L U Í S   O M A R   C Á C E R E S  ( 1 9 0 4  – 1 9 4 3 )

E N    E L   V E L O   D E L   M I T O


p o r   A n t o n i o   G a s t e l u

 

 

 

 


Antonio Gastelu es escritor e investigador chileno.


 

 

 

Extraña muerte encontró el poeta Luis Omar Cáceres, su cuerpo fue hallado en el canal de La Punta, en Renca, con la cabeza rota por un golpe profundo en la zona frontal y con los bolsillos vacíos.  Fue reconocido por familiares en el servicio médico legal a principios de septiembre de 1943, por lo que se presume que su data de muerte fue en las postrimerías de agosto de ese mismo año.  Cáceres es una figura que el tiempo y las incógnitas de su vida lo han transformado en un ser mítico, escritor de culto que publicó sólo un libro en vida, "Defensa del ídolo", cuyos escasos ejemplares –los que se salvaron de la hoguera- se valoran en cientos de dólares.

 

Epítome del escritor maldito, Omar Cáceres era un individuo misterioso, un ciudadano que se movía entre penurias económicas por bares y tertulias de noctámbulos recitando sus melancólicos poemas, rodeado, dicen algunos, de malas compañías de la vida literaria y de la otra.  Entre sus habituales cercanos escritores se pueden contar a Andrés Sabella, Antonio Acevedo Hernández, Pablo de Rokha, Rosamel del Valle, Volodia Teitelboim, Miguel Serrano y, antes de caer en el gran etcétera de esta enumeración, un tal Vicente Huidobro que prologó su "Defensa del ídolo".  Cabe hacer notar que es el único prólogo que el padre del creacionismo le dedicó a un autor chileno.

 

Misterioso, quién sabe si por opción, se conoce poco sobre su vida.  Su nacimiento se sitúa el 5 de julio de 1904 en Cauquenes, aunque algunos autores lo desplazan hacia 1906 como lo hace Elsie Wood en su libro “Carné Lírico Chileno”, después sólo se encuentran datos espaciados con aroma a inexactos.  Se tiene constancia de que estudió en la escuela N° 10 de su terruño; que ya entonces escribía poesía; que ingresó al Seminario de Concepción; siguió sus estudios de humanidades en Rancagua, donde se trasladó junto a su madre que era profesora.  A los 21 años vive en San Antonio donde trabaja como secretario del juez de policía local Eliodoro Astorquiza, quien también fue crítico literario y se transformó en una suerte de mentor para nuestro poeta.  Uno de los trabajos inconclusos de Luis Omar Cáceres es precisamente un estudio biográfico de Astorquiza quien, durante la primera mitad del siglo veinte, fue un reconocido crítico literario.  El cambio en el gobierno, cuando asume Carlos Ibañez del Campo, deja sin trabajo a juez y secretario por razones políticas. 

 

 

 

Cáceres viaja a Santiago, entonces su existencia se difumina, se hace un fantasma que cambia regularmente de domicilio.  La leyenda dice que formó parte de una orquesta para ciegos, como violinista; que su inestabilidad económica lo llevó a interesarse en la colonización de Aysén o a probar suerte en Colombia, viajes que nunca se concretaron.  Ingresó al partido comunista y fue postulado a diputado.  Tal vez esa fama de individualista, casi misántropo, que cultivó, no sea tan exacta después de todo, ya que esta intentona política revela a un hombre que comparte, debate, asiste a reuniones, es reconocido por su "influencia" en sindicatos y sectores populares.  "Su nombre está arrastrando corriente en varios grupos" se escribió de él por el apoyo que recibió en sectores de izquierda.  Era reconocido por su labor en favor de pescadores, portuarios y conductores de la locomoción colectiva en el distrito de La Victoria, Melipilla y el puerto de San Antonio.

 

Andrés Sabella, recuerda su primer encuentro con Cáceres en una tertulia en el Portal Fernández Concha oficiado por el poeta Luis Bernisone.  Cuenta que "Cáceres asistía, como entre brumas, a la conversación" hasta que levantó la voz y prácticamente ordenó: "Vamos a alguna parte donde La Poesía se encuentre más cómoda".  Terminaron conversando profusamente en un bar cualquiera al resonar de los vasos y las polémicas.  En ese entonces, Cáceres estaba por publicar su libro.

 

La figura de Omar Cáceres es indisoluble a la existencia de "Defensa del ídolo".  Se reconoce en este libro una madurez y profundidad en el lenguaje; lucidez y refinamiento.  Si bien Cáceres trata de ser encajado dentro de las vanguardias de las primeras décadas del 1900, no es un rupturista, pero su trabajo, indudablemente, no es continuador de la tradición que convive dentro de la palabra poética latinoamericana.  Su cercanía con el creacionismo se identifica, por ejemplo, en versos como: "Ah, los horizontes / anillos imposibles"… "Hasta que un día se clavó en mi sueño / os-ci-lan-do / como una espada" (poema "V", Defensa del ídolo) o en "Anclas opuestas" del mismo libro, donde la figura de un automóvil ocupa la acción poética y el texto se mueve a la velocidad que da el motor con sus cilindradas:

 

 

 

Junto a su primo, Alejandro,

en el cerro San Cristobal en 1925

"(100, 200, 300,

miles de kilómetros, tal vez).

            El motor se aísla.

            La vida pasa.

            La eternidad se agacha, se prepara,

recoge el abanico que del nuevo aire le regala nuestra marcha;

en tanto que enterrando su osamenta de kilómetros y kilómetros,

los cilindros de nuestro auto deparándose a la zona de nuestros

                                                                                  [propios muertos:

he ahí a los antiguos héroes dirigiéndonos sus sonrisas de altivos y

                                                                                  [próximos espejos;

mas, junto a ellos, también resiéntense,

los rostros de nuestros amigos,

los de nuestros enemigos,

y los de todos los hombres desaparecidos:

nuestro automóvil les limpia el olvido con el roce delirante de sus hálitos".

 

Es libro de Luis Omar Cáceres, es una obra estudiada cuidadosamente por el autor.  Sus poemas fueron resultado de un proceso de corrección hasta encontrar la forma y las palabras justas.

 

 

 

Como todo autor que entrega al vuelo su ópera prima, Cáceres buscó las palabras de algún connotado  escritor para prologar el libro.  Pablo de Rokha escribió laudatorios párrafos, pero estos no convencieron a Cáceres, que entonces se inclinó a escribir él mismo un inicio posible.  El poeta le envía una carta a su hermano Raúl, profesor de castellano en el liceo de hombres de Viña del Mar, quien le brinda constante apoyo intelectual y económico, donde se puede leer lo siguiente:

 

"Raúl: Dime francamente qué te parece este prólogo escrito por mí.  Estoy dispuesto a prescindir del que me hizo Pablo de Rokha.  En caso doblemente negativo, me conseguiré uno de otra persona".

 

Y esa otra persona fue Vicente Huidobro.  Es decir, nos encontramos a dos inmensas figuras de la poesía mundial prologando el trabajo de Cáceres, y este se dio el lujo de desechar las palabras de uno de esos bardos.

 

Raúl, el hermano inmerso en el amor filial, la sensatez y la estabilidad laboral, envió a la imprenta y editó "Defensa del ídolo" en 1934, en un intento de que la obra de Omar Cáceres fuera publicada obteniendo la oportunidad que por muy lejos se merecía.  Sin embargo, es que acá ocurre uno de esos momentos trágicos que ayudaron a consolidar el mito de este poeta y su obra: Luis Omar Cáceres quema casi la totalidad de la edición. Envía sus propios libros a la hoguera, enfurecido por el resultado que salió de la imprenta.  Los pocos ejemplares que se salvaron sufrieron también del enojo del vate, quien arrancó de ellos las hojas que contenían el prólogo de Huidobro.  Apenas dos libros se salvaron de este arrebato y se conservan hoy en la Biblioteca Nacional de Santiago. 

 

 

 

Viendo estos ejemplares, uno se pregunta el porqué de tanta furia.  Son libros de pequeño formato, pero bastante bien diseñados.  Algunos autores plantean que Cáceres no soportó algunos errores de impresión, pero actualmente, y a la luz de un hecho favorable, es que ahora se postula una nueva hipótesis: Durante el año 2011, fueron entregados al recaudo de la Dirección de bibliotecas, archivos y museos de Chile, al Archivo del Escritor, una gran cantidad de documentos, manuscritos y fotografías pertenecientes a Luis Omar Cáceres.  Dentro de estos se pudieron hallar los manuscritos originales, corregidos y agrupados de la obra "Defensa del ídolo", documentos que indican que esta corpus estaba compuesto por más poemas que los que fueron editados en 1934.  Se presume, entonces, que Cáceres decidió destruir los libros al ver publicada su obra incompleta.  Esto tiene sentido.  Casi la totalidad de las veces, son los poetas los que se preocupan de cada detalle de su obra publicada, ya que se entiende al libro como el fin último de una obra de arte.

 

Una breve obra publicada, la casi desaparición de la misma en medio de las llamas, figura y presencia brumosa, pero tangible.  Sólo falta que la vida sea breve y la partida misteriosa para consolidar el mito.  Y el mito está completo: finalizando agosto de 1943, cuando la luz se esconde y da paso a las sombras transeúntes, Luis Omar Cáceres dirigió sus pasos desde la Avenida Fermín Vivaceta, en la comuna de Independencia, hacia la calle Domingo Santa María, iba hacia el poniente, hacia Renca, lugar que actualmente es dominado por una cruz gigante en la cima de un cerro.  Antonio Acevedo Hernández escribió en un artículo del periódico Las Últimas Noticias, que el día que Cáceres desapareció, se le vio junto a "un hombre de estatura mediana, negro, de gesto desapacible".  Se perdieron por calles de adoquines y a medio terminar.  Su cadáver fue encontrado en una zanja, con profundas heridas en la cabeza y sin dinero, lo que hizo suponer un alevoso asalto; sin embargo, su hermano Raúl y el escritor Luis Sánchez Latorre levantaron la idea de que su muerte se debió a motivos políticos.  Lo cierto es que no existe evidencia alguna de que ni la justicia ni la policía de la época se hayan preocupado de aclarar esta mala muerte, y los asesinos del poeta Luis Omar Cáceres quedaron impunes de este crimen.

 

Entramos en el velo del mito de este poeta, un velo que se descorre de a poco con el estudio actual y porvenir de los archivos que hoy se encuentran a resguardo de la Dibam.  Luis Omar Cáceres y su "Defensa del ídolo" son parte de la mitología literaria.  Un mito alimentado por él mismo.

 

En San Antonio en 1926

 

 

 

 

Bibliografía consultada:

- Luís Omar Cáceres, el poeta cuya muerte avergüenza a la justicia, artículo aparecido en el diario Las Últimas Noticias el 6 de septiembre de 1945, escrito por Andrés Sabella.

- Omár Cáceres (1904-1943). archivo en memoriachilena.cl

- Defensa del ídolo. Libro de poemas de Luís Omar Cáceres, 1934.

- Luís Omar Cáceres, ídolo rupestre. Artículo escrito por Hernán Ortega Parada, 2011.

- Omar Cáceres, una leyenda de la vanguardia poética chilena.  Artículo escrito por Pedro Pablo Guerrero, 2013,

- Carné Lírico Chileno, 1900 - 2002.  Elsie Wood.

- Defensa del ídolo.  Edición semifacsimilar de los poemas de Luis Omar Cáceres realizado por la Dibam y la Biblioteca Nacional de Chile, Agosto de 2013.