J O S É   Á N G E L   C U E V A S

U N A   L L O R O N A   E N   C A Í D A   L I B R E


por Eduardo Robledo

 

 

 

Eduardo Robledo, escritor y comunicador social. Nace en Santiago el 9 de agosto de 1963. Estudió Guión Cinematográfico en la Universidad Católica de Chile. En 1992 publica el poemario "AJEDREZ  PARA LAPIDARIO", en el 2002 "EL CABALLO DE LA ERA" y en el 2011 "SIN DAÑO A TERCEROS". Desde 1990 trabajó en Radio Umbral, Nuevo Mundo y radio Universidad de Chile, en programas de carácter cultural, difundiendo especialmente la joven literatura chilena. Ha conducido y producido el ciclo  "TRENES EN LAS LETRAS" de radio Universidad de Chile.


 

 

 

La actuación  "literaria"  de Pepe Cuevas sea, tal vez,  la más particular de una serie de nombres del tarimado  poético nacional, esto a fuerza de una pujanza constante por mostrar desde sus inicios su literario descontento subversivo, con el golpe de estado y la dictadura militar, expresado en latas y nostálgicas  publicaciones narrativas,  ahogadas por continuos excesos descriptivos,  lejanos de una poiesis tan necesaria de escuchar  por la década de los ochenta, leamos de Cuevas : La lluvia envuelve hermanos/ los años caen como ramas secas / Luis Alberto y Elsa fuman ahí tranquilos / (después habrían de irse a Europa partir al exilio)

 

El obseso  de Cuevas   instala una arenga  circunscrita en una circunvalación urbana, coreada y hostigosa,  capaz de generar en el lector un sopor incontenible, salvo en una de sus primeras publicaciones "Introducción a Santiago", 1982, donde hallamos un discurso más concatenado y con trazos poéticos de más voltaje, alejándolo de alguna manera de las otras publicaciones, esmeradas en mostrarnos una realidad axiomática de un país en vela, con el objeto de epatar a través de una crónica monotemática y quebradiza, acentuada por la  ausencia de un predicado que le podría aportar  un poco de ritmo a su efecto narrativo. Es perfectamente posible situar el texto de Cuevas en una gama de autores que vocean interesadamente sobre la trasgresión del género poético, por un cuerpo más descriptivo "o intituladamente coloquial", o sea, "cambio de domicilio", entonces como la casa la llenan otros ocupantes ¿para dónde se larga la poesía? ¿ en que esquina la hemos de encontrar ? ¿entonces  peinada con la guillotina de este tiempo? ¿ dónde  está la poesía, como asunto que nos convoca? ¡Y con respecto de Cuevas, continúo  preguntando perpetuamente lo mismo!… 

 

 

 

Es de todo pertinente y necesario trasuntar en el hito histórico con todas sus implicancias que lo ameriten,  a su vez, es primordial tener en cuenta que el escrito literario articulado desde una contingencia política, resulta de una hoja de azuzado filo, si no se le confiere un delicado tratamiento, de lo contrario el texto no pasará  a la posteridad, como muchas obras que se publicaron preferentemente en la década de los ochenta y que hoy nadie recuerda, inclusive aquellas muy bien blindadas por la critica  ditirámbica  del momento. Cito: Oh, venideros compatriotas:/ que nunca vayan a caer bajo el/ zapato de hierro.

 

 Tal vez, en el caso de Cuevas era necesario defender de alguna manera un texto contestatario que situara las aberraciones de una dictadura en pleno desarrollo,  está demás decir que el crítico, comentarista o amigo, también es un individuo perjudicado por el corte democrático del 73, de ahí el interés por quien se atrevió a describir desde su perspectiva un tramo de este país republicanamente cenizo, cito: Vagan los oficiales y suboficiales de la Defenza nacional con sus recuerdos/ parrillas/ pesadillas a lo largo de los juzgados del crimen/ gritan y niegan su lugar en la verticalidad del mando…

 

 

Pepe Cuevas,  instado por el comentario favorable, creyó que ese era el derrotero temático a seguir,   atiborrándonos con una serie de libros  de un discurso elíptico agotado, que sólo se limita a una muda de época, como una chaqueta de cuero, un pantalón pata de elefante, una famosa moto lambreta, un luminoso digital o un giro de una década pasada, en fin, más que un hablante un transeúnte inspirado en un mapa personal de las calles de Santiago y sus respectivos aderezos, encarnados en bares, prostitutas, personajes noctámbulos de preferencia, amigos borrachos y pendencieros que circundaron a destajo el periplo de Cuevas, cito. …les habla este pobre infeliz y bebedor/ de Mario Manguncia el hambriento/ mi película es presente/ ¿Que querís que te diga? …

 

 

 

Por otra parte, parece patético el hecho de publicitar la imagen de un poeta  marginado por el sistema, cuando los hechos se desdicen del  sempiterno  lloriqueo de este autor personaje, que se le catastra una abultada crítica en importantes medios de comunicación de masas, además de ser beneficiado en cuanto proyecto ha existido en las distintas líneas de concursos de los gobiernos post dictadura, más becas como: Fundación Andes y Neruda, concursos literarios, invitaciones al extranjero, que ha recibido dócilmente sin levantar la voz subversiva contra el sistema.

 

Otra  cenefa efectista o cable a tierra es el de auto citarse Ex - poeta, es fácil creer que esta auto denominación sea el resultado de una concienciación profunda para una verdad,  que lo obliga estar fuera del teclado poético. De todos modos,  Pepe se las ingenia escribiendo eximido del gran peso y responsabilidad que significa hacer retumbar la gran avenida de la poesía.

 

No basta con escribir sobre la memoria de una época, la fisonomía de una ciudad, el detritus de una sociedad decadente, si el convocado más importante (la poesía), se encuentra ausente, como  elemento vital que lo distingue, que lo hace caminar en el irremplazable sentido agojico, como dirección obligada de este género.  Posiblemente esta época, esta ciudad con sus pasajes, murallas y recovecos, atomizarían la mirada estática  de este autor y sus letanías impenitentes,  de un tranvía equivocado que no ha llegado a la estación exigida: "la poesía".