba bastante aislado, sin demasiado dinero y enfermo.  Tomaba siempre drogas, estaba muy delgado.  Tengo fotos suyas en las que parece un esqueleto de Buchenwald.

 

¿Estaba realmente solo?

 

Bill conocía a Paul Bowles y a Brion Gysin, pero ninguno de sus viejos amigos estaba con él.  Yo le escribía y le daba noticias frescas de cada uno de nosotros.  Más tarde, hacia el 59, cuando viajé a Tánger, Bill se había hecho amigo de Paul Bowles.  Pero al principio sólo conseguía comunicarse con Kerouac y conmigo.  Se comunicaba con Kerouac a través mío.  Yo le respondía lo mejor que podía para que se mantuviera en contacto con nosotros...Habíamos tenido además una correspondencia anterior a este periodo durante la cual me enviaba capítulos de Junkie. Yo era su agente y el encargado de hacerla publicar en Nueva York en 1951.  Así pues, habíamos desarrollado el hábito de esta correspondencia, y yo, por mi parte, el hábito de preservarla.

 

 

¿Apoyó alguien a Burrouhgs en Tánger cuando estaba atiborrado de drogas?

 

Kerouac fue el primero que viajó allí para ayudarle en la composición final de El almuerzo desnudo porque era rápido mecanografiando: 120 palabras por minuto.  Yo fui en 1959 con Peter Orlovsky y acabamos El almuerzo desnudo mientras Kerouac mecanografiaba Interzone.  A partir de entonces, Bill comenzó a fumar marihuana sin parar, una cantidad increíble cada día -aún continúa hoy-, y también bebía algo.  Creo que por es época ya no era junkie.  Hacia el año 57 su salud era mucho mejor.

 

Bill tenía una relación más estrecha con las drogas que el resto de ustedes...

 

¡Oh, sí!  Bill y yo comenzamos a tomar heroína juntos.  Y pude ver lo que comenzaba a suceder.  Cuando comenzó a tomar más de dos veces por semana, se convirtió en un hábito, y eso que sabíamos desde el principio que se trataba de un proceso muy mecánico: si se toma heroína una o dos veces al día durante dos semanas, se crea dependencia pero se puede atajar, mientras que si se continúa con la heroína, el efecto es acumulativo.  Es como los cigarrillos, basta con fumar un cigarrillo tras un largo periodo de abstinencia para que todo el sistema nervioso reaccione de nuevo. Éramos concientes de que tomando porquerías cada día nos convertíamos en esclavos...Yo siempre tomé drogas, pero con moderación, y lo alternaba con periodos de abstinencia.  Sigo teniendo recetas de opiáceos para mis cálculos renales, pero tomo muy ocasionalmente, probablemente porque mi perfil no es el de un intoxicado.  Jamás bebo alcohol para emborracharme.  Siempre he tomado LSD para meditar o por razones estéticas.  He utilizado la marihuana fundamentalmente para estudiar la pintura de Cézanne, sobre quien he hecho muchos comentarios.  Cuando estudiaba en la Universidad de Columbia con el profesor Mayer Shapiro, íbamos al sótano del MOMA para fumar "pitos" ante las acuarelas de Cézanne. Siempre consideré que las drogas eran útiles desde un punto de vista educativo para la exploración de la conciencia.

 

El hábito es un factor psicológico.  Yo tengo otros: el sexo o el trabajo, por ejemplo.  Y además yo tuve una "educación" precoz observando a Hunky y a Burroughs en el 45.  Comprendí rápidamente que las drogas y los opiáceos crean una dependencia al cabo de tres semanas.  Desgraciadamente, la mayoría de los que juegan con los opiáceos desconoce el sentido de la medida y acaba enganchada.

 

Con el LSD tuve muchos malos viajes.  Death Trips muy difíciles de resolver.  No los superé hasta el 63 en la India.  Allí encontré la llave para afirmarme y no ser arrojado de nuevo sobre mis propias proyecciones alucinatorias debidas al LSD o a la mescalina.  Viajé a la India para hablar con el lama tibetano Dudjom Ranpocha, el jefe de la orden Nyingna, la antigua escuela budista.  Le hablé de mis alucinaciones y de mi horror debido tanto al LSD como a mis visiones de Blake.  Dudjom Ranpocha me dijo: "Si ves algo que es horrible, no te cuelgues de ello, si ves algo maravilloso, no te cuelgues".  Esa era la llave del cambio, cuando me asaltaban las visiones del horror pensaba siempre que se trataba de la realidad.  A partir de entonces podía reconducir las visiones a un nivel ordinario  y abandonarlas cuando ya no me encontraba bajos los efectos del ácido.  Ocurre lo mismo a las personas que tienen experiencias extraordinarias sin drogas y permanecen atados a ellas todo el tiempo, como los que tienen visiones religiosas y tratan de trasmitírselas a otros.  Si bien es necesario dejar un lugar a las experiencias espirituales, no hay que olvidar nunca dejar la puerta abierta para aceptar otras.  Para un artista eso significa: "No permanezcas ligado a tus propios triunfos, ¡no mires hacia atrás!"  Tal como lo decía Dylan, "don't look bak".

 


 

 


 

Usted probó el éxtasis antes de que se pusiera de moda.

 

Fue en 1986.  Tuve una experiencia muy divertida.  Gregory Corso me pasó una píldora.  Estaba en mi casa un amigo muy neoconservador, el redactor jefe de una revista muy reaccionaria con quien solía pelearme continuamente.  Cuando me sentí bajo los efectos del éxtasis, le dije de repente: "Escucha viejo Norman Pot Lawrence, me he metido contigo desde que éramos niños en la escuela.  Tú eres mi rival sagrado y totémico.  Tú me has otorgado un favor impagable porque durante toda mi vida me he estado rompiendo los cuernos para oponerme a ti y a todo lo que representas.  ¿Cómo podría odiarte?  Tú has cambiado completamente mis puntos de vista..."

 

¿Sigue teniendo el mismo deseo de probar nuevas drogas?

 

Ya no.  Probablemente tengo un hígado pésimo, lo que es un incordio...Por lo tanto, no abuso mucho.  Además, desde el 72 practico la meditación budista, que permite obtener, por acumulación más que por flashs breves, una conciencia del espacio y una apertura de espíritu a nivel de la vida diaria.  A las personas interesadas por las drogas, les diría que antes intentaran afirmarse ellos mismos a través de la meditación, porque les evitaría tener malos rollos o creer en las posibilidades de tenerlos.

 

¿La meditación ha sido su última gran experiencia?

 

Kerouac me hizo descubrir la idea general del budismo, la teoría.  Aprendí meditación en un templo del Japón con Gary Snyder, pero no fue hasta hasta 1972 que empecé a practicarla de manera constante junto a mi profesor Shojyan Tronpa.  Trabajé muchísimo con él y enseguida comencé a hacer retiros para meditar.  Por otra parte, él mismo probó ácidos en situaciones de karma y meditación, es el tipo de budistas al que le gusta digerir los opuestos, como pueden ser la meditación y la ingestión de ácidos.

 

Usted abrió de hecho las puertas a la generación hippie...

 

Sí, probablemente ellos desarrollaron nuestros temas conceptuales, en particular el cambio de actitud hacia nuestro mundo fenomenológico, hacia si mismos y hacia Dios.  También retomaron otros temas beat, como la libertad sexual, la liberación de la naturaleza y el deseo de conquista del hombre, la liberación de su propia naturaleza humana antes que su naturaleza externa, un sentido de la frescura en un extenso planeta del universo antes que una vida confinada en París o en Nueva York, la toma de conciencia de la posibilidad de destrucción de nuestro planeta, el afecto entre los ciudadanos, antes que la competición, como base de la democracia, el abandono del chovinismo monolítico que tenemos en nuestra tradición judeoislamocristiana, que es uno de los males del planeta, la toma de conciencia de que la dependencia de la petroquímica es una pesadilla que envenena el planeta.  Esos son los temas básicos, más el hecho de la inteligencia va a la par con el sentimiento.  Una ideología no debe excluir el sueño y la imaginación.  Desgraciadamente, muchas ideologías excluyen el sueño y tratan de suprimir el sentimiento: el catolicismo, el puritanismo, el marxismo, el capitalismo...

 

 

Usted viajó a Londres y a Liverpool para plantar la semilla beat.  ¿Qué provecho sacó de ese viaje?

 

En 1965 me echaron de Cuba por haber criticado la campaña de Castro contra los homosexuales.  Acababan de echarme de Praga por haber sido elegido el "Rey de Mayo" por los estudiantes contestatarios.  Yo quería aterrizar en Londres algunos días antes del concierto de Bob Dylan en el Royal Albert Hall.  Bob me colocó a Marianne Faithfull de pareja e hizo que nos fueran a recoger en limusina.  Tras el concierto me hizo llamar a su habitación, donde estaba sentado en compañía de los Beatles y algunos amigos.  Recuerdo aquella curiosa situación: estaba en la habitación con los Beatles y Dylan y nadie abría la boca: el silencio era glacial.  Yo estaba algo borracho y me senté en una banqueta cerca de Dylan.  Lennon levantó la cabeza y me preguntó insidiosamente: "¿Y por qué no te acercas aún más?".  Me di cuenta enseguida de su tremenda ingenuidad y me burlé comentando en voz alta que probablemente Lennon jamás habría leído a Blake.  Lennon respondió:  "No, jamás".  Entonces intervino su esposa: "Oh, John, ¡no mientas!".  Seguidamente, la atmósfera se distendió y pudimos hablar con naturalidad.  En esa época, Dylan estaba realizando su película Don't look back y me pidió que le acompañara en Subterranean homesick blues.  Pasé bastante tiempo en Inglaterra, sobretodo con Dylan y Donovan.  También frecuenté a los poetas de Liverpool durante una gira de poesía que culminó en una importante lectura pública en el Albert Hall -para imitar las apariciones de Dylan en el mismo local-.  Siete mil personas acudieron al recital de poesía, lo que nos sorprendió en grado extremo.  Entre el público se encontraba Indira Gandhi, que estaba en Londres, y me hizo llegar una nota desde el palco para solicitar que la colocara en un asiento más cercano al escenario.  Esta lectura había sido organizada por Miles, que dirigía la librería-sala de exposición de sus obras.  Miles también escribió una larga  biografía  sobre  mí  y  produjo  mi  primer  disco.   Recuerdo  que  regresé  a  Londres  en  el  67.  El gobierno subvencionaba entonces las grandes lecturas de poesía.  Había una interesante dialéctica de liberación organizada por Art D. Liang, el célebre siquiatra, donde intervenían otros siquiatras, líderes negros como Malcom X, o grupos de teatro vivo, Greatful Dead, etc.  Se pronunciaban conferencias muy interesantes.  Recuerdo especialmente la de Gregory Batsons, que había escrito La ecología de la mente.  Era un gran psicólogo, un gran científico, que hizo una larga exposición sobre El proceso ineluctable del efecto de la sierra.  Afirmaba que este efecto sería apreciable y visible a simple vista, sin la ayuda de ningún instrumento científico, en tan sólo veinte años, y que podríamos comprobar el efecto de las lluvias ácidas y del recalentamiento de la atmósfera.  Liang sostenía que el proceso sería irreversible en treinta años.  Hará de esto casi 25 años (sonrisa).  Me impresionó hasta tal punto que durante años no dejé de hablar del efecto sierra en mi poesía o en conversaciones como ésta.  Esos son mis recuerdos de Londres: la poesía, las revistas y esa mezcla de poetas y rockers.  Pasé bastante tiempo con Mick Jagger, a quien le pasaba los ácidos.  Es muy inteligente.  No, Mick Jagger no es un idiota.  Por aquella época se hacían movilizaciones en Hyde Park  para la legalización de la marihuana.  Yo hablaba con un micro y un amplificador, cosa que está absolutamente prohibida en los parques ingleses, y la policía vino para confiscarme, ante millares de personas, el material de megafonía y, como no quise mostrarme violento, les ofrecí una flor con una mano mientras les tendía el micro con la otra y continué mi discurso sin micrófono...La manifestación fue filmada y me acuerdo de haberla visto por la tele en compañía de Mick Jagger.  Sentí todo ello como la actitud perfecta que debe adoptar un contestatario que aplica en público las consignas del flower power.  Había preferido utilizar el humor inteligente al enfrentamiento crispado.  Por eso, disponía de excelentes ácidos que me pasaban los Greatful Dead y Emett Grogan, el escritor anarquista de San Francisco.  Jagger vivía en Primrose Hill y enviaba a su chofer a buscar ácidos.  Nos montamos cantidad de trips sagrados Primrose Hill.

 

Usted ha intentado siempre hacer pública su vida privada como si se tratara de una filosofía o de una obra en si misma...

 

No, no como filosofía o como obra, sino porque no tenía otra elección...En el budismo existe una especie de acuerdo formal entre el estudiante y su maestro.  Funciona así: "Los seres con poca ciencia son numerosos, hago voto de liberarlos.  Mis propios obstáculos son innumerables, hago voto de superarlos.  Mis neurosis, mis fobias, mis paranoias, son infinitas, hago voto de superarlas.  Las puertas del dharma son entradas para nuevas situaciones, hago voto de pasar a través de cada una de ellas.  El camino de buda es infinito, hago voto de seguirlo, es el camino de la apertura del espíritu".  Naturalmente, nadie es capaz de conseguir todo ello, pero esas promesas apuntan al menos a una dirección, a un ideal a seguir.  Creo que los poemas de bienvenida cosmopolita son aquellos escritos con candor y paranoia.  En fin, aprendí de mi madre a no saber guardar jamás un secreto.

 


 

 

Allen Ginsberg y Gregory Corso, 1961

 


 

 

ELIGE ALGÚN

POEMA DE ALLEN GINSBERG

 

  PUNK ROCK ERES TÚ MI GRAN LLORÓN..

  DESAMOR..

  CULPAR AL PENSAMIENTO..

  NO ENVEJEZCAS..

  CEREBRO DE BROOKLIN COLLEGE..

  BLUES DEL CHIVATO..

  AULLIDO..


 

PUNK ROCK ERES TÚ MI GRAN LLORÓN

 

¡Me chivaré a mi madre sorda! ¡Tírate al suelo

y devora los pañales de tu abuela!  Tambores,

qué cristo, ¿va de Revolución?

¿Va de Apocalipsis? ¿Reventar con Sonido Dinamita?

No logro excitarme, ¡Más fuerte! ¡Más Inmundo!

¡Dame por culo! ¡Chúpamela! ¡Córrete en mis oídos!

¡Quiero esos rosados ombligos Abdominales!

¡Promete que me asesinarás a Orgasmos en la cloaca!

Compraré una entrada para tu club nocturno, ¡quiero que me crujan!

¡A los cincuenta años quiero marcha! ¡Con látigos & cadenas & cuero!

¡Azótame! ¡Bésame en el ojo! Mámame entero

desde Mabuhay Gardens hasta el costa a costa de la CBGB

Desde el cráneo hasta el dedo del pie Dame tu desnuda guitarra eléctrica

Punki Presidente, devórate al F.B.I c/ tu bocaza.

 

Mabuhay Gardens, mayo 1977

Trad. de Antonio Resines

 


 

 

DESAMOR

 

El amor se desgasta hasta la verdad desnuda            

Mi corazón me hirió mucho en mi juventud       

Ahora escucho latir mi verdadero corazón                        

Fuerte y hueco golpeteo de carne.               

 

Sentí mi corazón malo como un dolor              

Dolorido en mis sueños y en carne viva al despertar         

Besaría a cada nuevo amor en el corazón          

Temblando lo abrazaría pecho contra pecho.         

 

Besaría su abdomen, besaría su ojo      

Besaría su vigoroso muslo de muchacho                

Besaría sus pies, besaría su rosada mejilla        

Besaría detrás de él  desnudo  dócil.                             

 

Ahora yazgo solo, y un joven                

Acecha mi casa, a decir verdad no desea              

Venirse a la cama conmigo, en cambio     

Ama los pensamientos que hay dentro de mi cabeza.  

 

Sabe lo mucho que le valoro            

Retiene mi corazón, su doloroso capricho               

Mira a través mío con ojos burlones           

Roba mis sentimientos, bebe & miente.              

 

Hasta que yo vea la Verdad vacía del Amor                    

Vuelvo mi pensamiento a mi desconsolada juventud  

Escucho mi corazón latido rojo en la cama         

Grueso y vivo, amor rechazada.                                    

 

3 AM, 8 de febrero de 1978

Trad. de Antonio Resines

 

 


 

 

Allen Ginsberg y la fotógrafa Elsa Dorfman

 


 

 

CULPAR AL PENSAMIENTO, AFERRARSE A LOS FALSO

 

Soy Santo Falso

revista Santa Ram Das

Quién en conciencia no es un Falso Santo, ¡Nadie!

El 12º Trunpa, Karmapa 16, linaje Dudjom de Padmasambhava,

     el Papa Juan Pablo, la Reina de Inglaterra coronada con los

     frívolos brillantes Diamantes Zafiros Esmeraldas, Ámbar, Ru-

     bíes de la dignidad----

El cielo es Falso Santo, azul corazón vacío

El suelo de las praderas del valle de Sacramento tampoco es santo

     tractores en medio del grano verde más alto que el encamisetado

     jogger

Este Volkswagen Falso Santo, los hilos de la luz de la matrícula

     humeando cortocircuitados en la puerta del motor trasero.

Colilla de cigarrillo con filtro aún humeante en el cenicero

No son santos los muchachos de largo pelo al volante del autobús

Los trabajadores concienzudos no Falsos Santos trabajadores por

     doquiera tras mesas en oficinas de Plutonio

aplastando moscas bajo emblemas plásticos del Flower-power

 

Conduciendo por las carreteras de Ponderosa & Spruce hacia el

     santuario del poeta en Kitkitdizze

Retiro de Bedrock Mortar ---- el techo de cobre del templo de

     Shobo-An sobre una ladera salpicada de bosquecillos de roble

     negro ----

Discontinuo, el pensamiento ----vacío----ningún daño----

De culpar al pensamiento se aferraría a lo Falso----

Mal No Nacido, El Ser & sus sistemas

Transitorio intermitente con hiatos en Grass Valley deteniéndonos a

     poner gasolina

El Plutonio inmaculado, apocalíptico Cordero de Dios

 

El espacio insensible repleto de verdes arbustos ---- nubes sobre signos

     de Ranger Station

Variables como el incienso.

 

7 de septiembre de 1978

Trad. de Antonio Resines

 

 


 

 

 


 

 

NO ENVEJEZCAS

 

I

 

Veintiocho años antes sentados en el sofá del cuarto de estar me había

        mirado fijamente, yo dije

"Quiero ir a un psiquiatra ---- tengo problemas sexuales ---- homosexualidad"

Yo había vuelto a casa por culpa de mis años difíciles de estudiante

        Este era el fin de semana en el que hablaría con él.

Una mirada sobresaltó su rostro, "¿Quieres decir que te gusta meterte

        penes de hombre en la boca?"

Igual de sobresaltado, "No, no", mentí, "no es lo que significa"

 

Ahora yacía desnudo en el baño, con el agua caliente desaguando

        bajo sus piernas.

Peter  el de los hombros fuertes, en otro tiempo auxiliar de 

        ambulancia, le alzó

en la alicatada habitación.  Le secamos con toallas, los brazos bajo

        los suyos, el albornoz sobre su hombro ----

se tambaleó a través de la puerta hasta su alfombrado dormitorio

se sentó en el blando borde del colchón, exhausto, y expectoró flema 

        acuosa.

Levantamos sus hinchados pies blancos de talco, los pasamos por las

        perneras del pijama,

atamos el cordón en torno a su cintura, y mantuvimos la manga de

        la camisa abierta para su mano, lenta.

La boca hundida, su dentadura postiza en un plato, volvió la cabeza

desconsolado, alzando la mirada hacia Peter para sonreír, "Jamás

        envejezcas"

 

II

 

A instancias mías, vino mi sobrino mayor

a hacer compañía a su abuelo, tal vez incluso a pasar la noche en el

        apartamento.

No tenía trabajo y de todas formas no tenía hogar.

Pasó toda la tarde leyendo periódicos y viendo películas antiguas.

Más tarde, el ocaso, la televisión silenciosa, nos sentamos en un sofá

        de suaves almohadas,

Louis se sentó en su sillón giratorio que podía inclinarse hacia atrás ----

"¿Y qué clase de trabajo buscas?"

"De lavaplatos, pero alguien me contó que te deja la piel de las manos

        escamosa y roja"

"¿Y qué tal de chico de los recados?" Su nieto había terminado la

        escuela secundaria con notas demasiado bajas para la Universidad.

"El estar en edificios con aire acondicionado y luz fluorescente es

        malsano".

El hombre agonizante le miró, asintiendo al ejemplar.

Comenzó con sus consejos.  "Podrías ser taxista, pero, ¿y si un coche

        chocara contra ti?  Dicen que también pueden atracarle a uno.

"O podrías buscar trabajo como marino, pero el barco podría

        hundirse, podrías ahogarte"

"Tal vez deberías intentar hacer carrera en el negocio de las hortalizas

        pero podría escurrirse del estante un cajón de plátanos,

"podrías hacerte daño en la cabeza.  O si fueras camarero,

podrías resbalar y caer con una bandeja llena en las manos & tendrías

        que pagar los vasos rotos.

"Tal vez deberías hacerte carpintero, pero podrías golpearte el pulgar

        con un martillo.

"O socorrista ---- pero la resaca de la playa de Belmar es peligrosa, y

        podrías resfriarte.

"O médico, pero alguna vez podrías cortarte en la mano con un

        escalpelo lleno de gérmenes, podrías enfermar & morir".

Más tarde, en la cama tras el atardecer, sin las gafas, le dijo a su esposa

"¿POr qué no se peina? El pelo le cae sobre los ojos, ¿cómo es posible

        que vea?

Dile que se vaya pronto a casa, estoy demasiado cansado".

 

5 octubre 1978

 

III

 

Resignado

 

Un año antes visitando a un hermoso poeta y mi gurú

                                                                                Tibetano,

                  Invitados tras la cena admiramos

a través de un gigantesco ventanal

las luces de Boulder extendiéndose parpadeantes a nuestros pies en la

        ladera de la montaña ----

Tras el café mi padre bromeó cansadamente

"¿Vale la pena vivir? Depende del hígado ----"

El Lama sonrió a su secretario ----

Era una broma antigua que yo había oído en mi infancia.

Después quedó en el silencio, mirando el suelo

                  y suspiró, la cabeza penosamente humillada

                         hablando con nadie ----

                                   "¿Qué puede uno hacer...?"

 

6 octubre 1978

Trad. de Antonio Resines

 

 


 

 

 


 

 

CEREBRO DE BROOKLIN COLLEGE

Para David Shapiro & John Ashery

 

Solías llevar peto & camisa azul de faena,

playeras o zapatos de tela & viajar solo

en el metro, joven & elegante extraoficial

bastardo de la naturaleza, filtrando dulzura a hurtadillas en Brooklin

Ahora una chaqueta de tweed & la corbata de tu padre en tu pecho,

camisa de algodón rosa asalmonado & bolsón sueco

estás medio calvo, paralítico labio & párpado inferior

lagrimeando de continuo, has vuelto al College.

Adios profesos Ginsberg, obtenga su tarjeta de

identidad la semana entrante en la oficina central para poder

llegar a su clase sin ser humillado arrojado a la

calle por el guardia negro de la puerta de la Unión de Estudiantes.

 

Hola Profesor Ginsberg  tómese un café,

tómese unos estudiantes, tómese unas horas de oficina

Martes & Jueves, tómese un par de pases de metro

por adelantado, tómese una taquilla en el Departamento de Inglés,

tómese una mirada a Miss Sylvia Blitzer sentada a la máquina

Tómese unos poemas, esto..., tal vez no sean del todo malos

páselo bien en el taller Bodhicitta en el Aviario.

 

27 de marzo de 1979

Trad. de Antonio Resines

 

 


 

 

BLUES DEL CHIVATO

 

Nací en Wyoming, Cody es mi ciudad natal

Me trincaron, el sheriff me pilló

Los Federales me golpearon la nariz, me sentí como un sucio Payaso

 

Entregué a mi hermana, tal y como me lo pidieron

Entregué a mi hermano, tuve que hacerlo, ¿acaso no lo habrías hecho

         tú?

Si me dieran otra paliza, supongo que te entregaría a ti también

 

POr favor, no me culpéis, me tuvieron pillado veinte años

Una onza de hierba, me la plantaron en los oídos

Encontraron una semilla y la regaron con mis lágrimas

 

Sacaba sobresalientes en la escuela superior, el muchacho más listo de

         la clase

Me pisaron a los once, el culito más exquisito que se puedan imaginar

Nos encontraron en la cama fumándonos un canuto de hierba

 

La chica se echó llorar, a los de Narcóticos les gustó desnuda

Nos pidieron que se la mamáramos, les dije que eso era demasiado

Nos llevaron a la cárcel & nos acusaron de lujuriosos

 

Diez años por resistirme al arresto, diez más por un canuto de nada

Diez años muchacho, ¿empiezas a entender?

Los Federales quieren dar un golpe sonado, oigamos cómo cantas

         oink, oink, oink

 

¿A quién conoces tú en la escuela superior, cuántos van de camellos

con quién fumas? Queremos los nombres de los chicos

¡Van a crujir a todos nuestros padres, como no lo impida el Buen Dios!

 

No soy más que un pobre chivato, me pillaron en Wyoming

¡Cantaré! desde Cody hasta Casper, hasta Riverton

Desde Gilette a Powell soy una paloma al vuelo

 

¡Gobernador, Gobernador sáqueme de este embrollo!

Presidente, Presidente, despenalice los canutos.

Acá en Wyoming los Sheriffs juegan sucio.

 

 

16 de abril de 1979

Trad. de Antonio Resines

 

 


 

 

Carl Solomon, Patti Smith, Allen Ginsberg y William Borroughs

 


 

 

AULLIDO

Por Carl Solomon

 

I

 

He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por la

              locura, famélicos, histéricos, desnudos,

arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en busca de

              un colérico picotazo,

pasotas de cabeza de ángel consumiéndose por la primigenia conexión

              celestial con la estrellada dinamo de la maquinaria de la

              noche,

que, encarnación de la pobreza envuelta en harapos, drogados y con

              vacías miradas, velaban fumando en la sobrenatural

              oscuridad de los pisos de agua fría flotando sobre las

              crestas de la ciudad en contemplación del jazz,

que desnudaron sus cerebros ante el Cielo bajo el El y vieron

              tambalearse iluminados ángeles mahometanos sobre los

              tejados de las casas de alquiler,

que atravesaron las universidades con radiantes ojos tranquilos,

              alucinando Arkansas y tragedias de luz-Blake entre los

              escolásticos de la guerra,

que fueron expulsados de las academias por dementes & por publicar

              odas obscenas sobre las ventanas de la calavera,

que se acurrucaban amedrentados en ropa interior en habitaciones sin

              afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando el

              sonido del Terror a través de la pared,

que fueron aferrados por sus barbas púbicas al regresar por Laredo

              a Nueva York con un cinturón de marihuana,

que devoraron fuego en hoteluchos o bebieron trementina en Paradise

              Alley, muerte, o hacían sufrir a sus torsos los tormentos

              del purgatorio noche tras noche por medio de sueños,

              drogas, pesadillas de la conciencia, alcohol y verga y

              juergas continuas,

incomparables callejones sin salida de trémula nube y relámpago en

              la mente abalanzándose hacia los polos de Canadá &

              Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del

              intertiempo,

solideces de salones en Peyote, albas de cementerio de árbol verde en

              el patio de detrás, borrachera de vino sobre los tejados,

              barrios de escaparates de locuras automovilísticas en

              marihuana parpadeo de neón luz de tráfico, vibraciones de

              sol y luna y árbol en los rugientes atardeceres de invierno

              en Brooklyn, desvaríos de lata de basura y bondadosa

              soberana luz de la mente,

que se encadenaron a los ferrocarriles subterráneos para el interminable

              trayecto entre Battery y el sagrado Bronx colgados

              en benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños les

              hacía caer temblorosos, con la boca como un erial y

              bataneados, yermos mentalmente, despojados de toda

              brillantez bajo la lúgubre luz de zoológico,

que se sumergían la noche entera en la submarina luz de Bickford's,

              salían flotando y desgranaban la tarde de cerveza rancia

              en el desolado Fugazzi's, escuchando el estadillo del

              apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,

que hablaban sin interrupción durante setenta horas del parque al

              apartamento al bar a Bellevue al museo al Puente de

              Brooklyn,

un perdido batallón de conversadores platónicos saltando las barandillas

              terminales de las escaleras contra incendios, desde

              las ventanas, desde el Empire State, desde la Luna,

desbarrando gritando vomitando susurrando hechos y recuerdos y

              anécdotas y excitaciones oculares y conmociones de

              hospitales y cárceles y guerras,

intelectos enteros vomitados en deposición integral durante siete días

              con sus noches con ojos brillantes, carnaza para la

              sinagoga arrojada sobre el pavimento

que se desvanecieron en la nada de la Nueva Jersey Zen dejando un

              un rastro de ambiguas postales dibujadas del Ayuntamiento

              de Atlantic City,

sufriendo sudores orientales y crujidos de hueso tangerinos y migrañas

              de la China bajo el síndrome de abstinencia en la

              escuálida habitación amueblada de Newark,

que vagaban sin tino a media noche en el cercado de los ferrocarriles

              preguntándose dónde ir, y partían, sin dejar atrás corazones

              destrozados,

que encendían cigarrillos en furgones furgones furgones que traqueteaban

              a través de la nieve hacia solitarias granjas en la

              abuela noche,

que estudiaban a Plotonio Poe S. Juan de la Cruz telepatía y kabala

              bop porque el cosmos vibraba instintivamente a sus pies

              en Kansas,

que se lo hacían de solitarios por las calles de Idaho en busca de

              ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios

              visionarios,

que pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió

              en sobrenatural éxtasis,

que entraban a saco en limusinas con el Chino de Oklahoma

              impulsados por la lluvia de invierno de farola de media          

              noche de pueblo,

que vagaban perezosos hambrientos y solos a través de Houston en

              busca de jazz o de sexo o de sopa, y siguieron al 

              deslumbrante Español para conversar acerca de América y

              la Eternidad, desesperanzadora tarea, y así embarcaron

              rumbo a África,

que desaparecieron en los volcanes de Méjico dejando tras de

              ellos tan sólo la sombra de sus vaqueros y la lava y la 

              ceniza de la poesía esparcida en la chimenea que es

              Chicago,

que desaparecieron en la Costa Oeste investigando al F.B.I con

              barba y en pantalones cortos con grandes ojos pacifistas

              eróticos con su piel morena distribuyendo incomprensibles 

              panfletos,

que se quemaban los brazos con cigarrillos en protesta por la

              narcótica neblina de tabaco del capitalismo,

que distribuían panfletos Supercomunistas en la Plaza de la Unión

              sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los

              Álamos les perseguían con sus aullidos, y aullaban por

              la calle Wall, y el ferry de Staten Island aullaba también,

que se derrumbaban sollozando en blancos gimnasios desnudos y

              trémulos ante la maquinaria de otros esqueletos,

que mordían a los detectives en el cuello y chillaban con deleite

              en coches de la policía por no haber cometido más crimen

              que su espontánea y salvaje pederastía e intoxicación,

              que aullaban de hinojos en el metro y se veían arrastrados de los

              tejados enarbolando genitales y manuscritos,

que permitían que los virtuosos motoristas les dieran por culo, y

              gritaban de gozo,

que mamaban y fueron mamados por esos serafines humanos,

              los marineros, caricias de amor Atlántico y Caribeño,

que follaban por la mañana por las tardes en las rosaledas y el césped

              de los parques públicos y los cementerios dispersando

              su semen libremente a quien quisiera viniera quien viniera,

que hipaban interminablemente intentando forzar una risita pero

              acabaron sollozando tras una partición de unos Baños

              Turcos cuando el rubio desnudo ángel apareció para

              atravesarles con una espada,

que perdieron sus efebos a manos de las tres viejas arpías del

              destino  la arpía tuerta del dólar heterosexual, la arpía

              tuerta que guiña el ojo desde el interior del útero

              y la arpía tuerta que se limita a sentarse sobre su culo

              y cortar las áureas hebras intelectuales del telar del artesano,

que copulaban extáticos e insaciados con una botella de cerveza un

              amante  un paquete de cigarrillos  una vela y caían de la 

              cama y continuaban por el suelo pasillo adelante y

              terminaban desmayándose contra la pared con una visión

              del coño supremo y la eyaculación eludiendo el último

              hálito de la conciencia

que endulzaron los coños de un millón de muchachas que se

              estremecían en el crepúsculo, y al alba se encontraban con

              los ojos enrojecidos, pero dispuestos a endulzarle el coño

              a la aurora, exhibiendo relámpagos de culo bajo los

              graneros y desnudos en el lago,

que salían de putas por Colorado en miriadas de coches robados para

              una noche, N.C., héroe secreto de estos poemas, follador

              y Adonis de Denver -----regocijémonos en el recuerdo de

              sus innúmeras jodiendas de muchachas en solares vacíos &

              en patios traseros de restaurantes, en rechinantes filas de

              cines, en las cimas de las montañas en cuevas o con enjutas

              camareras en familiares alzamientos de solitarias enaguas

              a un lado de la carretera & especialmente de sus secretos

              solipsismos en los servicios de las gasolineras, & también

              en las callejuelas de la ciudad natal,

que se desvanecían en vastas y sórdidas películas, eran desplazados en

              sueños, despertaban en un súbito Manhattan, y salían a

              duras penas de los sótanos con resaca de despiadado Tokay

              y horrores de sueños de hierro de la Tercera Avenida &

              iban tambaleándose hacia las oficinas de desempleo,

que caminaban toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre

              los muelles convertidos en bancos de nieve esperando que

              una puerta en el East River se abriera a una habitación

              llena de vaporoso calor y opio,

que crearon grandes dramas suicidas sobre los farellones de apartamentos

              del Hudson bajo el foco azul del tiempo de guerra

              de la luna & serán ceñidas sus cabezas con laurel en el

              olvido,

que comieron el estofado de cordero de la imaginación o dirigieron

              el cangrejo en el cenagoso lecho de los ríos del Bowery,

que lloraban ante el encanto de las calles con sus carritos llenos de

              cebollas y mala música,

que se sentaban sobre cajas inspirando la oscuridad bajo el puente, y

              se levantaban para construir clavicordios en sus

              áticos,

que tosían en el sexto piso de Harlem coronados de llamas bajo el

              cielo tubercular rodeados de cajas de naranjas llenas de

              teología,

que garrapateaban todas las noches balanceándose y rodando sobre

              elevados encantamientos que en la amarilla mañana eran

              estrofas de desatinos,

que cocinaban animales podridos  pulmón  corazón  patas  rabo  borsht

              & tortillas soñando con el puro reino vegetal,

que se arrojaban de cabeza bajo camiones de carne en busca de un

              huevo,

que tiraron sus relojes desde el tejado para emitir su voto por una

              Eternidad fuera del Tiempo, & cayeron despertadores

              sobre sus cabezas día tras día durante toda una década,

que se cortaron sin éxito las muñecas tres veces consecutivas

              abandonaron y se vieron obligados a abrir tiendas de

              antigüedades donde pensaron que se estaban volviendo

              viejos y se echaron a llorar,

que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en

              Madison Avenue entre salvas de plúmbeos versos & el 

              enlatado estruendo de los férreos regimientos de la moda

              & los chillidos de los maricas de la publicidad & el gas

              mostaza de siniestros editores inteligentes, o fueron atropellados

              por los ebrios taxis de la Realidad Absoluta,

que saltaron desde el Puente de Brooklyn esto sucedió de hecho y se

              alejaron caminando desconocidos y olvidados penetrando

              en el aturdimiento fantasmal de las callejuelas de sopa & 

              coches de bomberos del Barrio Chino, ni siquiera una

              cerveza gratis,

que cantaban desesperados desde sus ventanas, se caían por la

              ventanilla del metro, se arrojaban al mugriento Passaic,

              se abalanzaban sobre los negros, lloraban por toda la

              calle, bailaban sobre vasos de vino rotos con los pies

              descalzos estrellaban discos de nostálgicos jazz europeo

              alemán de los años 30 acababan el whisky y vomitaban

              gimiendo en el ensangrentado water, con gemidos y el

              estruendo de colosales silbatos de vapor en los oídos,

que se lanzaban a tumba abierta por las autopistas del pasado

              viajando a los puestos de observación, Gólgota de soledad

              carcelaria de coches preparados de cada uno de ellos o

              encarnación de jazz de Birmingham,

que conducía campo a través durante setenta y dos horas para

              averiguar si yo había tenido una visión o tú habías tenido

              una visión para conocer la Eternidad, 

que viajaban a Denver, que morían en Denver, que regresaron a

              Denver & esperaron en vano, que velaron a Denver &

              cavilaron & se asolaron en Denver y finalmente lo

              abandonaron para averiguar el Tiempo, & ahora Denver

              siente añoranza por sus héroes,

que se postraban de hinojos en desesperanzadas catedrales rezando

              por su mutua salvación y por la luz y los pechos, hasta

              que el alma iluminó su cabello durante un segundo,

que se estrellaron a través de sus mentes en la cárcel esperando a

              imposibles criminales de áureas cabezas y el encanto de la

              realidad en sus corazones que cantaran dulces blues a

              Alcatraz,

que exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo

              & se quedaron colgados con su locura & sus manos &

              un jurado indeciso,

que arrojaban ensalada de patatas a los conferenciantes de la CCNY

              sobre el Dadaísmo y subsiguientemente se presentaban

              sobre los escalones de granito del manicomio con las

              cabezas afeitadas y un arlequinesco discurso sobre el

              suicidio, exigiendo una lobotomía al instante,

y recibieron a cambio el concreto vacío de la insulina  el metrasol  la

              electricidad  la hidroterapia  la psicoterapia, la terapia

              ocupacional pingpong amnesia,

que en desolada protesta se limitaron a volcar una única simbólica

              mesa de pingpong, descansando brevemente en la catatonia,

regresando años más tarde calvos de verdad a excepción de una  peluca

              de sangre, y lágrimas y dedos, a la visible condenación del

              demente de los pabellones de las ciudades de locos del Este,

los fétidos salones de Pilgrim State, Rockland y Greystone, disputan-

              do con los ecos del alma, balanceándose y rodando en los

              bancos de soledad de medianoche reinos-dolmen del amor,

              el sueño de la vida una pesadilla, los cuerpos convertidos

              en piedra pesada como la luna,

(****** al fin la madre) y arrojando el último libro fantástico por la

              ventana del piso de alquiler y cerrada la última puerta a

              las 4 a.m y estrellado el último teléfono contra la pared

              a modo de respuesta y despojada la última habitación

              amueblada hasta de la última partícula de mobiliario

              mental, un papel amarillo se erguía retorcido sobre un

              colgador de alambre en el armario, e incluso eso imaginario,

              tan sólo una esperanzada pizca de alucinación----

ah, Carl, no estaré a salvo mientras no estés a salvo, y ahora estás

              realmente sumergido en la absoluta sopa animal del

              tiempo----

y quién por lo tanto corrió a través de las heladas calles obsesionado

              por una súbita inspiración acerca de la alquimia de la

              utilización de la elipse el catálogo, la medida & el plano

              vibratorio,

quien soñó y realizó vacíos encarnados en el Tiempo & el Espacio a

              través de imágenes yuxtapuestas, y atrapó al arcángel del

              alma entre 2 imágenes visuales y unió los verbos elementales

              y puso al nombre y pincelada de la conciencia a

              brincar juntos con sensación de Pater Omnipotens Aeterna

              Deus

para recrear la sintaxis y la métrica de la pobre prosa humana y

              quedar ante ti mudo e inteligente y tembloroso de

              vergüenza, rechazado y no obstante confesando el alma

              para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda

              e inconmensurable cabeza,

el loco vagabundo y el ángel laten en el Tiempo, desconocidos y no

              obstante registrando aquí lo que podría quedar por decir

              en el tiempo después de la muerte,

y se alzó reencarnado en las fantasmales vestiduras del jazz en la áurea

              sombra de las trompas de la banda y sopló el sufrimiento

              por amor del desnudo cerebro de América convirtiéndolo

              en un grito de saxofón eli eli lamma lamma sabacthani

              que hizo estremecerse a las ciudades hasta la última radio

con el corazón absoluto del poema de la vida sanguinariamente

              desgarrado de su propio cuerpo, comestible durante mil

              años.

 

 

San Francisco, 1955- 1956

Trad. de Katy Gallego