J a m e s O s c c o A n a m a r í a E l p o e m a t r u n c a d o p o r M i g u e l M o r e n o D u h a m e l |
|
El 20 de Octubre del año 2005, en la ciudad peruana de Abancay, a unos 800 kilómetros al sureste de Lima, fue encontrado el cadáver del poeta Apurimeño James Oscco Anamaría. El cuerpo presentaba claras muestras de haber sido cruelmente torturado: le faltaban las uñas, le vaciaron uno de sus ojos, le aplicaron electricidad, le quebraron el tórax y las rodillas.
Estaba en una basural dentro de una bolsa de plástico y en su nuca se podía apreciar una profunda perforación hecha con un arma corto punzante. James Oscco había sido secuestrado dos días antes. Dos días en los cuales estuvo a merced de sus verdugos. Dos días de brutalidad inaguantable para cualquier ser humano y que, sin embargo, tantos han debido sufrir: hombres------mujeres------niños en manos de escuadrones de la muerte en distintas partes del mundo, generalmente grupos militares u oscuros equipos especiales de seguridad de esos estados que no guardan ningún respeto por el derecho de las personas aún cuando así lo vociferen. En este caso peruano las sospechas van dirigidas al "Grupo Colina", que aún sigue operando en Abancay intacto dentro de las Fuerzas Armadas. La muerte de James Oscco ocurrió durante el gobierno democrático del presidente Alejandro Toledo y, desde entonces hasta hoy en que es por segunda vez mandatario Alan García, este cruel asesinato ha quedado en la impunidad y en el olvido.
Las autoridades peruanas de la época tipificaron el hecho primero como un ¡"suicidio"!, luego como un ajuste de cuentas por "líos de faldas" y finalmente lo atribuyeron a un crimen común. |
Pero no es sólo la forma en que James Oscco murió. Es su vida que iba dejando marcas por donde anduviera. Él era un poeta y además profesor que se esmeraba en sus clases y en sus alumnos. Siempre con un sentido por la justicia social que ya en su veintena le había significado sufrir la persecución y el apremio.
El
también poeta peruano, Armando Arteaga, ha dicho de la poesía de James
Oscco "su obra poética era una expectativa dentro del panorama de la
nueva poesía apurimeña.
Así, la obra trunca de Oscco Anamaría pudo ser una verdadera laguna de frescura y sinceridad que le daba nuevos aires al verso peruano. Cómo olvidar que de ese mismo país surgió la que, a mi parecer, es la voz más importante de la poesía latinoamericana, la letra que provocó un cambio profundo en la forma de escribir poemas en distintas partes del orbe. Me refiero, por supuesto, a César Vallejo, un lujo de creador que alguna vez deambuló por los suelos de la tierra y que se ha vuelto eterno.
James Oscco Anamaría alcanzó a publicar en verso y en prosa los siguientes libros : "Wakcha Gaviota" (1996), "Relámpagos de amor" (2000), y "Siempre será águila" (2004).
Para apreciar algo las palabras de este jóven poeta nacido en 1970 cito estos dos poemas :
En un breve intercambio de correos electrónicos el poeta Feliciano Mejía, quien ha estado desde siempre muy comprometido con el esclarecimiento de este crimen, constata en qué se encuentra hoy la investigación. Mejía nos dice :
"Su caso está silenciado totalmente. No se quiso investigar. Y el resultado de las acciones legales emprendidas en Abancay, Apurímac, como suponíamos, quedó en nada.
Por ello, ahora, estamos relanzando una campaña de poemas para no olvidar y, en perspectiva, para continuar las demandas hasta que tarde o temprano ello se aclare. Con la familia Oscco estamos formando una Asociación de Derechos Humanos.
Todo lo actuado legalmente y los resultados nulos, lo pusimos en conocimiento de un Congresista que propuso tendernos la mano pero que no hizo nada: sólo pusimos los papeles en trámite documentario del Congreso de la República sin ninguna esperanza, sólo como testimonio de impunidad."
Escribo este artículo para frenar el olvido. Qué tanto le importará a las personas que puedan leer estas palabras el homicidio de un poeta. Espero con fuerzas en el fondo de mí que sea lo suficiente como para al menos mover a la reflexión y que al menos una vez se diga en voz alta el nombre de James Oscco Anamaría, porque cada vez que lo nombramos alejamos a la muerte; porque cada vez que le invocamos logramos que perdure su presencia y vencemos a los criminales que quisieron acallarlo; porque cada vez que lo nombramos podemos hacer que la verdad se acerque un poco más a los tribunales de justicia obligándolos a hacer lo que siempre debieron hacer.
Estas palabras son algo, el resto depende de ustedes y de todos nosotros.
|
|