No quiero agobiar al lector con el curriculum vitae de Bernardo Chandía Fica, otros se encargarán de escribirlo.
Sin embargo, y contradiciéndome, puedo decir de él:
Bernardo fue director y colaborador de la Sociedad de Escritores de Chile. Colaborador del periódico El Siglo. Sus trabajos han sido incluidos en revistas y antologías de Chile y del extranjero. Entre sus libros publicados figuran: Nadie Está a Salvo (1992); Furo el Poeta (comic, 1993); Último Barrio (1995); Evocaciones de un Dios Cansado (1998); Las Azoteas del Miedo (1999); Bitácora de los Vencedores (2000). Recibió el premio Fundación Pablo Neruda en 1999. |
Sólo puedo agregar íntimamente, parafraseando al poeta lusitano Fernando Pessoa, que hay dos fechas: la de tu nacimiento y la de tu muerte, todos los demás días son tuyos. |
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EN EL PRINCIPIO.
Inclinen la cabeza, nos decían, saluden a los perfectos, a los dueños del fuego y la tierra, glorifiquen a quienes nos protegen del hambre y del caos.
Pero sólo querían nuestra inocencia.
Lo verdaderamente original era morir de un violento amor y vivir amaestrando sombras.
ÚLTIMO BARRIO.
Fuimos los últimos y debemos agradecer.
Los últimos en jugar a la pallalla en estirar nuestras manos para medir la cuarta.
El sueño de Ícaro brillaba en nuestras pupilas, la espera de la nieve nos hacía impacientes.
El tombo, la pinta y la escondida, patadas y combos en la pichanga. Últimos de pandilla sana, construimos carretones blindados, soñamos con zapatillas de moda.
Y no debemos ilusionarnos. Atrás nadie viene, nadie nos sigue los pasos excepto un leve zumbido que se acerca y se aleja, cauteloso, esperando.
(Del libro Último Barrio) |
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RABIA. Rabia turbia de intestinos y huesos cayendo como río por las narices, levantando labios, sacando afilados dientes, rabia de perro maltratado de paloma hambrienta. Rabia muerta y resucitada siempre que no tiene fin porque es de adentro con sangre en los dedos, en la frente, rabia por no tener más rabia y estrangular el silencio.
Vivir pero vivir con la rabia más violenta trizar vidrios torcer la espalda hacer doler el cerebro. Una rabia puta acostándose con otras rabias deshaciendo catres y colchones grasientos.
Rabia transpirada gota a gota para beberla con la sed de todos los amigos. Arcada rabiosa por los besos equivocados, las fingidas caricias, los amores tibios, eso, una rabia hermosa y desquiciada por ser la mejor rabia la valiente que saca aplausos recordándome a cada momento y en cualquier instante que soy digno para seguir viviendo.
SON SÍLABAS ABIERTAS TUS PALABRAS.
A veces la ilusión espera años para que un buen día la aprieten como una polilla entre los dedos.
(Del libro Evocaciones de un Dios Cansado) |
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LOS NORMALES.
A quién se le ocurre que luego de dos semanas de tanta noche larga y días cortos de tanto vino y pan amasado todos volveremos a ser normales.
CANSANCIO.
Llega un momento en que nos dicen viejos necesitamos ayuda sicológica prepararnos para la muerte: los brazos cansan duelen las piernas estamos solos.
Nadie imagina lo terrible de ser viejo antes de ser joven.
VETERINARIOS.
Si fuimos la generación castrada hay que reconocer que muy mal nos castraron.
Pudimos ser mansos como bueyes o arremeter como toros buenas razones tuvieron para temernos.
PARA TERMINAR.
No nos enseñaron a pedir limosna hubo que aprenderlo y toser con fuerza entre harapos.
Luego sonreír para la fotografía agradecer la pensión de gracia y sobrevivir esperando la muerte.
(Del libro Nadie Está a Salvo) |
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Cómo evitar que sufras, Bernardo. Acaso pidiendo prestadas escaleras a una saeta popular. Tomo tu mano en silencio. No puedo desde mi mortalidad sentir en mis entrañas algo de tu sufrimiento. Toda la ciencia de los hombres no pudo con una muerte demasiado joven que se enamoró de ti, poeta. |