Poeta “ajusticiado”
Esta hoja mimeografiada no trae
fecha de expedición. Se trata de un “Comunicado del Ejército
Revolucionario del Pueblo, ERP”, y después de un apretado texto
a renglón seguido sesenta líneas, más o menos, un lema, “Vencer
o Morir”, y “Estado Mayor del Ejército Revolucionario del
Pueblo, ERP”.
El primer párrafo tiene un cínico
acento de vanagloria; dice que el ERP “acaba de salir victorioso
de uno de los ataques más peligrosos que lanza la tiranía y el
imperialismo…” Luego, una mención a la CIA.
Más vanagloria en el segundo
párrafo: que ya no es fácil que la policía secreta y la CIA
eviten ser detectadas.
Mucha más jactancia en el tercer
párrafo y, amigos, entramos en el cuarto párrafo. Pero hay que
aclarar dónde estamos: estamos en territorio de la República de
El Salvador, el país más pequeñito de la América Central,
limitado por Guatemala, Honduras y el Pacífico. Su población no
llega a los cuatro millones, pero El Salvador se ha significado
en los últimos años por la elevada categoría de su literatura,
sobre todo en su poesía.
Recuerdo estos nombres: Claribel
Alegría; Juan Cotto, quien vivió mucho tiempo en México y aquí
murió; Alfredo Espino; el gran Pedro Geoffroy Rivas, tan
estrechamente ligado a nuestro país; Claudia Lars, muerta no
hace mucho y quien también estuvo entre nosotros; Hugo Lindo,
también con muchos lazos con México y sus escritores; Salvador
Salazar Arrué, el gran Salarrué; y luego los más jóvenes: el
increíble Álvaro Menén Desleal, de quien tengo un par de
anécdotas que valen oro; Ítalo López Vellecillos; Manilo Argueta;
Roberto Armijo; José Roberto Cea; Alfonso Quijada Urias; y Roque
Dalton…
Pues el cuarto párrafo empieza
así:
“El Ejército Revolucionario del
Pueblo fue objeto de infiltración enemiga por medio del
salvadoreño Roque Dalton, quien militó durante un tiempo en
nuestra organización revolucionaria y quien estaba colaborando
con los aparatos secretos del enemigo (…) Roque Dalton fue
detectado, capturado y fusilado por las fuerzas del ERP.
Existen innumerables pruebas de su labor traidora en el seno de
la organización (…)
Son siete los párrafos de este
volante y cada uno de ellos es tan sospechoso como el total. Un
examen superficial nos revela ciertos detalles; un análisis más
cuidadoso resulta inquietante.
No hace mucho, hice un
“Deslinde”, sobre la forma como los soldados guatemaltecos
habías asesinado a Huberto Alvarado, poeta, ensayista y
patriota. Huberto no tenía militancia en el campo. Era un
hombre que batallaba con otros medios. Pero lo asesinaron
vilmente.
Quienes conocimos a Roque Dalton,
sabemos que era un hombre incapaz de traicionar.
El volante que tengo en la mano
merece un breve examen, porque esa no es la forma en que
escriben los revolucionarios.
Me atrevo a afirmar lo siguiente:
Roque Dalton, mi Roquito, como le decía yo, no fue fusilado por
las fuerzas del ERP, que él había fundado. Roque Dalton fue
asesinado por las fuerzas secretas de la CIA que operan en El
Salvador.
R. Dalton, asesinado
En su volante, el Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP) de El Salvador, dice lo
siguiente: “El Ejército Revolucionario del Pueblo fue objeto de
infiltración enemiga por medio del salvadoreño Roque Dalton
(…)”.
Se supone que el volante está
dirigido al pueblo salvadoreño, luego entonces debemos pensar
que en todo El Salvador no hay una sola persona que no supiera
que el poeta Roque Dalton era salvadoreño.
Pero debo insistir en el acento
de vanagloria y jactancia de todo el comunicado. También suena
falso eso de “las masas populares”, y resulta impropio de un
revolucionario que hace un comunicado decir “asesinando a
revolucionarios en crímenes…”.
Eso de que “los revolucionarios
salvadoreños ya dejamos atrás el tiempo en el que la policía
secreta y la CIA actuaban sin ser detectadas…”, es una
presunción intolerable.
“Roque Dalton fue detectado,
capturado y fusilado (…)”.
Entre las diversas formas de
conjugar los verbos detectar e infiltrar, este “Ejército
Revolucionario del Pueblo” ha dado una pésima impresión de
pobreza, de cinismo y de arrogancia. Sobre todo de arrogancia,
posición nada característica de un verdadero revolucionario.
“Fusilado” Roque Dalton por este
inexistente “ERP”, “el enemigo ha reaccionado rabiosamente con
los rastrillos, los cercos, los bloqueos de carreteras y más
refinadamente (¿?) tratando de confundir a los sectores
populares, publicando volantes y difundiendo rumores en nombre
del ERP”. Lo cual es cierto, uno de esos volantes es este que
tengo a la mano, donde, repito, se habla del fusilamiento del
gran poeta y ensayista salvadoreños Roque Dalton como si fuera
un Juan Pérez cualquiera.
En el diario La Prensa, de
Managua, en cable fechado en San Salvador el 31 de mayo (cable
de ACAN-EFE), se advierte que el comunicado no dice “cuándo y
dónde se había llevado a cabo la ejecución” de Roque Dalton.
Se pone en duda la veracidad del
comunicado y se dice que muchos escritores “emplazan al Estado
Mayor del ERP para que concretice la acusación, en el sentido de
que Dalton era un agente infiltrado en esa organización (…)”.
En el mismo cable se hace saber
que el periódico salvadoreño clandestino Por la Causa
Proletaria, editado por la Resistencia, al parecer brazo
político del ERP, “acusa de asesinos a unos disidentes de esa
agrupación y los señala como responsables de la muerte del
escritor (…)”.
En El Salvador se impone la
sensatez: muchos de los entrevistados evaden responder “porque
el caso está muy confuso”. De acuerdo, pero “otros aceptan la
posibilidad de que algún sector del ERP, con el cual el escritor
pudo entrar en contradicción, lo eliminara, pero se niegan a
creer que fuera un agente infiltrado en las filas
revolucionarias”.
¿Alguien sabe cómo y a qué horas
funciona la CIA? Opera comprando a la gente. Nada extraño
sería que hubiera comprado y bastante barato a algunos de los
“disidentes”.
Roque Dalton asesinado, el ERP
vergonzosamente desprestigiado y escindido.
El triunfo parcial de la CIA es
indiscutible.
Roque Dalton
Después de algunos “Deslindes” de
¿mayo? dedicados al poeta salvadoreño Roque Dalton,
canallescamente asesinado en su propia patria por una partida de
“revolucionarios”, ya no tuve mayores noticias. Las pocas que
había utilizado, llegaron de Nicaragua. Poco después, en la
publicación Guatemala and Central American Report,
editada en Berkley, California, por los “American Friends of
Guatemala” (julio, número 7), veo una página, la 9, dedicada a
Roquito: “El Salvador: muerte de un revolucionario”, y la nota
viene fechada en El Salvador, en junio. Se da más o menos la
misma información que yo recogí de La Prensa, de Managua,
y se reproducen, en inglés, algunos poemas breves de aquel que
fuera magnífico muchacho, bravo y bien preparado revolucionario,
poeta ganador de numerosos premios (el de Casa de las Américas,
La Habana, en 1969) y, en suma, un hombre entero incapaz de
traicionar una causa.
Entre los poemas breves, aquel
que dedicó al brujo y multiasesino de campesinos Maximiliano
Hernández Martínez:
Dicen que fue
un buen Presidente
porque repartió casas
baratas
a los salvadoreños que
quedaron…
En México no se supo nunca nada. No se publicó
ni una sola línea, y los escritores amigos de Roque y, en
general, los escritores progresistas (los otros son los
elitistas, los torremarfilinos de mírame y no me toques y no me
metas en tus líos de izquierda), los escritores relevantes en la
dimensión latinoamericana, se enteraron de la muerte de Roque
por los “Deslindes” publicados aquí, en
Diario de México.
El asesinato se cometió el 10 de
mayo de 1975.
Muchos esperamos con ansia, con
inquietud, una confirmación decisiva. ¿De dónde? ¿De El
Salvador? No. Del país donde Roque Dalton realizó una gran
labor literaria: de Cuba, y precisamente del sitio donde él
trabajó como sé y sabemos que se trabaja allí: de la Casa de las
Américas. Finalmente de La Habana llegó el cable: la Casa de
las Américas confirmaba la muerte, el asesinato de Roque. Pero
el cable dice con claridad que la Casa se había negado a dar
crédito a los rumores sobre la muerte del poeta, “compañero y
amigo”. Ahora, la Casa de las Américas, la nobilísima
institución que tan bien nos ha recibido a todos los escritores,
confirmaba que Dalton fue “cobardemente ultimado” por una
minúscula fracción de la organización revolucionaria en que
militaba, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de El
Salvador (…)”.
Quienes conocimos bien a Roque,
nunca dudamos de él; quienes lo conocieron mucho mejor, saben
que su fidelidad era total y desinteresada. En Cuba quedaron su
esposa y sus hijos, y el poeta marchó a su patria a combatir.
Un grupúsculo de torpes lo asesinó.
Pero dice muy bien Casa de las
Américas. Esos “ajusticiadores” salvadoreños “han prestado al
enemigo un servicio impagable (…)”.
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