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Siempre agradezco la posibilidad de constatar el acto poético que
significa que a pesar del avance del libre mercado con toda su
maquinaria, existe un grupo más o menos numeroso que lo desdice y que,
en contra del escepticismo, nos llama a ser optimistas y creer en la
palabra. Sobre todo en una sociedad chilena que no es capaz de
sopesar aún el dolor que hemos sentido en estos días como pueblo
mapuche. Pero existen espacios como este en donde las personas
sensibles se reúnen o leen, aquellas que no son y seguramente no serán
nunca parte del poder del estado.
Traigo una poética que siempre está en constante trabajo en la medida
que va representando mi posición como mapuche, más allá de vivir en el
exilio de la ciudad, de el haber tenido que aprender esos códigos
que no son propios y que significan estar exiliado en el mismo
territorio. Ese desarraigo que se muestra cuando se ha nacido,
criado, pensado, con las costumbres y espiritualidades propias de un
pueblo que ha sido desplazado. Basta con moverse apenas unos pocos
kilómetros y ya estamos en una "país" distinto. Nuestros mayores
siempre nos recuerdan, cuando nos movemos por la geografía, que estamos
en un terreno que perteneció a tal o cual Lonco, que antes fue habitado
por alguna de nuestras familias y ahora allí existe una ciudad o un
fundo enrejado. Pero también, he aprendido a apreciar esa fuerza
que significa habitar en medio de una diversidad tanto en la naturaleza
como entre los hombres. De hecho, una de las cosas que han
mantenido nuestra resistencia es justamente el poder aceptar la
diversidad que existe en nuestro pueblo. Nosotros estábamos
compuestos por cuatro grupos : Pehuenches o Puelches hacia el lado
argentino; Lafkenche hacia la costa; Mapuche Williche hacia el sur;
Mapuche Pikunche hacia el norte. Siempre me preguntan por qué no
existe un solo líder mapuche y es precisamente porque se respeta esa
diversidad, como dicen muy sabiamente nuestros mayores aceptamos los
diversos dialectos que existen en el idioma, así tenemos cuatro
dialectos en el mapudungun y también diversos idiolectos, al igual que
en el idioma castellano chileno también los hay, no es lo mismo hablar
en Arica que hacerlo en Santiago, en Temuko o en Chiloé.
Así aprendí a valorar lo que otros conocimientos humanos me entregaban,
ya que tal como nos llegaron los tractores o las avionetas de aquellos
que se habían adueñado del terreno vecino convirtiéndolo en un
latifundio, así también nos llegaron los libros, diarios y revistas a
nuestra comunidad. Aunque desde siempre me he considerado un
oralitor, ya que a pesar de estar de interno en el liceo de Temuco,
comencé a escribir por nostalgia y no por el afán de llegar a los libros
que eran vistos como algo ajeno dado que no hablaban de nosotros ni de
nuestra realidad, pero apreciábamos indudablemente esos nuevos
conocimientos.
Nuestra gente siempre dice que algo fundamental de nuestra forma de vida
es la conversación, que se sigue manteniendo como un arte. No es
tanto el decir, no está allí la dificultad permanente, tampoco el
desafío. El verdadero trabajo frente a la palabra está en aprender
a escuchar y así conformar una reciprocidad.
Tal parece
que eso no se practica de manera permanente en la sociedad
chilena, la oralidad se ha reemplazado por el uso de los medios,
el chat ha desarrollado una nueva forma de escribir y
comunicarse.
A nuestro juicio esta pérdida de la conversación, de la oralidad, tiene
también que ver con la falta de democracia real que se vive en la
sociedad chilena, siempre hay excepciones, pero por lo general lo que se
ve, como ejemplo, es la anulación de la opinión de los niños, no se les
considera ni se les da una oportunidad de opinión. Si el niño o la
niña crece en esa condición, mal podría interesarle la manera que
tienen sus mayores de expresarse y, por lo tanto, tampoco tendrá ganas
de adquirir el conocimiento de la historia de su familia y, por ende, de
la historia de esa parte del lugar en que habita.
Si algún niño alza la voz y dice algo que deja perplejo a los mayores,
estos inmediatamente le dicen "¿de dónde sacaste eso?", negándole de esa
manera su capacidad de discernimiento. Lo mismo ocurre en el caso
de los ancianos, se crea una distancia y se le niega la posibilidad de
compartir sus experiencias. Nosotros decimos que todos somos
ancianos y niños a la vez.
Para el mapuche la palabra de la gente mayor es de absoluta
necesidad, se considera necesario acompañarlo siempre y no
dejarlo de lado como algo que estorbe, acompañarlo hasta el
momento de la partida y la vuelta a la tierra.
Así también tenemos un inmenso respeto por la palabra empeñada, que tal
parece que en otras partes de la nacionalidad se ha olvidado.
Incluso de la palabra escrita. Siempre hay algún subterfugio,
alguna posibilidad de interpretación que permita desdecirse de lo que se
había acordado. A mí me parece que la conversación tiene que ver
con un cambio en el sentido de la sociedad. Y allí radica en algún
aspecto mi escepticismo, pero que siempre es optimista, aunque suene a
paradoja.
Con respecto a la
actual situación mapuche, ¿cuales son los pasos a dar para obtener una
solución al conflicto?
Bueno, pues lo que han señalado las distintas organizaciones que
representan a nuestro pueblo y que son a saber : ampliación de
nuestro territorio; reconocimiento constitucional, pero con
participación activa de delegaciones mapuches; que Chile se
adscriba sin ningún subterfugio al convenio 169 de la O.I.T. ; que sean
capaces de involucrar en las decisiones, y por lo tanto en el
parlamento, a todos los sectores de la sociedad chilena con sus diversas
culturas; el término de aquello que ha sido tan triste y tremendo para
nosotros como es la destrucción de los bosques. A nosotros nos
parece de una rareza supina el que la sociedad chilena no se sume a la
lucha de nuestra gente, porque la lucha no es sólo por nosotros mismos,
es también porque la naturaleza, tal como nos dijeron nuestros mayores,
es un regalo que también corresponde a nuestros y a nuestras hijas y a
los hijos de ellos. También la derogación de la aplicación a
nuestro pueblo de la ley antiterrorista y de protección del estado.
Estoy seguro de que no ocurrirán grandes cambios si es que la sociedad
chilena no asume su condición, si no asume su morenidad, ya que es
hermosa la morenidad tal como es hermosa la rubiedad. Si uno asume
eso, se estará amando y amando todo aquello que le entregaron sus
antepasados, es parte de la memoria. De lo contrario, la sociedad
que no se acepta ni asume, no podrá nunca respetar a una cultura como la
nuestra que es diferente, perspectivas distintas de seres humanos que al
final enriquecen. Ninguna de nuestras organizaciones niega la
chilenidad como cultura, al contrario la valoramos. Otra cosa es
la nacionalidad, eso hay que discutirlo.
Tú,
como poeta y representante del pueblo mapuche, en tus viajes al extranjero
¿has solicitado alguna ayuda más activa de entidades internacionales?
En
realidad, principalmente se da a conocer el problema, pero nunca me he
sentido un representante autorizado de mi pueblo. Sí sé que a
través del hecho de ser mapuche, deberme a ese pensamiento y al idioma,
quiérase o no, represento a nuestra cultura. Pero siento que no me
corresponde pedir ninguna ayuda sino plantear situaciones. Además
tenemos la prueba de que el Estado chileno no respeta los convenios
internacionales, no se suscribe y cuando quiere hacerlo, lo hace con
reparos. Entonces, qué más se puede esperar. Cuando
las organizaciones internacionales de derechos humanos quieren indagar
sobre la situación que vive nuestra gente, le es impedido el
acercamiento. Cuando quisieron hablar con Patricia Troncoso,
simplemente no los dejaron. Ahí es cuando creo importante que la
sociedad chilena haga los suyo, no es sólo de nuestro interés.
Cuando las represas se abran producto del cambio climático global, no va
a ser la tragedia solamente para el pueblo mapuche, va a ser también para
el pueblo chileno. Cuando desaparecen los bosques; se merman los
ríos, como el Lumaco; cuando se destruyen los ecosistemas nativos
por la tala indiscriminada...cierto que las empresas hablan de
reforestación, pero lo que
hacen es algo artificial que no se corresponde con el concepto de
bosque. Todo eso tiene que ver con las sociedades en conjunto.
¿No
sientes que algo ha cambiado con el manejo de los gobiernos democráticos
que se han hecho cargo y han tratado de llegar a acuerdos con ustedes?
Sí,
algo ha cambiado. Mi pregunta es ¿qué ha cambiado?, porque en
realidad el efecto verdadero no lo vemos. Sigue la represión, sigue
el encarcelamiento. De pronto son pequeños avances, en verdad
mínimos para el tiempo y para la urgencia. Se considera terrorista
al que defiende a la naturaleza. No existen, no han habido muertos
generados por gente de nuestro pueblo. Tampoco se considera
terrorismo la provocación que, resguardados por el estado, hacen los
latifundistas. Ellos tienen los medios incluso para exhibirse en
televisión arma en ristre.
La
justicia tampoco cumple su papel porque les pertenece a ellos; no hay indígenas
que ocupen espacios importantes dentro de la justicia. Así frente a la
imposición de su legalidad frente a nuestra legitimidad, seguimos siendo
perdedores ante el estado, creando una profunda frustración para
cualquier pueblo.
Háblanos
un poco acerca de la cosmovisión mapuche, de su dualidad.
En
la cosmovisión nuestra hay mucho de las grande leyes que son reconocidas
y estudiadas en el mundo. De la física cuántica, de los hoyos
negros. Un ejemplo sobre la fusión de la materia y la antimateria
: cuando los mayores se enfrentan a los niños que están inmersos
en rabietas, llorando y acumulando enojo, conversan con ellos y les dicen
que no se queden en ese estado, porque el espíritu se va cargando con ese
sentimiento y va consumiendo la alegría que se lleva adentro.
Otro
ejemplo, cuando nuestra gente dice "Rehue", siendo nuestra
lengua aglutinante de conceptos, esta palabra tiene dos, "Re",
significa "puro"; "Hue", "lugar".
También puede significar "nuevo", pero en este caso "Rehue"
significa "lugar de la pureza", pero lo puro no es como lo
aprendemos en castellano. En mapudungun significa el diálogo, la
convivencia de todas las energías del universo; porque para nosotros el
universo está conformado de planos horizontales y verticales. De forma
didáctica son tres los espacios básicos (aunque nosotros creemos que son
once en total; siete los principales). Está el "Miñche mapu",
tierra de abajo; el "Nag mapu", la tierra que andamos; y el
"Wenu mapu", la tierra de arriba. El
"Wenu mapu" es la energía positiva, el "Miñche mapu"
es la energía negativa; por lo tanto, nosotros que habitamos en el "Nag
mapu" recibimos y vivimos en la influencia de ambas energías, somos
positivo y negativo en una lucha constante. Entonces, para llegar al
concepto de lo "Re", de lo puro; es que para nuestra gente nunca
hay que abominar lo negativo ni tratar de expulsarlo, tal como algunas
religiones occidentales lo intentan, porque eso no es natural. Lo
que sí es natural, al ser parte del universo y ser una dualidad de
espíritu y cuerpo, es llevar lo negativo como parte de la memoria y así
saber sobre qué tenemos que levantarnos. En
nuestra concepción de cada punto horizontal de la relación del mundo
tiene su positividad o negatividad. Por ejemplo, la positividad
máxima está para el Oriente; la negatividad máxima hacia el
poniente. Esto da incluso una actitud cotidiana, porque todo
transcurre en este momento y en el infinito. Eso determina que
busquemos siempre el Oriente. Ustedes dicen cuál es nuestro Norte;
nosotros decimos cuál es nuestro Oriente. Nuestros rituales, tales
como el Nguillatún, siempre se hacen mirando hacia el Oriente. El
universo es circular, una mitad es lo concreto y la otra lo invisible que
lo completa. Y siempre hay un flujo de Oriente a Poniente. De
hecho nosotros siempre dormimos con la cabeza hacia el Oriente, porque la
energía es como un río en permanente movimiento y así recibimos las
fuerzas positivas durante el sueño, que es el estado de máxima
indefensión del ser humano. También para recordarle a nuestro
cuerpo y a nuestro espíritu que tienen que seguir en compañía, que se
sirven mutuamente. El cuerpo es como una casa que el espíritu entra
a habitarlo.
Siguiendo
el mismo concepto, hablamos de libertad al momento de la muerte. En
ese instante el espíritu se libera y puede continuar su viaje hacia lo
invisible. Por lo tanto, cuando la persona muere se pone la cabeza
del cadáver hacia el Poniente porque así es un recordatorio para el
espíritu que ya su cuerpo no le sirve y que tiene que marcharse.
Otra vez lo cotidiano y lo trascendente: cuando se abandona la casa de la
infancia o de alguna en la que ya se había construido parte de la
vida, tendemos a voltear la cabeza y dar una última mirada, aunque sea
lejana, a ese hogar que ya no es nuestro. Lo mismo hace el espíritu
y de esta forma lo ayudamos para que retorne al punto de partida, al
origen, para completar el círculo.
Otra
cosa interesante y que tiene relación con la Física. Para nuestra
cultura, el espacio invisible es el desafío para nombrar. Siempre,
todas las generaciones tendrán tareas. Lo aparentemente invisible
está lleno de palabras y, por lo tanto, de vida. Decimos que en lo
invisible hay también una masa, una corporalidad que no porque no haya
sido nombrada no existe. Eso es una falta nuestra, un
desconocimiento y conlleva una actitud de humildad ante el universo. Los
físicos discuten si el universo alguna vez se terminará o se seguirá
expandiendo hacia la nada. Eso depende de la cantidad de materia que
contenga. Dicen que si consideramos sólo la masa visible, la
medible, el universo continuará su viaje, pero si consideramos como lo
piensan y lo pensaron antiguamente todos los pueblos, y lo siguen pensando
las culturas indígenas, que aquello invisible también es masa, entonces
el universo tendrá un fin.
¿Cuál
es tu relación poética con Gonzalo Millán y Jorge Teillier?. Háblame
de ellos. De
Jorge Teillier empecé a oír cuando estaba en la escuela primaria porque
mi hermana mayor, que entonces era estudiante en la Escuela Normal de
Angol, tenía una gran amiga y compañera de curso que era polola de
Fernando Teillier, hermano de Jorge. En las conversaciones familiares mi
hermana América siempre hablaba de su amiga y de la mamá de ella, de la
casa en la que vivían en el barrio Pueblo Nuevo de Temuko. Allí solía
pasar a alojar mi hermana cuando para las vacaciones viajaba a Cunco o
hacia Kechurewe (nuestra comunidad). El hermano de Fernando es poeta, decía
mi hermana.
A
mí me gustaba la palabra "poeta" pero cada vez que tenía
oportunidad leía narrativa, así es que no me interesé en indagar más
que en una fotografía en que aparecían todas las compañeras de mi
hermana y en observar especialmente a una muchacha que encontré muy
atractiva y que resultó ser Miriam, la entonces polola y hoy esposa de
Fernando. Más tarde, en una escuela de Cunco, mi hermana Rayen fue colega
de un primo de Jorge; volví entonces a oír de él. Después mi hermano
Arauco me habló de su poesía y también de la de otros poetas chilenos.
Pero yo seguí con mis lecturas de novelas y cuentos y asomándome sólo
de cuando en cuando a la poesía escrita.
En
un Encuentro Literario en Temuko, año 1982, conocí a Jorge, a Enrique
Lihn (que en su presentación leyó un poema mío que andaba circulando en
un tríptico editado por mi amigo Esteban Navarro), a Cristian Huneeus,
etc.
Tuve
el privilegio de hacer amistad con Jorge y de leer -con más detenimiento-
su poesía. Compartimos gratas conversaciones en los días en que con
Jaime Valdivieso organizamos la "Zugutrawvn / Reunión en la Palabra"
(Temuko, 1997), primer diálogo de oralitores y escritores mapuche y
chilenos. Con Jaime recordamos con frecuencia que en una de las lecturas
–Auditorio de la Universidad Católica- Jorge mostró su característico
sentido del humor diciendo: "Hemos sido convocados por un miembro de
la aristocracia chilena y un miembro de la aristocracia mapuche". Después
me habló de sus "Notas sobre el último viaje del autor a su pueblo
natal" en que escribió: "A los mapuches les gustan las
canciones mexicanas del Wurlitzer de la única Fuente de Soda. / Las
escuchan sentados en la cuneta de la Calle Principal. / Van a la vendimia
en Argentina y vuelven con terno azul y transistores", y del libro
"Memorias del Lonko Pascual Koña" (publicó un poema basado en
ése texto) y de las
conversaciones de su padre con nuestra gente, y me dijo que él
consideraba que entre las influencias de la poesía "lárica" en
el sur de Chile estaban la realidad de compartir vivencias pueblerinas y
campesinas comunes y la poesía y la narrativa mapuche.
Jorge
me distinguió con su amistad; tuvo la amabilidad de mencionarme en
algunas entrevistas y dedicó a Guido Eytel y a mí su poema "Triste,
solitario y final" publicado en su libro "Cartas para reinas de
otras primaveras".
A
Gonzalo Millán lo conocí en Santiago, en los años ochenta, vivía
entonces en el Barrio Bellavista; fui a su casa con mi amigo José Paredes
–poeta, narrador y editor- pues tenían que hablar respecto de un libro
que José le iba a editar o le había editado. Volví a encontrarlo después
en casa de Eliana, una doctora siquiatra; en dicha ocasión fue muy cariñoso
con mis pequeñas hijas Malen y Kawi. A comienzos de 1993 nos
reencontramos en Holanda, en el "Poetry International" de
Rotterdam; Gonzalo vivía en Rotterdam y –con Ximena, su compañera
entonces- tuvo la gran gentileza de invitar a alojar a su casa a mi
hermano Arauco que había viajado desde París para encontrarse conmigo. A
finales de 1993 viajé otra vez a Europa, invitado a Italia, a Suecia y
otra vez a Holanda. En Rotterdam caminamos con Gonzalo, compartimos
silencio y conversación, bajo la llovizna o nevando; también bebimos y
comimos en un restaurante a orillas de un puente levadizo y en casa de
Marga, una hermosa muchacha holandesa que me había albergado.
Después
Gonzalo regresó a Chile y tuve la oportunidad de hablar otra vez con él;
me hizo una pequeña entrevista para su página en la revista Ercilla,
"Velador: Libros y autores". Compartimos también en Temuko,
pues estuvo presente en la "Zugutrawvn". Me parece que
Gonzalo fue un hombre de pocas palabras o más bien de mucha precisión en
su hablar, como lo atestigua su poesía; pero de gestos bien
demostrativos. Pienso en su abrazo y en su comentario de su ligazón con
la mapuchidad, en su emocionado agradecimiento por la invitación al
Encuentro; estábamos todos en el mirador del Cerro Ñielol, viendo el río
Cautín, el cerro Konun Wenu, y la ciudad irrumpiendo ruidosa.
Nuestros encuentros fueron siempre cordiales; lo recuerdo con harto
afecto. No sé por qué, pero ése recuerdo se asocia con su poema
"Hockey": "La muerte canadiense / se desliza hacia mí, / rauda sobre el
hielo / como un jugador de hockey / esgrimiendo / su guadaña de palo. /
Yo no sé ni patinar, / yo juego fútbol, le digo". ¿Qué
opinas del papel de la mujer en la creación poética en Chile, porque al
parecer la poesía chilena es un terreno más masculino que femenino?
A
mí me parece que el papel de las poetas chilenas es destacado, basta con
nombrar a Gabriela Mistral y a Violeta Parra, adelantadas hasta hoy; más
si pensamos que la poesía no es artilugio sino vida, no es sólo
versificación sino coherencia que la sostiene y la proyecta, pensamiento
comprometido con la sociedad y la Naturaleza (la Tierra). ¿Qué
escritores te interesan más?
Leo
con frecuencia a Nicomedes Guzmán, Manuel Rojas, Baldomero Lillo, González
Vera, María Luisa Bombal, Antoine de Saint Exupèry, Máximo Gorki, Italo
Calvino, Edmundo de Amicis, etcétera.
¿Qué
libros recomiendas para leer?
Los
libros de los autores que nombré anteriormente. También, entre otros,
"Señores y ovejas negras (Chile: un mito y su ruptura)" de
Jaime Valdivieso, "Trapananda" de Enrique Valdés, "El
viejo que leía novelas de amor" de Luis Sepúlveda, "Lautaro.
Epopeya del Pueblo Mapuche" de Isidora Aguirre, "Carta al
Greco" de Niko Kazantzakis, "El cartero de Neruda" de
Antonio Skármeta, "Los cardos del Baragán" de Panait Istrati,
"Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez, "La
perla" de John Steinbeck. El cuento de Olegario Lazo: "El padre".
Sin
olvidar la lectura constante de la Naturaleza, el Azul del universo
infinito del que es parte nuestro espíritu que dialoga con nuestro corazón.
Así nos dicen en sus Conversaciones / sus Nvtram (en las que se reúne el
tiempo) y en sus Consejos / sus Gvlam, nuestras Mayores / nuestros
Mayores.
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EL MITO DEL
ORIGEN
DEL PUEBLO
MAPUCHE
Está
contenido en el Kallfv Epew / Relato del Azul:
Cuentan
nuestros Mayores que entonces en la Wenu Mapu / la Tierra de Arriba
coexistían las energías positivas y negativas. Así era, dicen,
hasta que el Espíritu Poderoso recordó que no había nada sobre
la Nag Mapu / la Tierra que ahora andamos.
Entonces, dicen, pensó
en mandar hasta aquí a uno de sus amados Brotes.
Su
gesto dicen, fue percibido por los espíritus negativos que se
reunieron para urdir la forma de ser ellos los elegidos. ¿Pero quién?,
se preguntaron.
Entonces, dicen, empezaron a pelear. Tanto aumentó
la violencia de la pelea que se abrieron los aires y enredados
cayeron,
transformándose en cuerpos incandescentes en la caída.
Se
rompió la tierra golpeada y los espíritus negativos rodaron
hasta sus profundidades. Allí quedaron encerrados.
(Miñche Mapu
/ Tierra de Abajo se llama su lugar).
Por
la fuerza de ese choque se originaron también los volcanes, los
cerros y cordilleras, están diciendo nuestros Antepasados.
Entre
los espíritus negativos se hallaban espíritus positivos que por
haber estado demasiado cerca de la riña, fueron arrastrados en la
caída, dicen.
Ellos,
ellas, hicieron rogativa al Espíritu Poderoso para que les
permitiera regresar a la Wenu Mapu. Salieron entonces por los cráteres
de los volcanes, pero quedaron nada más colgados en el aire (Wagvlen
/ Estrellas, así las nombró nuestra Gente). Por eso lloraron
esos espíritus, lloraron por mucho tiempo, dicen.
Sus lágrimas
formaron los ríos, los lagos y los mares.
Fue
entonces que el primer espíritu Mapuche vino arrojado desde el
Azul. Soñando miraba éste la superficie inmensa,
deshabitada, de
la Tierra que ahora andamos.
Su
Madre, dicen, se entristeció de su soledad. Así, para que lo
acompañara, el Espíritu Poderoso envió a una estrellita hermosa,
refulgente.
Volando
vino ella y caminó luego sobre las piedras hasta que sus pies
sangraron. Su sangre se convirtió en pasto, en flores se convirtió,
dicen.
El aroma, el color, la suavidad, alegraron a la mujer que
las alzó deshojando. Pétalos que sostenidos y acariciados por la
brisa surgida del resollar
de su contento se transformaron en
mariposas, en aves, en alados insectos. Sus tallos se
transformaron en plantas, en árboles agradecidos de frutos.
Despertó
entonces el hombre con la sonrisa de la mujer. Los miró con su
vigoroso resplandor el Padre y veló por ellos la Madre con su
tenue luz.
Los jóvenes sembraron luego la semilla de su corazón.
Así
comenzó la vida, están diciendo nuestras Ancianas / nuestros
Ancianos.
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POEMAS DE
ELICURA
CHIHUAILAF
EN ESTE SUELO
HABITAN LAS
ESTRELLAS
Tvfachi
mapu mew mogeley wagvlen
Tvfachi kallfv wenu mew vlkantukey
ta ko pu rakizwam
zoy fvtra ka mapu tañi mvlen ta tromv
tripalu ko mew ka pvjv mew
pewmakeiñ mu tayiñ pu fvchakecheyem
Apon kvyen fey tañi am -pigekey
Ñi negvmkvlechi piwke fewvla ñvkvfvy.
En
este suelo habitan las estrellas
En este cielo canta el agua de la imaginación
Más allá de las nubes que surgen
de estas aguas y estos suelos
nos sueñan los antepasados
Su espíritu -dicen- es la luna llena
El silencio su corazón que late.
LA LLAVE
QUE NADIE HA PERDIDO
La
poesía no sirve para nada, me dicen
Y en el bosque los árboles se acarician
con sus raíces azules y agitan sus ramas
el aire, saludando con pájaros la Cruz del Sur
La poesía es el hondo susurro de los asesinados
el rumor de hojas en el otoño, la tristeza
por el muchacho que conserva la lengua
pero ha perdido el alma
La poesía, la poesía, es un gesto, un sueño, el paisaje
tus ojos y mis ojos muchacha, oídos corazón
la misma música. Y no digo más, porque
nadie encontrará la llave que nadie ha perdido
Y poesía es el canto de mis antepasados
el día de invierno que arde y apaga
esta melancolía tan personal.
AÚN DESEO
SOÑAR EN ESTE VALLE
Mawvn
nvtrvgkvnutufi kvrvf ñi trarin
Ka, wenu, ti fvtra vl tripay zugun
Fillem ñi feypiley ñi neal choyvn
Mvlewma fentren kulliñ -pilerpuy
Mawizantu, pichike lafken vñvm kvme zugu
Umerkvlen
amun: Iñche ñi pewi mu, kiñe fvcha
Kizu vgvm ñi wiñomeal ti pu llampvzkeñ
Ñi pichike gemun tremkvlen antv mew
Ramtukenueli
tunten tripantv ñi nien pienew fey mu ayvwkvlean
Chumael
tukulpageafuy ti genolu?
Ñi newen tukulpan mew mogeley ta Mapu ka fey mu mvley taiñ Kuyfikeche tañi
mollfvñ
Kimaymi,
kimaymi, chumgelu -feypi
Petu
kvpa pewmalelfun tvfachi
Mapu
mew?
Las
lluvias tocan las cuerdas de su aire
y, arriba, es el coro que lanza el sonido de la fertilidad
Muchos animales hubo -va diciendo montes, lagos, aves, buenas palabras
Avanzo con los ojos cerrados: Veo, en mí, al anciano que esperando el
regreso
de las mariposas habita los días de su infancia
No
me preguntes la edad -me dice y estaré contento
¿para qué pronunciar lo que no existe?
En
la energía de la memoria la Tierra vive
y en ella la sangre de los Antepasados
¿Comprenderás,
comprenderás por qué dice aún deseo soñar en este Valle?
PORQUE SOY LA
FUERZA DE LO
INNOMBRADO
Pewman
ta we Kvyen mew, pika kvzawkefiñ ta lelfvn
Petu ñi zugu genon ka rayen rume genon femvn (welu zoy alv kamapu )
Tvfawla ñi pu ñawe zeumalkefiñ ien ruka ka kvrvf negvmvñ ma meke enew
ñi logko pvrakawellkvlen wente relmu
Witrunko
ta iñche
Umawtulen amuley lafken iñche mew
ka nepey ta mawizantu Nienolu vy tañi newen ta iñche, pi tuway mane chi
antv: Tami vl.
He
soñado en la Luna creciente dice
y he trabajado los campos
Antes que las palabras y que las flores fui (y más lejos)
Para
mis hijas construyo la casa de plata
mientras con el cabello al viento
cabalgo sobre el arco iris
Soy
el agua que corre
Dormido va el mar en mí y despierta la montaña
Porque
soy la fuerza de lo innombrado, dice corona del sol: Tu canto. |
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Entrevista publicada en Lakúma Pusáki en el otoño de 2008.
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