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María
Loreto Mora Olave, doctora en educación.
Interpelando a nuestra
interioridad
Cuando Felipe Chávez (Mikél) me lanza sin decirme
“agua va”: “Loreto, quiero que tú presentes mi libro”, mi
respuesta fue: “creo que hay personas más expertas que yo en el
terreno poético”, a quienes aprovecho de pedir su dispensa por
ocupar este espacio.
Estoy aquí en mi calidad de amante de las letras
y por motivos más transcendentes que los pergaminos que uno va
acumulando que, dicho sea de paso, en su mayoría, no se vinculan
con la literatura. Estoy aquí por la bondad de la amistad del
autor y del Grupo Poético Benidorm ¡Imposible resistirse frente
a tanto cariño!
En consecuencia, y quienes ya me conocen, no
esperen un análisis erudito de una crítica literaria, porque no
lo soy, o el de una editora, porque tampoco lo soy. Solo me dejo
llevar por la fuerza del “primer amor”: soy profesora de
castellano hasta el fin de mis días, y sin importar mis afanes
académicos de hoy, los cuales transitan desde lo curricular, lo
gramatical, lo discursivo, las reglas del diseño investigativo,
lo literario emerge en mi vida, en detalles tan pedestres como
el lugar donde vivo, que lleva el nombre de Marta Brunet, o en
mi historia sentimental (sí, también he devenido en musa de
poeta con aromas del medio oriente). Es decir, lo literario
aflora como un “Pulso”, título de la primera parte del libro que
hoy nos convoca, incluso en mis actuales afanes escriturales,
bajo la mirada compasiva y paciente de mi tutor doctoral:
“recuerde que usted debe escribir en los terrenos de las
ciencias sociales”. Humildemente, querido maestro, creo que una
cosa no quita la otra…porque a final del día, con ambos amores,
la literatura y la investigación, el objeto de deseo, es la
palabra.
Y en este punto aplaudo esta “empresa” literaria
que Felipe, el Ingeniero Comercial, ha sacado adelante, porque
como lo plantea en su prefacio, que más bien es su manifiesto
poético, cuánta falta nos hace asumir que como seres humanos
tenemos diferentes dimensiones.
La prensa local ha titulado: “Felipe Chávez: La
poesía de un político de Ñuble”, “Político e ingeniero debuta en
las letras con libro de poesía”; sin embargo, así como la
profesión no nos define en sentido completo como seres humanos,
tampoco los partidismos políticos.
Quizás muchos de los presentes, que nos conocen a
ambos en nuestras posiciones políticas, Felipe con un compromiso
mayor con la militancia, en mi caso, con una postura crítica,
tampoco “les cuadra” que exista una amistad entre nosotros. Les
cuento que la “culpa” la tiene ella, la poesía…
Ayúdame con la memoria Felipe ¿hace cuánto que
nos conocemos? ¿tres años? Y todo empezó por un amigo en común,
y un buen día me llamaste para saber si podías enviarme tus
poemas. Desafío grande me pusiste porque cómo iba yo a emitir
una opinión sin conocerte. Luego vinieron las tertulias de té en
mi casa y mi sugerencia de evitar las asonancias y otros
detalles sugeridos que de buenas a primeras no te gustaban, pero
te lo había advertido: mi crítica podía resultar un tanto dura…
¿Recuerdas que también leíamos poesía? Y un buen
día llegamos al poeta Sergio Hernández, que tanto te gustó su
“Carta a dios” y fíjate que a mi juicio hay un poema tuyo que me
lo recordó: “El todo”.
“Hijo del Sol” en su casi centenar de poemas,
posee la virtud de interpelarnos en nuestra interioridad
recordándonos que lo verdaderamente importante radica en la
simpleza, tópicos recurrentes en las composiciones del novel
poeta, es su alusión a elementos de la naturaleza: el viento,
los mañíos, los arrayanes, los paisajes ñublensinos.
La voz poética, transita desde la primera persona
en “Pulso”, en la segunda parte, se da paso al predominio de la
segunda persona; es decir, el yo lírico interpelante, como en
“Dudas infelices”: Amor, por qué me
acusas de no quererte, si aquí estoy tratando de entenderte”
En el tercer apartado de la obra, “Desvaríos”, la
voz se vuelve enunciativa, para terminar en “Amores furtivos”,
como una cuarta parte, integrada por un poema de mayor aliento,
donde el hablante nos interpela con notable energía vital,
mediante la exclamación poética:
“¡Al abordaje, camaradas,
el amor existe!
Ataquemos esos barcos
Inmóviles en la torpeza,
Carentes de credos,
Alejados de las aguas profundas
Del amor y sus riquezas”.
La preocupación central del hablante sin duda es
el amor, en sus diversas etapas, podría decir que el hablante
nos relata una historia de amor en verso, cruzada por los
paisajes y por la preocupación existencial.
Este “Hijo del sol”, con un verso alejado de
pretensiones artificiosas en el uso de la palabra, se aproxima a
los lectores con un lenguaje transparente, convirtiéndose en una
obra ideal para seducir a quienes aún no descubren el placer de
la obra poética, y con sus 99 poemas, nos deja la puerta abierta
para leer el número 100.
Quiero que sepas Felipe, que todos quienes
estamos arropándote hoy en este nacimiento, estaremos esperando
tus venideros versos diáfanos, para siquiera por instantes,
difuminarnos entre poesía y vida.
Felipe
Chávez García - Mikél (Santiago de Chile, 1968)
"Hijo del sol", Autoedición,
2016.
Poesía.
104 páginas.
Disponible
en
versión Kindle en Amazon:
https://www.amazon.in/HIJO-Spanish-Felipe-Ch%C3%A1vez-Garc%C3%ADa-ebook/dp/B0867MRX5Z
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