S I G N O   D E   L O S   T I E M P O S

D E   P A U L I N A   C O R R E A

p o r   J o s é   D u h a m e l


 

 

 

 

Es amarga la realidad y por eso queremos maquillarla tanto hasta que se asemeje lo más posible a eso que llamamos éxito.


 

Baile de máscaras

 

Quizás, alguna vez hemos asistido a un baile de máscaras.  La invitación suele contener los requisitos para la asistencia: se indica el dress code, la temática, hasta el tipo de máscaras que se permite usar.  De alguna forma ese evento se convierte en una reunión homogénea, donde todas las personas son iguales, donde el conversar con otro, al que no eres capaz de identificar, se transforma en una excitante aventura con lo desconocido, pero siempre en un ambiente controlado.  Esa reunión sin rostro nos hace idénticos unos con otros.  Pero también oculta las infinitas realidades que hay bajo los antifaces, bajo las caretas.  Esas personas que emiten sonidos en frecuencias similares, que parecen un zumbido de afanosas abejas alimentando a la reina que está en la cámara principal del panal, todas esas personas están a punto de estallar.  No pueden más con las apariencias, con el estatus, con la inmensa presión de mantenerse en la competencia de una carrera que anhelan ganar.  Ese es el reflejo de esta sociedad chilena donde campea el neoliberalismo y es lo que encontramos en las páginas del libro “Signo de los tiempos” de Paulina Correa.

 

Al movernos por sus páginas nos enfrentamos a 22 relatos que se desarrollan en la gran urbe, la misma que habitamos y sobrevivimos.  Los personajes de estos cuentos en su mayoría son exitosos, con un cotidiano en curso, con familias, con amores.  Del trabajo al idílico estilo de vida que se desarrolla en el departamento.  Muchos son incólumes miembros de la política nacional.  Gente de partido.  Hombres y mujeres que lucharon por la vuelta a la democracia, la que estaba llena de esperanzas y que la Concertación de partidos pronto se preocupó de convertirla en una carcasa de papel.

 

Las caretas no son lo suficientemente firmes como para impedir que el colapso reviente a los personajes que, sinceramente, son más bien personas que sí existen en la realidad.  Entonces, cuando no se puede más vivir en la mentira, las vueltas de tuerca que van desde la estafa hasta el suicidio parecen ser las llaves correctas para salir de tanta asfixiante apariencia.  En la mayoría de estos cuentos se puede ver este hilo conductor, este “Signo de los tiempos” como bien reza el título de uno de ellos y del libro mismo.  Somos una sociedad de winers rascas, de seres vivos que no les importa pasar a llevar a los demás hasta en los más mínimos gestos. De gente mentirosa, de arribistas, de acomodados que se arriman al mejor árbol disponible aunque este sea un miserable y raquítico arbusto brillando en sus cinco minutos.  Chile quiere ser exitoso.  Vende la apariencia del desarrollo económico, de un alto ingreso per cápita, donde puedes lograr lo que alguna vez se llamó el “sueño americano”, pero en versión penca, shilena.  Y este éxito que la famosa clase media pretende haber logrado, sumergida en deudas, nos hace olvidar que la mitad de la gente que vive en este país tiene una remuneración igual o inferior a $ 350.000 mensuales, algo más de 500 dólares, para que me entiendan los economistas.

 

Es amarga la realidad y por eso queremos maquillarla tanto hasta que se asemeje lo más posible a eso que llamamos éxito.  Esto es lo que encontré en el libro de Paulina Correa y es lo que me hace apreciarlo como valioso.  Además, el tiempo que conozco a la autora, me ha demostrado que es un gran ser humano, una persona de verdad, con una base política y filosófica para enfrentar la vida y para escribir lo que escribe de esta manera, como un gancho al mentón, como sugiere Cortázar y que acertadamente cita Jorge Calvo en las palabras del prólogo.

 

A riesgo de ser un spoiler, hay dos cuentos que se alejan de la línea citada y es en donde me parece encontrar a la verdadera Paulina Correa.  Uno de ellos es “De familia” donde me conmovió esa imagen de gente que golpeaba la puerta de la casa de la infancia pidiendo algo para comer y la de la abuela saliendo con un poco de pan, porque no había nada más que compartir, pero se compartía.  En mi niñez, también llegó la pobreza a golpear la puerta de la casa y sólo había  pan.  Ahora, generalmente miramos con desprecio al desamparado y pasamos de largo.  El otro cuento es “Belleza”.  El relato sobre una joven de 13 años, fea para el común de la gente, incluso para su madre que decide llevarla a una peluquería para teñirle el pelo y aclarar su morenidad, ponerla rubia.  Pero no resulta y sus compañeras de colegio saltan en burlas contra ella y su nuevo aspecto de guarén teñido.  La chica no lo soporta y decide raparse completamente y colgar un par de aros plateados en sus orejas.  En ese momento aprecia su dignidad, su mentón fuerte y altivo, su belleza verdadera.

 


 

 

 

 

 


 

Paulina Correa, escribe  cuento  poesía y teatro.  Formada en los talleres de Pía  Barros  y Camilo Marks, miembro de la Sociedad  de Escritores de Chile.  Ha publicado los libros :  “Cuentos  Incorrectos”; “Historias para  familias normales”; “Cuentos sobre hombres demasiado comunes” y “Cuentos de locura urbana”.  En poesía : “Historia  Marítima para dos”.  Su obra de  teatro “Princesa.  Historia de sangre para  niñas tristes” ha sido montada en el Teatro el Puente de Santiago.

 

"Signo de los Tiempos", Marciano Ediciones, 2018. Cuentos. 126 páginas.

Disponible en Librería TXT de Huérfanos 649, Santiago, Chile.