D E S L I N D E S   S O B R E

R O Q U E   D A L T O N

p o r   E f r a í n   H u e r t a

 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

Tan pronto como comenzó a circular la noticia de la muerte de Roque Dalton, Efraín Huerta, poeta y periodista mexicano, le dedicó varios artículos en su columna “Deslindes” del Diario de México. Los siguientes artículos corresponden a los del 17 de junio, 18 de junio y 15 de septiembre de 1975.

 

 


 

 

 

 

 

Poeta “ajusticiado”

 

 

Esta hoja mimeografiada no trae fecha de expedición.  Se trata de un “Comunicado del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP”, y después de un apretado texto a renglón seguido sesenta líneas, más o menos, un lema, “Vencer o Morir”, y “Estado Mayor del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP”.

 

El primer párrafo tiene un cínico acento de vanagloria; dice que el ERP “acaba de salir victorioso de uno de los ataques más peligrosos que lanza la tiranía y el imperialismo…”  Luego, una mención a la CIA.

 

Más vanagloria en el segundo párrafo: que ya no es fácil que la policía secreta y la CIA eviten ser detectadas.

 

Mucha más jactancia en el tercer párrafo y, amigos, entramos en el cuarto párrafo.  Pero hay que aclarar dónde estamos: estamos en territorio de la República de El Salvador, el país más pequeñito de la América Central, limitado por Guatemala, Honduras y el Pacífico.  Su población no llega a los cuatro millones, pero El Salvador se ha significado en los últimos años por la elevada categoría de su literatura, sobre todo en su poesía.

 

Recuerdo estos nombres: Claribel Alegría; Juan Cotto, quien vivió mucho tiempo en México y aquí murió; Alfredo Espino; el gran Pedro Geoffroy Rivas, tan estrechamente ligado a nuestro país; Claudia Lars, muerta no hace mucho y quien también estuvo entre nosotros; Hugo Lindo, también con muchos lazos con México y sus escritores; Salvador Salazar Arrué, el gran Salarrué; y luego los más jóvenes: el increíble Álvaro Menén Desleal, de quien tengo un par de anécdotas que valen oro; Ítalo López Vellecillos; Manilo Argueta; Roberto Armijo; José Roberto Cea; Alfonso Quijada Urias; y Roque Dalton…

 

Pues el cuarto párrafo empieza así:

 

“El Ejército Revolucionario del Pueblo fue objeto de infiltración enemiga por medio del salvadoreño Roque Dalton, quien militó durante un tiempo en nuestra organización revolucionaria y quien estaba colaborando con los aparatos secretos del enemigo (…) Roque Dalton fue detectado, capturado y fusilado por las fuerzas del ERP.  Existen innumerables pruebas de su labor traidora en el seno de la organización (…)

 

Son siete los párrafos de este volante y cada uno de ellos es tan sospechoso como el total.  Un examen superficial nos revela ciertos detalles; un análisis más cuidadoso resulta inquietante.

 

No hace mucho, hice un “Deslinde”, sobre la forma como los soldados guatemaltecos habías asesinado a Huberto Alvarado, poeta, ensayista y patriota.  Huberto no tenía militancia en el campo.  Era un hombre que batallaba con otros medios.  Pero lo asesinaron vilmente.

 

Quienes conocimos a Roque Dalton, sabemos que era un hombre incapaz de traicionar.

 

El volante que tengo en la mano merece un breve examen, porque esa no es la forma en que escriben los revolucionarios.

 

Me atrevo a afirmar lo siguiente: Roque Dalton, mi Roquito, como le decía yo, no fue fusilado por las fuerzas del ERP, que él había fundado.  Roque Dalton fue asesinado por las fuerzas secretas de la CIA que operan en El Salvador.

 


 

 


 

R. Dalton, asesinado

 

 

En su volante, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de El Salvador, dice lo siguiente: “El Ejército Revolucionario del Pueblo fue objeto de infiltración enemiga por medio del salvadoreño Roque Dalton (…)”.

 

Se supone que el volante está dirigido al pueblo salvadoreño, luego entonces debemos pensar que en todo El Salvador no hay una sola persona que no supiera que el poeta Roque Dalton era salvadoreño.

 

Pero debo insistir en el acento de vanagloria y jactancia de todo el comunicado.  También suena falso eso de “las masas populares”, y resulta impropio de un revolucionario que hace un comunicado decir “asesinando a revolucionarios en crímenes…”.

 

Eso de que “los revolucionarios salvadoreños ya dejamos atrás el tiempo en el que la policía secreta y la CIA actuaban sin ser detectadas…”, es una presunción intolerable.

 

“Roque Dalton fue detectado, capturado y fusilado (…)”.

 

Entre las diversas formas de conjugar los verbos detectar e infiltrar, este “Ejército Revolucionario del Pueblo” ha dado una pésima impresión de pobreza, de cinismo y de arrogancia.  Sobre todo de arrogancia, posición nada característica de un verdadero revolucionario.

 

“Fusilado” Roque Dalton por este inexistente “ERP”, “el enemigo ha reaccionado rabiosamente con los rastrillos, los cercos, los bloqueos de carreteras y más refinadamente (¿?) tratando de confundir a los sectores populares, publicando volantes y difundiendo rumores en nombre del ERP”.  Lo cual es cierto, uno de esos volantes es este que tengo a la mano, donde, repito, se habla del fusilamiento del gran poeta y ensayista salvadoreños Roque Dalton como si fuera un Juan Pérez cualquiera.

 

En el diario La Prensa, de Managua, en cable fechado en San Salvador el 31 de mayo (cable de ACAN-EFE), se advierte que el comunicado no dice “cuándo y dónde se había llevado a cabo la ejecución” de Roque Dalton.

 

Se pone en duda la veracidad del comunicado y se dice que muchos escritores “emplazan al Estado Mayor del ERP para que concretice la acusación, en el sentido de que Dalton era un agente infiltrado en esa organización (…)”.

 

En el mismo cable se hace saber que el periódico salvadoreño clandestino Por la Causa Proletaria, editado por la Resistencia, al parecer brazo político del ERP, “acusa de asesinos a unos disidentes de esa agrupación y los señala como responsables de la muerte del escritor (…)”.

 

En El Salvador se impone la sensatez: muchos de los entrevistados evaden responder “porque el caso está muy confuso”.  De acuerdo, pero “otros aceptan la posibilidad de que algún sector del ERP, con el cual el escritor pudo entrar en contradicción, lo eliminara, pero se niegan a creer que fuera un agente infiltrado en las filas revolucionarias”.

 

¿Alguien sabe cómo y a qué horas funciona la CIA?  Opera comprando a la gente.  Nada extraño sería que hubiera comprado y bastante barato a algunos de los “disidentes”.

 

Roque Dalton asesinado, el ERP vergonzosamente desprestigiado y escindido.

 

El triunfo parcial de la CIA es indiscutible.

 


 

 


 

Roque Dalton

 

 

Después de algunos “Deslindes” de ¿mayo? dedicados al poeta salvadoreño Roque Dalton, canallescamente asesinado en su propia patria por una partida de “revolucionarios”, ya no tuve mayores noticias.  Las  pocas que había utilizado, llegaron de Nicaragua.  Poco después, en la publicación Guatemala and Central American Report, editada en Berkley, California, por los “American Friends of Guatemala” (julio, número 7), veo una página, la 9, dedicada a Roquito: “El Salvador: muerte de un revolucionario”, y la nota viene fechada en El Salvador, en junio.  Se da más o menos la misma información que yo recogí de La Prensa, de Managua, y se reproducen, en inglés, algunos poemas breves de aquel que fuera magnífico muchacho, bravo y bien preparado revolucionario, poeta ganador de numerosos premios (el de Casa de las Américas, La Habana, en 1969) y, en suma, un hombre entero incapaz de traicionar una causa.

 

Entre los poemas breves, aquel que dedicó al brujo y multiasesino de campesinos Maximiliano Hernández Martínez:

 

 

         Dicen que fue un buen Presidente

         porque repartió casas baratas

         a los salvadoreños que quedaron…

 

En México no se supo nunca nada.  No se publicó ni una sola línea, y los escritores amigos de Roque y, en general, los escritores progresistas (los otros son los elitistas, los torremarfilinos de mírame y no me toques y no me metas en tus líos de izquierda), los escritores relevantes en la dimensión latinoamericana, se enteraron de la muerte de Roque por los “Deslindes” publicados aquí, en Diario de México.

 

El asesinato se cometió el 10 de mayo de 1975.

 

Muchos esperamos con ansia, con inquietud, una confirmación decisiva.  ¿De dónde? ¿De El Salvador? No.  Del país donde Roque Dalton realizó una gran labor literaria: de Cuba, y precisamente del sitio donde él trabajó como sé y sabemos que se trabaja allí: de la Casa de las Américas.  Finalmente de La Habana llegó el cable: la Casa de las Américas confirmaba la muerte, el asesinato de Roque.  Pero el cable dice con claridad que la Casa se había negado a dar crédito a los rumores sobre la muerte del poeta, “compañero y amigo”.  Ahora, la Casa de las Américas, la nobilísima institución que tan bien nos ha recibido a todos los escritores, confirmaba que Dalton fue “cobardemente ultimado” por una minúscula fracción de la organización revolucionaria en que militaba, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de El Salvador (…)”.

 

Quienes conocimos bien a Roque, nunca dudamos de él; quienes lo conocieron mucho mejor, saben que su fidelidad era total y desinteresada.  En Cuba quedaron su esposa y sus hijos, y el poeta marchó a su patria a combatir.  Un grupúsculo de torpes lo asesinó.

 

Pero dice muy bien Casa de las Américas.  Esos “ajusticiadores” salvadoreños “han prestado al enemigo un servicio impagable (…)”.