17 Haikus. "El Templo Pertenece a las Ramas"
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Ser parte de la naturaleza.
Observar hasta el éxtasis cada uno de sus detalles.
Cuando la lluvia cae suavemente sobre las hojas de los helechos y el viento de invierno se esconde en el bosque de bambú; o cuando el traquetear de los insectos despierta de pronto al maestro zen dejándolo en una noche íntima, sólo para él y el humilde crisantemo. En la forma de sus pétalos se encierra el significado de la vida. Allí puede continuar el "sermón de la flor".
Tal es el Haiku tradicional japonés.
Originado hacia el siglo XVI, este poema breve entrega visiones instantáneas, anécdotas si se quiere, pero nunca deja de ser una obra completa.
Sujeto el poema a 17 sílabas, siempre en el estricto orden 5-7-5, este exigente envase lírico no utiliza la rima, aunque las traducciones al castellano abusen de ella. El Haiku, por su brevedad, es un desafío de síntesis y profundidad al que se somete el poeta.
Matsuo Basho (1644-1694), considerado el más importante autor de haikus, ha dejado la siguiente definición del poema: "Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento". ¿Es, entonces, una poesía sencilla?. Esa justamente puede ser la principal dificultad que ofrece esta escritura a la analítica forma de pensar que tiene el occidental. El Haiku es una poesía que no racionaliza, sino que sugiere; donde más importante que comprenderla es intuirla. |
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B a s h o
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Luna llena de otoño, he vagado toda la noche alrededor del lago.
Este camino nadie lo recorre ya, salvo el crepúsculo.
La primavera pasa, lloran los pájaros y son lágrimas los ojos de los peces.
Para ver las flores he venido, bajo ellas dormiré sin sentir el tiempo.
Sólo soy un hombre comiendo su sopa ante la flor del Agasajo.
Este mismo paisaje; oye el canto y ve la muerte de la cigarra.
¿La nieve que cae es otra este año?
Un ruido dulce interrumpe mi sueño. Gotas de lluvia sobre el follaje. |
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Habiendo caído las flores del cerezo, el templo pertenece a las ramas. |
Buson
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Issa
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Humildemente gorrión, apártate, apártate, pasa el señor caballo.
Junto al ruiseñor, ya que parto -cuida mi casa- caracol. |
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Es una lástima cortarla, es una lástima dejarla, ¡ah, esta violeta! |
Naojo
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Ryota
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No dijeron palabra, el anfitrión, el invitado, y el blanco crisantemo. |
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Cuando miré hacia atrás, el hombre que pasó se había perdido en la niebla. |
Shiki
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Hakusen
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Fui por la noche a arropar a mis hijos dormidos, y oí las olas del mar. |
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Quién será que de lejos vino a rezar a esta tumba y apenas rezó. |
Hiroshi
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Koyu-Ny
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Las flores han caído, ahora nuestras mentes están tranquilas. |
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