A N T O L O G Í A   E S E N C I A L

Y   O T R O S   P O E M A S


p o r   M i g u e l   M o r e n o   D u h a m e l

 


Antología esencial y otros poemas

(1974 - 2005)

Ulises Varsovia

Antología Myrtos de poesía

Myrtos Asociación Cultural

España, 2006

162 páginas.


 

Ulises Varsovia, poeta porteño nacido en 1949 que actualmente reside en Suiza donde se desempeña como docente en la Universidad de San Gall, entrega en el libro "Antología esencial y otros poemas (1974-2005)" una muestra de su amplia y muy fecunda creación literaria.  

 

Varsovia a pertenecido al mundo de la poesía desde su adolescencia.  En 1972 publicó un modesto cuadernillo de circulación restringida entre sus amigos, titulado "Sueños de Amor".  Pero la vida de desarrollo personal y trabajo para conseguir el sustento hizo que fuera postergando su incursión en el papel impreso.  Los estudios, el trabajo y el amor debieron asentarse antes de que el vendaval de palabras pudiese habitar en la creación de los versos; pero esto no significó que el escritor guardara un completo silencio creativo, no, Varsovia en tanto mantenía un ojo atento, un espíritu libre y un paso constante escribiendo y corrigiendo su literatura.  Desempeñó la docencia en la Universidad Católica de Valparaíso y en la Universidad de la Frontera, en Temuco.

 

En 1982 se casó con Claire Frei, profesora suiza y pocos años después parte a doctorarse a Alemania.  

 

Desde 1992, cuando publicó su poemario español-alemán "El otoño en San Gall", retomó su labor literaria.  ¡Y vaya manera de hacerlo!.  Varsovia es un escritor prolífico, ha publicado más de 22 libros de poemas en distintas editoriales y en la propia llamada "Capitanía", es constantemente reseñado en distintas páginas web y su trabajo ha sido recogido en diversas antologías y revistas literarias de Hispanoamérica, Francia, Italia, Canadá y Estados Unidos.  También escribe artículos de opinión y ha incursionado en la novela.

 

Reconoce que posee distintas influencias, entre ellas menciona a Rilke, Hesse, Tagore, Rimbaud, Vallejo, Pablo de Rokha y Pablo Neruda.  

 

Es difícil reseñar un trabajo tan amplio que abarca  buena parte de la vida de una persona, porque se nota que en los versos de Varsovia es la vida la que circula con todas sus maravillas e inconvenientes, con sus penas y sus dulzuras.  Es lo que el poeta ve y siente en la piel y en el alma lo que le lleva a escribir.  Digo esto, no como un mérito, sino como una simple constatación de los temas que incluye, ya que, a mi modo de ver la poesía, el tema es en sí irrelevante en relación a la construcción de un poema:  tanto se puede escribir un pésimo poema sobre el amor o los derechos humanos (temas muy importantes) como un excelente poema sobre un alfiler o un caldillo de congrio, remitiéndonos a Neruda y sus famosas "Odas elementales".  Por otro lado no todo es técnica, sino seríamos simples escribidores, máquinas de tipeo que funcionan en serie y en serio, pero nada parecido a un poeta, aquel que posee la capacidad de reconocer las cosas que suelen pasar desapercibidas y que le dan de empujones al movimiento rotatorio de la tierra.

 

Varsovia, como ya dije, tiene un ojo atento y suficiente corazón como para escribirlo.  A su lado mi letra tiene muchos años aún que caminar, por eso la demora que me ha significado escribir esta reseña, donde quiero ser sincero y justo en mi parecer con la prolífica entrega de este artista.

 

Como se advierte por su título, esta antología esencial incluye poemas escritos entre 1974 y 2005.  En ellos se puede ver un cuerpo constante en la manera de escribir de Varsovia, aún desde los textos más antiguos, y esto es: poemas de mediana extensión, divididos en estrofas de verso libre más cercanos a un modo reposado y descriptivo.  Alejado de los hiperbólicos saltos de la experimentación lírica, Varsovia ocupa la página del modo tradicional que se espera ver en un poema.  Advierto una constante inclinación por los epítetos, algunos casi en exceso que habitan cada verso de una estrofa; o un natural uso de las aliteraciones, cualidad que, como dice Armando Uribe, permite nuestro idioma y que ha dado unos inteligentes y exquisitos juegos de palabras.

 

Su tono y forma son más bien nerudianos, lo que no extraña ya que él mismo reconoce al gran Pablo como uno de sus importantes referentes literarios.

 

¿A qué le canta Varsovia?  Son muchos los motivos de sus poemas, pero he seleccionado algunos que particularmente han llamado mi atención.

 

Varsovia le canta a la tierra natal que advierte ahora de lejos.  En el texto "Planimetría" incluido en el libro de 1999 "Madre Oceánica" la descripción del paisaje y el uso de las palabras hace que el poema se asemeje a esas casas racimo que se descuelgan desde los cerros de Valparaíso.

 

Fuera de tu destartalada 

planimetría, Valparaíso,

fuera de la demencia

de tus calles rotas,

torcidas, quebrantadas,

inclinadas sobre el mar

con su enferma arquitectura

de casas retorcidas

en osados alardes,

 

fuera de tu geografía

desquiciada por remezones

de iracundas placas terrestres

elevando tus promontorios,

 

fuera de tus calles grotescas

desvinculando los vientos

en su cardinal desorden,

 

fuera, Valparaíso,

de tus conductos perdidos,

extraviados en la fatiga

de tus cerros extenuantes,

en tu mágica orografía,

amado puerto en brumas

en el final de los mares,

 

fuera de la disposición

de tus direcciones rotas

por tempestades y vientos,

por terremotos meciendo,

remeciendo y estremeciendo 

tu volumen disgregado,

 

fuera de tu caótico desorden

de casas clavadas

al azar de las rutas

abiertas por el viento,

 

nada más, nada más,

nada más, Valparaíso,

que un anárquico conglomerado

de casas equilibrando

su infernal arquitectura

en el embate marino,

en los ruidos oceánicos

estremeciendo el aire, dotando

de un orden atroz tu desorden,

de mágica disciplina

tu indisciplinada planimetría.

 

(Planimetría, de "Madre Oceánica" de 1999)

 

Varsovia le canta a la casa que se quedó en esa tierra natal, a la madre que vive en ella y en el recuerdo del poeta que, como un hijo pródigo, no sabe cómo enfrentársele de nuevo después de estar alejado una larga jornada.

 

Cuando vuelva a casa

Madre me abrirá la puerta,

y quedará frente a mí

como una estatua viviente.

 

¿Qué le diré a Madre

cuando vuelva a casa

y me abra la puerta?

 

Y me besará la frente,

y me apretará las manos

y me mirará en los ojos

con sus ojos de niebla.

 

Y tocará mis mejillas,

y girará en torno a mí

palpando mis ropas,

sacudiendo el polvo.

 

Madre me abrirá la puerta,

y en sus labios muertos

todas las lenguas terrestres

se agolparán gritando.

 

¿Pero qué le diré a Madre

cuando vuelva a casa

y me abra la puerta?

 

(Cuando vuelva a casa, de "Indumentaria" de 1998)

 

El poema que cierra esta antología, fechado en 2005 y que aparece sólo en este libro, es un grito rabioso, una declaración para destruir lo establecido como lo haría una tropa de ladrones, un grito furibundo, pero literariamente bien estructurado.

 

De un sólo grito derribar las torres,

de un grito los grandes portones

y entrar a saco con mis maleantes,

entrar a saco con mis secuaces,

romper, hacer saltar en pedazos

los códigos, las cajas fuertes,

los seguros de los accesos,

las cárceles, los campamentos,

los cuarteles de policía.

 

Entrar a saco profiriendo

amenazas, gritos, vituperios,

acorralarlos a latinazgos

en bibliotecas, catedrales,

escuelas, iglesias, academias,

ministerios y universidades.

 

desvalijar los monasterios,

arrancarles su rico tesoro

de inestimables obras de arte,

de irreproducibles infolios,

penetrar en el consistorio

a caballo, enarbolando lanzas,

pisoteando títulos y apellidos.

 

De un solo grito profanatorio

hacer temblar estatuas y altares,

columnas de mármol, relicarios,

arquitrabes, sólidas murallas,

 

conmover dinastías palacios,

estirpes reales, principados,

guardias pretorianas, ejércitos,

sagrarios, hostias, teofanías.

 

De un grito, de iras entrelazadas,

de un puño acústico retumbante,

derribando muros y naciones,

entrando a saco con mis proscritos,

saquear sus magníficas ciudades,

sus bibliotecas riquísimas,

sus catedrales de pórfiro.

 

(Ira, noviembre de 2005, de Antología esencial y otros poemas de 2006)

 

Esbozo del mundo de Ulises Varsovia, un mundo que está abierto para ser visitado y leído.  La invitación está hecha.

 

Miguel Moreno Duhamel.

Santiago de Chile, Otoño de 2010.