E l i   N e i r a

L A   L I T E R A T U R A

S E   M U E V E   E N   E L   A H O R A


p o r   M i g u e l   M o r e n o   D u h a m e l

 

 

 

 

 

 

Elizabeth Neira calderón, nació en Santiago el 11 de enero de 1973.  Es poeta, periodista, performancista y artista visual.  Ha desarrollado un interesante trabajo plástico en directa relación con su poesía.  Egresada de la Universidad de Chile, escribió para varios medios de comunicación impresa como La Época, La Noche, Rocinante, Patrimonio Cultural y El Mercurio ejerciendo la crónica y a veces la crítica.

 

Participó en los talleres de literatura de los escritores Carmen Berenguer y Gonzalo Millán.

 

En el 2003 publicó su primer poemario "Abyecta", libro que ha sido reeditado México y Argentina.

 

La siguiente conversación, donde nos dedicamos a bombardear a la institucionalidad imperante en este Chile del siglo 21, la sostuvimos en el Barrio Yungay, bohemio e histórico lugar donde la escritora tiene su casa.

 

 

 


 

 

 

 

¿Qué opinión tienes de la Sech (Sociedad de escritores de Chile)?

 

Después de las últimas elecciones, obviamente existió un recambio generacional importante.  Pero la SECh, como toda institución tradicional en Chile,  obedece a un paradigma de pensamiento y de organización antiguo.  Sus estatutos son antiquísimos y no tienen nada que ver con la realidad de cómo hoy la gente escribe, de la rapidez con que la escritura se mueve, por ejemplo en internet; o de la multiplicidad de contextos en que la literatura surge actualmente.  Hoy esto se hace desde una cada vez más creciente situación multidisciplinaria donde puedes encontrar a artistas visuales que escriben, videastas que escriben, travestis que escriben, gente que viene de distintas áreas no cultas de la sociedad que están generando escritura crítica más allá del formato.

 

Para mi gusto personal; la Sech es una institución completamente obsoleta, donde ha costado mucho que entre aire y que,  si quiere seguir viviendo en este mundo los próximos 50 años, va a tener que reinventarse muchas veces.  Pero creo que esto vale también para muchas instituciones de Chile, pienso en la Fundación Neruda, en Universidades, en el Centro Cultural de España, que se vieron fuertemente golpeadas por el intervencionismo de la dictadura.  Yo nunca he visto que la Sech vaya a las poblaciones a ver que están haciendo allí los escritores.  Tal vez, eso en la época de Manuel Rojas sí existía, pero eran otros tiempos donde las militancias eran super activas y los partidos aún no entraban en el descrédito que ahora tienen.  La Sociedad de Escritores es sólo una parte de un cuerpo que está enfermo, porque no ha sabido adaptarse a los cambios de los tiempos.

 

Concuerdo contigo en varias cosas, pero no creo que haya que enviar tan atrás la participación popular en la Sech, recuerdo las actividades que nacían desde esta casa y que se realizaban en las poblaciones de Santiago a fines de los ochenta y también en parte de los noventa.  Muchas de ellas organizadas por el poeta Osvaldo Ulloa.

 

Lo bueno de la transversalidad de la escritura es que durante estos años han aparecido efectivamente focos de renovación, como lo que actualmente está haciendo Jaime Huenún con el tema mapuche o el mismo "dildo rosa" que en noviembre pasado tuvo una de sus sedes allí, pero son focos, personas o grupos, no existe una política sostenida que favorezca la creación literaria.  Yo creo más en una evolución hacia una cooperativa de escritores, donde no exista esa detestable verticalidad de los cargos y puestos que hay en la Sech desde la presidencia hasta el peatonaje que somos nosotros.  Esas decisiones inamovibles y la presencia de las vacas sagradas…

 

Pero vacas sagradas de la literatura chilena actual no encuentras en la Sech…

 

Yo ya ni se cuáles son las actuales vacas sagradas de la literatura chilena porque como ya hace tanto tiempo que me siento alejada de esa institución…

 

Me atrevería a nombrar a un Raúl Zurita como una vaca sagrada, pero a él raramente lo ves en la Sociedad de Escritores.

 

 Sí, puede ser, aunque tengo entendido que está inscrito.  Lo que creo que le pasa a él y a otros locos que están en la esfera más visible es que deben pensar que en la Sech están perdiendo un poco el tiempo.  Pero esa pérdida de tiempo, y esto también es una opinión personal, es que desde el punto de vista gremial justamente ellos deberían estar allí para que esta cuestión cambie y se revitalice, compartiendo experiencias abiertamente y alejándose del ego, que esa cuestión del ego la encuentro una pendejada, pero puta que está presente entre los escritores.

 

 

 

Me llama la atención eso que dices del ego, porque creo que tú eres una persona bastante egocéntrica con respecto a tu obra.

 

Yo soy super ególatra, pero ejerzo el ego desde mi voz poética y eso es algo que tienes que instalar a contracorriente frente a las personas.  Si no confío en mi trabajo ¿entonces quién?  Pero hay momentos y momentos.  Cuanto estoy en el blog o en Facebook soy yo el centro de todo, pero si estoy en una mesa conversando o al hacer un festival de poesía entonces hay que mirar a los demás porque si no quedo sola.  Allí el ego se guarda.  Si estoy haciendo una performance debo saber que hay más personas haciendo lo mismo, que antes otros lo hicieron, que existieron "las yeguas del apocalipsis" y que antes de ellas hubo otro antecedente más importante como Enrique Lihn y Jodorosky, y antes fue Huidobro y así una seguidilla de gente hacia atrás.

 

Ahora hablemos de ti.  ¿Cómo te defines?

 

Siempre que me preguntan eso digo que ante todo soy poeta y es la poesía la que me hace derivar a otras expresiones como la visualidad, el video o la performance.  Pero lo que inicialmente siempre hay es un impulso poético.  Es cuando aparece algo mágico y comienza esa alquimia secreta de la construcción poética donde tomas elementos de la realidad y lo transformas en otra cosa, si te fijas bien, en el mundo de hoy nadie está formando nada.

 

Un poco Huidobriana tu idea…

 

Muy Huidobriana, como parte del creacionismo.  Porque yo soy capaz de crear un mundo a partir del arte y eso me lleva a entrar a una vida paralela que me alivia de esta otra vida, de la real.

 

¿Cuándo comenzaste en la literatura?

 

Tarde, el año 1997 tomé un taller con la Carmen Berenguer y mi primer libro lo lancé cuando tenía 30 años, "Abyecta" publicado el 2003 por editorial "Al Margen" y que después fue reeditado en México, Argentina, pronto sale en Ecuador.  Un libro que me ha excedido un poco, pero es lo que uno desea, que la obra se multiplique, que el libro tenga vida propia y con unos textos que me dejaron muy conforme.

 

 

 

Hace poco conversamos de la importancia que le asignas a la idea o el mensaje dentro de la obra artística, sin embargo hay en ti una fuerte preocupación por el objeto, por la visualidad, por el significante en suma.  Hablemos un poco de esto.

 

El hecho de haber sido periodista hace que todo el ejercicio del arte nazca desde la teoría de la comunicación, para mí el arte es el vehículo de lo que quiero decir.  Eso lo tengo clarísimo.  Viene desde mi época como cronista en el diario en que trabajaba donde siempre surgía el tema antes de comenzar a escribir.  En el arte ocurre lo mismo, yo quería romper con algo y de ahí fui desarrollando el cómo hacerlo hasta crear mi propio lenguaje.

 

Eso sí, siempre he estado en contra del "Arte por el Arte" porque considero que no existe.  El arte tiene una función ontológica desde el principio de los tiempos, desde lo rupestre.  Cuando el cavernícola estampaba sus manos en la roca, lo hacía para reducir su angustia existencial,  para dejar testimonio de su estar en la tierra.  El arte responde a una necesidad existencial, es algo que va más allá de la belleza y es lo que justifica que se escriba tanto, se teorice, existan bibliotecas y museos, etc.

 

En base a eso, qué piensas de la obra de artistas para quienes era o es crucial el significante, de  Juan Luis Martínez, por ejemplo.

 

Juan Luis Martínez era un loco que trabajaba de manera muy sintética la forma y la idea.  La forma como un vehículo de la idea.  Por eso las tachaduras, las fotos, los collages.  A todo esto los collages recién salieron a la luz pública después de su muerte, porque él ni siquiera los mostraba.  Él los hacía porque de alguna manera eso tenía que ver con su pulsión estética.  Creo que Juan Luís Martínez posee una obra super interesante que ha sido muy poco teorizado y difundido porque, en general, a la gente le cuesta lo nuevo y me refiero a las instituciones que dirigen los destinos del arte que se olvidan de que los mismos artistas a quienes representan y cuidan el legado alguna vez fueron la vanguardia.  De hecho la poesía chilena es la vanguardia, es la potencia cultural de este país más que cualquier otra expresión.

 

Algunos te dirían que actualmente en Chile la novela está funcionando más.  Se lee más, se vende más y hay nombres importantes en ese ámbito.

 

Desde mi experiencia como cronista donde conocí a críticos y cómo se mueve el mundo editorial, te puedo decir que el fenómeno de la novela chilena es totalmente creado, el supuesto boom de los ochenta con Gumucio, Costamagna, Azocar, fueron novelas bien criticadas en su momento pero que después no pasó más nada, fueron libros imposibles de exportar.  Si vas a las librerías de Buenos Aires, por ejemplo, no encuentras nada de esa gente porque ese fenómeno no existió, sólo fue lo mediático, editorial y local.  Tú te das cuenta cuando las cosas quedan, ¿y qué quedó de esa época?,  Lemebel.

 

Pero está dejando fuera muchos nombres que, te guste o no, están con su narrativa constantemente en la palestra y que están viviendo de su producción literaria. Collyer, Serrano, Fuguet, Rivera Letelier…

 

No se trata sólo de ganar plata, si eso lo puedo hacer con un puestito vendiendo completos.  La crisis de las instituciones también pasa por el mundo editorial.  A nadie que le interese lo que realmente está pasando con la literatura chilena va la Feria del Libro de Santiago.  No, ellos van a la Furia o al Chancho 6 los viernes para escuchar a jóvenes poetas.  El mercado se separó del que hacer del arte y se enfocó en otros criterios.  No es de extrañar, la gente que lee y que ama la literatura sabe eso y, te digo, que existe un importante grupo lector de escritores que tienen nuevas propuestas, de los independientes, quizás no se hacen ricos, pero sí venden sus libros.

 

Lo he conversado con otros, no nos interesa ir a la Feria del Libro.  Tampoco estar en contra de ella, hacerlo es darle una importancia que ya no tiene.  Lo que sí me interesa es la creación de instancias de exhibición, vinculación, circulación y comercialización de las obras que sean novedosas a través de la web o con las ferias independientes.

 

 

 

Es una lucha permanente porque el mercado nunca te va a dar los espacios.

 

¡Jamás va a hacerlo!.  Entonces yo puedo generar mi propio mercado, mi antimercado.  Todo el mundo está en eso.  Si hay un mercado informal para saltarse el asunto del iva, por qué no puedo tener mi propio mercado para la literatura y especialmente para la poesía.  Creo que la opción es ir a crear espacios para mostrar y vender lo que hacemos en vez de echarse a llorar por lo que el mercado y la industria editorial nos niega.

 

Cuéntanos un poco sobre el evento "El Dildo Rosa" que se realizó hace poco en Noviembre.

 

Fue un evento que realizamos en algunas partes.  En el Capri, que es un cine porno, un sitio que se arrienda, pero que es bastante simbólico, porque el resto del año es un antro de perversión en el sentido católico de la palabra.  Era importante usar ese lugar, de alguna manera renegado socialmente.  También ocupamos la Sech que se encuentra entre la legitimación y la no legitimación; la Perrera Arte que fue una de los primeros lugares independientes de experimentación artística en los comienzos de la actual democracia y el Cine Arte Alameda, que siempre ha estado apoyando este tipo de manifestaciones.

 

Haber estado en la Sech fue sacudirla un poco, sacarla de ese estado de latencia que tiene y ponerla en medio de esta muestra de arte más puntudo.  Me hubiera gustado que más gente de esa institución, más escritores estuvieran presentes y participaran de este evento. En algún momento sentimos que sólo nos estaban arrendando el espacio.  Cierto que la actual presidenta, la poeta Carmen Berenguer, habló ese día y algunos pocos escritores.  Pero sentí la falta de una acción más activa y dialogante de parte de ellos y hacia allá debiéramos ir para que las cosas cambien.  Es decir, ser capaces de discutir, de enfrentar nuestras posiciones, las cosas que nos diferencian y las que tenemos en común para ir construyendo una nueva escena artística chilena.

 

 

 

Valoramos mucho que hayan asumido completamente las cosas que allí ocurrieron, algunas que se nos fueron un poco de las manos, sobre todo en las performances y el uso de algunos muebles patrimoniales.  Pero entiendo que ellos vieron la importancia que tiene que un evento como este se realizara en sus dependencias con la presencia de esta literatura de los márgenes, de este arte gay, travesti, cargado de sexualidad;  y valoramos, sobre todo, que posteriormente no se desarrollara el típico pelambre destructivo que suele ocurrir más seguido de lo que uno quiere, pensando además que la Sech adolece de un marcado machismo al igual que otras instituciones, como los partidos políticos.  Si les cuesta asumir la paridad, imagínate como les debe costar aceptar a un tipo transexual que tiene vida, historias, ideas y algo que enseñarte o al menos compartir.  Pero fue un avance en la pluralidad y eso es importante.

 

No pasó desapercibido en todo caso.

 

Qué bueno.  Es bueno que la gente se cuestione qué es el arte; que les sirva para reflexionar sobre su vida, porque en el fondo el sentido de la cultura y del arte es generar el movimiento  de las ideas.  Se busca la discusión, porque el origen de todos los prejuicios es el desconocimiento.  Y existe mucha información, museos, bibliotecas que se ocupan de este tipo de arte que nosotros promovemos, que es minimizado por algunos y dejado de lado.

 

Es que siempre el tema de la corporalidad va a estar muy cercano al escándalo…

 

Siempre.  Y esa es la idea.  La de reapropiarte de tu cuerpo y dar la lucha no sólo desde las ideas, sino también desde mi cuerpo, desde la huelga de vientre hasta la transexualidad que es otra forma de presionar al sistema.  Cuando alguien decide ser "trans" y se opera, está negando a una familia patriarcal, está negando una forma de consumo y de vida capitalista heterosexual.  Se están generando maneras antisistémicas de vivir en todo el mundo a partir de las micropolíticas que deciden las personas y que son totalmente válidas.

 

Todo esto le concierne a la literatura, el mundo de hoy y no el de ayer o de siglos atrás.  Eso es historiografía.  La literatura se mueve en el ahora y debe participar desde cualquier lugar, como crítica, como participante, como auspiciante.  Por eso eché de menos a más escritores en "El Dildo Rosa".

 

¿Cómo le asignas la importancia a una obra de arte, a un poema?

 

Si bien es cierto que, dentro de la teoría de la comunicación es importante el mensaje, también lo es el vehículo donde viaja.  Si no presento mi idea de una manera atractiva simplemente no le va a llegar a la gente.  O si elijo lugares de exposición tan cerrados que sólo yo los vea.  En lo que no creo ya hace rato es en el concepto de belleza.  No creo en la belleza, eso lo encuentras en la peluquería pero no en el terreno del arte.  A mí no me importa si un poema está bien o mal escrito, lo que me importa es que tenga algo que decir.

 

 

 

¿Entonces no corriges mucho tus poemas?

 

De repente corrijo, otras veces no.  Trato de que eso lo hagan otras personas porque yo no tengo una visión muy imparcial.

 

¿En serio?

 

O sea, de que corrijan el poema entero no, pero sí dejo que mis amigos me sugieran si tal o cual palabra está de más o si una coma se debe quedar o desaparecer.  Cuando corrijo los poemas lo hago en otro sentido.  Lo hago para sentir que lo que estoy diciendo va a la velocidad y con la intensidad que yo quiero.  Más que en términos de belleza o no belleza, me importa que el poema tenga una intensidad y profundidad determinada.  Que sea un golpe, que tenga un impacto como mensaje.

 

Cuando te decía que me opongo a la belleza, en realidad me refiero a un concepto que ha instalado la academia, una belleza culta, por lo tanto clasista, elitista.  Una belleza que es como la cursilería de la gente que cree tener la capacidad de decir qué es bello y qué no lo es.  La belleza como emoción es patrimonio de lo humano, por lo tanto existe en todo.

 

¿Te cuesta mucho escribir?

 

No tanto.  El hecho de haber tenido que trabajar diez años en un periódico escribiendo crónicas me obligó a tener un ritmo diario y a perderle definitivamente el miedo a la página en blanco.  Siempre ando con una libreta, porque la idea impertinente se asoma en cualquier lado.  La escribo, la guardo y después llegado el momento de escribir, tengo el punto de partida listo.

 

Lo que me cuesta mucho escribir son ensayos, eso para mí es una cuestión árida.  Me demoro como un mes en escribirlos porque me cuesta abordarlos desde la racionalidad.  Con la poesía es distinto ya que es una deriva donde no tienes que estructurar necesariamente una línea de pensamiento.

 

 

 

¿Prefieres el computador a la hoja?

 

Al momento de llegar al producto final prefiero el computador, de ahí a la red.  El internet es una de las plataformas que más uso y que más me gusta.  Trato de mantener una presencia constante en la web, en mi blog o en Facebook.  Mis criterios de publicación pasan más por ese lado que por el papel.

 

También creo que el libro en papel también está en crisis.  Igual es lindo tener un libro, pero va a ir volviéndose cada vez más un lujo, por una cuestión bien simple: el papel se va a hacer más caro porque hay menos árboles, menos tierra cultivable, más población que crece y consume, más capitalismo que incrementará el precio del papel y así sucesivamente.

 

Internet y las redes sociales son un medio muy masivo, pero yo soy un hincha del libro, como objeto y vehículo de cultura.

 

El libro va a ir derivando cada vez más hacia allá, hacia el objeto.  De hecho cada libro que estoy haciendo ahora tiene ese concepto, libros hechos a mano, individualmente de forma artesanal y me va bien con ellos, vendo bastante y siempre a precios bastante bajos.  La idea de autoeditarme surgió de que me di cuenta que, dada la estructura editorial chilena, iba a ser muy difícil que editaran mi trabajo y siempre sería una autora marginal.  Un día en Argentina y conociendo la experiencia de las editoriales independientes de allá vi que era muy fácil editar un libro, basta con una impresora, las ganas y empezar a doblar papeles.  Por eso cuando partieron se llamaron "cuadernillos de emergencia", cuando sentí muy necesario enviar el mensaje en medio de una situación comercial adversa.

 

Ahora que mi trabajo está presente hay algunas editoriales que me guiñan el ojo como diciendo "te podemos editar", cuando ya hice la pega más dura, cuando ya me conocen en distintos lugares, porque a donde sea que viajo leyendo poesía llevo sesenta cuadernillos hechos a mano y los vendo, me leen, me buscan en el blog, se corre la voz entre más personas y así se va multiplicando.  La gente que me escucha compra mis libros porque saben que no están en librerías y no están allí no por una razón antojadiza, sino por el trato que le dan a los escritores independientes que es muy malo, el cargo del iva, dejar los libros a concesión, etc.  Entonces la gente se da cuenta de tu opción y de que si no te editan no es porque tu literatura sea mala sino por una postura política específica.

 

Siento que en Chile se ha instalado la estructura casi inamovible patrón-inquilino, y en esa idea está el editor actual sentado en una oficina esperando que llegue el tipo que escribe a rogarle por la publicación de su obra.  No veo la actitud de los editores viejos, como Losada, que de partida era gente muy culta que amaba la literatura, que no hablaba en términos de negocio, pero que sí lo era y resultaba porque había amor; eran grandes lectores y grandes investigadores, o sea, los tipos iban a los talleres, a las lecturas ¿Cuándo has visto en Chile a un editor en una lectura de poesía?   ¡Nunca!    Ellos creen aún que los escritores los necesitamos y es al revés, ellos nos necesitan a nosotros.  Una obra puede sobrevivir sin las editoriales, pero ellas no pueden vivir sin nuestro trabajo.  Es lo mismo que pasa con todas las instituciones culturales que sólo se mantienen y su razón de ser es sólo si existe primero la obra de arte.

 


 

 

 

Escucha dos poemas de

Eli Neira


 

 

 

   

Peñi mi hermano, pocos saben lo que tú.


 

 

 

 

 

 

 
 

 

     

El tiempo no fue generoso con nadie.